César Costa es una figura emblemática en la historia del rock and roll en México, un artista que marcó una época con su talento, carisma y estilo único.
Sin embargo, detrás de su éxito y fama se esconde una historia llena de desafíos, cambios y una lucha constante por encontrar su verdadera identidad.
Desde sus inicios en la música hasta su consolidación como actor y presentador de televisión, César ha vivido una vida intensa y compleja que pocos conocen en profundidad.
En este artículo, exploramos la vida y carrera de este icónico cantante y actor, así como las dificultades personales que enfrentó a lo largo de su trayectoria.
La llegada del rock and roll a México en los años 60 revolucionó la sociedad, acostumbrada a ritmos más pausados y tradicionales.
Este nuevo género representaba velocidad, rebeldía, libertad y renovación, y fue adoptado con entusiasmo por la juventud.
César Costa, cuyo nombre real es César Antero Roel Schreurs, nació en la Ciudad de México el 13 de agosto de 1941, y desde muy joven mostró un gran interés por la música.
Su formación musical comenzó con el piano y el violín, gracias a la influencia de su madre, Josephine Schreurs, una concertista, pero fue la guitarra la que finalmente conquistó su corazón.
En 1958, César ingresó al grupo musical “Los Camisas Negras”, donde comenzó a explorar el mundo del rock and roll.
La película “Rebelde sin causa” de James Dean fue una gran influencia para la juventud mexicana, incluyendo a César, ya que mostraba una nueva forma de vestir, actuar y pensar.
En ese ambiente de cambio y revolución cultural, César decidió adoptar el nombre artístico con el que sería conocido para evitar problemas con su familia, especialmente su padre, un abogado respetable cuyo apellido paterno era Roel.
Así nació “César Costa”, un nombre inspirado en el arreglista Don Costa, que le permitió separarse de la imagen tradicional de su familia y abrazar su identidad artística.
Durante la década de los 60, César Costa se convirtió en uno de los rostros más reconocidos del rock and roll mexicano, junto a figuras como Angélica María, Enrique Guzmán y Alberto Vázquez.
Su estilo tranquilo y respetuoso contrastaba con la imagen rebelde que se esperaba de un rockero, pero esto no impidió que conquistara a miles de fans con éxitos como “No existe el amor”, “Historia de un amor” y “Besos por teléfono”.
Su voz y carisma lo llevaron también a la pantalla grande, participando en más de diez películas, muchas de ellas basadas en canciones populares de la época.
A pesar del auge del rock, César supo adaptarse a los cambios musicales y sociales, grabando versiones en español de éxitos internacionales y manteniéndose vigente en la industria.
Su capacidad para evolucionar y reinventarse fue clave para prolongar su carrera y mantenerse en el gusto del público por décadas.
En los años 70 y 80, César Costa amplió su carrera hacia la televisión, destacándose como presentador y actor en programas emblemáticos como “La Carabina de Ambrosio” y “Papá Soltero”.
En “La Carabina de Ambrosio”, un programa cómico-musical transmitido por Canal de las Estrellas, César no buscó protagonizar, sino que prefirió ser el “patiño” que permitiera brillar a otros artistas, mostrando su humildad y compromiso con el trabajo en equipo.
“Papá Soltero”, una serie que combinaba humor blanco con temas familiares, fue otro éxito que consolidó su imagen como un artista versátil y querido por el público latinoamericano.
Estas producciones reflejaban también su deseo de ofrecer contenido sano y cercano a la familia, alejándose de la vulgaridad y los excesos que empezaban a dominar otros espacios televisivos.
Además, en la década de los 90, César Costa condujo el programa matutino “Un Nuevo Día”, donde entrevistó a grandes figuras internacionales, lo que le permitió crecer profesionalmente y ampliar su visión del mundo del espectáculo.
A pesar de su éxito profesional, César Costa enfrentó una lucha interna que pocos conocían.
En entrevistas, ha confesado que vivió una vida dividida entre el personaje público y el hombre real, lo que le generó conflictos emocionales y una sensación de insatisfacción.
La fama y la popularidad no fueron suficientes para hacerlo feliz, y fue a través del psicoanálisis que logró entender la delgada línea que separa la realidad de la ficción en la vida de un artista.
Esta búsqueda de identidad y autenticidad fue un proceso difícil, pero necesario para César, quien reconoce que vivir a través de un personaje puede llevar a graves problemas emocionales, incluso a la depresión.
Su experiencia es un reflejo de las dificultades que enfrentan muchos artistas que deben equilibrar su vida personal con las expectativas del público y la industria.
Más allá del entretenimiento, César Costa ha dedicado gran parte de su vida a causas sociales, especialmente en defensa de la niñez y la adolescencia mexicanas.
Desde hace más de 25 años es miembro del Consejo de UNICEF y lleva 15 años como embajador de esta organización, participando activamente en campañas y charlas para mejorar las condiciones de vida de los niños en México.
Durante la pandemia de COVID-19, César se involucró en iniciativas para recaudar fondos y concientizar sobre la importancia del cuidado y la educación de los más pequeños, demostrando su compromiso con un México más justo y humano.
En 2023, César Costa tuvo que enfrentar una situación difícil cuando un video falso que anunciaba su muerte comenzó a circular en YouTube, causando preocupación entre sus seguidores.
Rápidamente, el propio artista desmintió la noticia y pidió apoyo para denunciar el canal que difundió esta información falsa, mostrando su preocupación por el daño que estas mentiras pueden causar.
Actualmente, a sus 83 años, César Costa mantiene un buen estado de salud, aunque se ha alejado de la televisión.
Sin embargo, sigue siendo recordado con cariño por su legado musical y televisivo, y ocasionalmente aparece en público usando sus famosos suéteres, que se han convertido en un símbolo de su imagen.
César Costa es, sin duda, uno de los pioneros del rock and roll en México y un ejemplo de perseverancia, talento y humanidad.
Su historia no solo es la de un artista que conquistó escenarios y pantallas, sino la de un hombre que enfrentó sus propios demonios, buscó su identidad y dedicó su vida a causas que trascienden el entretenimiento.
Su legado perdura en la música, la televisión y en la memoria de quienes crecieron con su voz y su sonrisa, recordándonos que detrás de cada estrella hay una historia compleja y valiosa que merece ser contada y respetada.
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