Sammy Pérez fue un comediante entrañable cuya vida y carrera estuvieron marcadas por la autenticidad, la ternura y una lucha constante contra las adversidades.
Desde sus humildes comienzos en la televisión mexicana hasta convertirse en un ícono del humor involuntario, su historia es un reflejo de la inocencia y la vulnerabilidad que pocas veces se ven en el espectáculo.
Sin embargo, detrás de su sonrisa y su risa contagiosa, también hubo momentos oscuros, controversias y una relación polémica con la conductora Galilea Montijo que dejó una huella dolorosa en su vida.

Nacido el 3 de octubre de 1965 en Pantepec, Puebla, Sammy enfrentó desde pequeño desafíos particulares debido a su capacidad cognitiva distinta.
Esto no le impidió desarrollar un humor único y espontáneo que conquistó a millones de espectadores.
Su carrera comenzó como extra en producciones clásicas de la época de Chespirito, pero fue en 1993 cuando su vida cambió gracias al programa *El Calabozo*, donde destacó por su manera ingenua y auténtica de hacer reír.
Trabajando junto a Esteban Arce y Jorge el Burro Van Ranking, Sammy se ganó el cariño del público con ocurrencias improvisadas y un carisma que no podía fingirse.
Su humor no era elaborado ni forzado, simplemente era él mismo, y eso lo hizo inmortal en la memoria colectiva mexicana.
En 1987, la carrera de Sammy dio un giro decisivo cuando Eugenio Derbez lo descubrió en Coyoacán, donde vendía chicles.
Derbez lo invitó a participar en su programa *Al Derecho y al Derbez*, y desde entonces se formó una relación profesional que catapultó a Sammy a la fama.
Su sección “Imposible” se volvió una de las favoritas del público, y su naturalidad y entusiasmo contagiaban a cualquiera que lo viera.
La química entre Derbez y Sammy era especial: Derbez respetaba la esencia de Sammy y le daba espacio para brillar sin forzar situaciones ni burlarse de él, algo poco común en la comedia televisiva.
Esta relación fue clave para que Sammy se consolidara como un símbolo de ternura en un medio dominado por la ironía y la sátira.
A pesar del cariño del público, la vida de Sammy no estuvo exenta de controversias.
Uno de los episodios más dolorosos fue la broma pesada que Galilea Montijo y Roxana Castellanos le hicieron en un programa en vivo.
Considerada de mal gusto, esta broma generó críticas de figuras como Rafael Inclán, quien denunció la falta de respeto hacia las condiciones de Sammy.
Este incidente abrió un debate sobre los límites del humor y la dignidad en la televisión mexicana.
Para muchos, Sammy era un hombre vulnerable y noble que merecía respeto, no burlas ni humillaciones.
Sin embargo, la polémica no terminó ahí.
La relación sentimental de Sammy con Solita Garza, una joven 25 años menor que él, también fue objeto de controversia y rumores.
Aunque no directamente con Galilea Montijo, la polémica alrededor de la pareja de Sammy se vio influenciada por el ambiente mediático en el que Galilea, como figura prominente de la televisión, participó en bromas y situaciones que afectaron la imagen del comediante.
En redes sociales y medios, se especuló sobre posibles malos tratos y manipulación emocional hacia Sammy por parte de Solita.
La familia y seguidores de Sammy se mostraron indignados, pues veían en él a un hombre incapaz de defenderse y demasiado noble para entender la crueldad que lo rodeaba.
Algunos medios incluso sugirieron que Solita buscaba aprovecharse de la fama de Sammy, aunque nada se comprobó del todo.
Este escenario de rumores y desconfianzas marcó los últimos meses de la vida de Sammy, generando una sensación de tristeza y preocupación entre sus seguidores.
En 2021, Sammy Pérez enfrentó su batalla más dura: fue hospitalizado en Guadalajara tras contraer COVID-19.
Su estado se complicó rápidamente, y tuvo que ser intubado de emergencia debido a daños severos en sus pulmones.
La noticia conmocionó a México y a la comunidad artística, que se movilizó para apoyarlo.
Eugenio Derbez, su amigo y mentor, pidió oraciones y expresó su preocupación públicamente.
Colegas como Adrián Uribe, Consuelo Duval y Jorge el Burro Van Ranking también se pronunciaron en redes sociales, destacando la nobleza y sencillez de Sammy.
Miles de personas organizaron cadenas de oración, enviaron donaciones para cubrir gastos médicos y rindieron homenajes improvisados en plazas públicas.
La solidaridad y el cariño demostraron que Sammy no era solo un comediante, sino un símbolo de autenticidad y humanidad.
El 28 de julio de 2021, Sammy Pérez falleció. Su partida llenó de tristeza a México entero, pero también dejó un legado imborrable.
Más allá de sus frases o personajes, Sammy será recordado por su esencia: un hombre genuino, transparente y capaz de hacer reír sin malicia ni dobleces.

Su humor involuntario y su inocencia conquistaron a generaciones enteras. En un mundo de máscaras y artificios, Sammy fue un reflejo de la humanidad más pura.
Su historia también abrió un espacio para reflexionar sobre los límites del humor y la necesidad de respeto hacia los artistas con condiciones particulares.
La historia de Sammy Pérez es una mezcla de risas, lágrimas, luces y sombras. Fue un hombre que nunca quiso ser famoso, pero que terminó representando la risa más auténtica de la televisión mexicana.
Su relación con figuras como Galilea Montijo, marcada por polémicas y controversias, refleja también las complejidades del espectáculo y la fragilidad humana detrás del personaje público.
Hoy, Sammy Pérez sigue vivo en la memoria colectiva de México como un símbolo de ternura, inocencia y la capacidad de hacer reír desde el corazón.
Su vida nos recuerda que el humor verdadero no se ensaya, se siente, y que detrás de cada sonrisa puede haber una historia profunda que merece respeto y empatía.
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