Marisela Esqueda, conocida simplemente como Marisela, es una figura emblemática de la música latina, especialmente para quienes crecieron escuchando sus baladas y éxitos en la década de los 80 y 90.
Su talento, carisma y voz inconfundible la convirtieron en una de las cantantes más queridas del género romántico.
Sin embargo, detrás de esa imagen pública se esconde una historia de lucha, amor y superación, marcada por su noviazgo con Marco Antonio Solís, “El Buki”, y una batalla personal contra las adicciones.
Este artículo explora la vida de Marisela, sus triunfos, desafíos y el legado que dejó en la música latina.
Marisela Esqueda nació en Los Ángeles, California, en 1966, de ascendencia mexicana.
Desde pequeña estuvo rodeada de música, ya que sus padres, Daniel y Adelina, estaban dedicados a esta industria; su madre fue su representante y su padre, además de empresario, también incursionó como cantante.
Marisela creció acompañando a su padre en sus actividades musicales y comerciales, lo que la familiarizó desde muy joven con el mundo del espectáculo.
A los 14 años comenzó a cantar profesionalmente, aunque inicialmente la disquera que la contrató quiso encasillarla en la cumbia tropical.
Sin embargo, su destino cambió cuando empezó a trabajar con Marco Antonio Solís, vocalista de la agrupación Los Bukis, quien se convertiría en una pieza clave en su carrera artística y personal.
La relación entre Marisela y Marco Antonio Solís comenzó como una colaboración profesional.
Marco Antonio participó en la producción del álbum debut de Marisela, ayudándola a pulir su estilo y mejorar su dominio del español, ya que al principio ella apenas entendía el idioma y tenía dificultades con la dicción.
La elaboración del álbum duró aproximadamente un año, durante el cual ambos estrecharon su relación.
A pesar de la diferencia de edad y la juventud de Marisela, la química entre ambos fue evidente, y pronto surgió un romance que, aunque intenso, enfrentó obstáculos debido a la constante gira de ambos artistas.
La relación terminó quedando en un limbo, pues los compromisos profesionales y personales los separaron, aunque Marisela volvió a acercarse a Marco Antonio después de que él se separó de la actriz Beatriz Adriana.
Marisela logró consolidar su carrera con el apoyo de Marco Antonio Solís y su talento propio.
Participó en programas televisivos importantes como “Siempre en Domingo” y lanzó varios álbumes que se vendieron en millones de copias.
Canciones como “La Pareja Ideal” (un dueto con Marco Antonio) y “Mi Amor Por Ti” se convirtieron en clásicos del repertorio romántico latinoamericano.
Su madre manejaba los aspectos financieros de su carrera, asegurándose de que el dinero generado fuera bien administrado, mientras que su padre también ayudaba a mantener el equilibrio y la disciplina en la vida de la joven cantante.
A pesar del éxito, la vida personal de Marisela estuvo marcada por una lucha intensa contra el alcoholismo y la adicción a la cocaína.
Desde muy joven, acompañando a Los Bukis en sus conciertos y fiestas, comenzó a consumir estas sustancias, lo que afectó gravemente su salud y bienestar emocional.
La presión del medio artístico y la vida agitada contribuyeron a que Marisela cayera en este círculo vicioso.
Reconoció públicamente que la droga no es una solución y que solo con una voluntad fuerte se puede superar cualquier adicción.
Para alejarse de ese ambiente, decidió retirarse temporalmente del espectáculo y mudarse a Nueva York, aunque allí la situación no mejoró del todo.
En los años 90, Marisela se casó con Juan Manuel Hernández, hijo de un músico, pero el matrimonio duró poco más de dos años.
La pareja tuvo una hija, a quien Marisela protegió y crió con mucho amor.
Durante su embarazo, la cantante continuó trabajando en los escenarios, demostrando su profesionalismo y dedicación.
Aunque su matrimonio terminó, Marisela mantuvo una relación cercana con su hija, quien también ha incursionado en la música, aunque aún vive bajo la sombra del legado de su madre.
Marisela es conocida por su fuerte espiritualidad.
Aunque respetó las creencias de su segundo esposo, quien era judío, ella siguió su propio camino, identificándose como ciencióloga.
Cree que la felicidad se encuentra en la comprensión de uno mismo y de los demás como seres espirituales.
Esta búsqueda espiritual la ayudó a superar momentos difíciles y a encontrar un propósito más allá de la fama y el éxito.
Un pilar fundamental en la vida de Marisela fue su amiga, manager y confidente, quien la apoyó en las buenas y en las malas.
La relación con esta persona fue clave para que Marisela pudiera superar adversidades y continuar adelante, dejando atrás las críticas y los juicios ajenos.
El fallecimiento de esta amiga en 2019 fue un golpe duro para Marisela, quien mostró un profundo dolor y tristeza ante la pérdida.
En 2007, Marisela lanzó el álbum “Noches Eternas”, donde exploró el género ranchero y rindió homenaje a la gran Rocío Dúrcal con la interpretación de algunos de sus temas más destacados.
A lo largo de su carrera, experimentó con diversos géneros como boleros, banda, rancheras y grupera, lo que enriqueció su repertorio y la mantuvo vigente en la industria musical.
Actualmente, Marisela continúa haciendo presentaciones periódicas en Estados Unidos, México, Centro y Sudamérica.
Su carrera sigue siendo un ejemplo de perseverancia y talento.
La historia de Marisela es un ejemplo de cómo se puede salir adelante a pesar de las adversidades y las caídas.
Su apodo, “La Dama de Hierro”, refleja su fortaleza para enfrentar problemas personales, la presión mediática y las adicciones, y aún así seguir brillando en la música.
Su vida y carrera nos recuerdan que detrás del éxito hay luchas personales que muchas veces no son visibles, pero que forman parte esencial del camino hacia la superación.
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