José Pastor López Pineda, conocido simplemente como Pastor López, es una figura emblemática de la música tropical en Colombia y América Latina.
Su repertorio ha marcado la identidad festiva de millones, especialmente en la temporada decembrina.
Sin embargo, detrás de su éxito musical se esconde una historia de lucha, superación y pasión que comenzó en Barquisimeto, Venezuela, su ciudad natal, en 1944.
Desde sus primeros momentos de vida, Pastor López enfrentó grandes dificultades.
Al nacer, fue diagnosticado con tifus, una enfermedad que puso en riesgo su vida.
Los médicos no le daban muchas esperanzas, pero la fe inquebrantable de su madre fue clave para su supervivencia.
Ella le prometió a la Virgen de la Divina Pastora, patrona de Barquisimeto, que si el niño lograba salir adelante, lo bautizaría con el nombre de Pastor en honor a la virgen.
Así fue como José Pastor López Pineda recibió su nombre, símbolo de esa promesa y de la esperanza que lo acompañó desde pequeño.
Pastor López provenía de una familia con fuertes raíces indígenas venezolanas, lo que se reflejaba en sus rasgos físicos y en su identidad cultural.
Sus padres, Antonio Pineda y Zoila López, eran descendientes directos de indígenas, y su entorno familiar estaba lleno de música.
Su madre fabricaba instrumentos como violines, cuatro, guitarras y mandolinas, lo que permitió que Pastor López tuviera contacto con la música desde muy temprana edad.
A los tres años ya tocaba las maracas, a los cinco el cuatro, y a los siete comenzó a cantar música llanera.
Su talento natural lo llevó a presentarse en sitios públicos, muchas veces acompañado por su hermano mayor, quien manejaba las finanzas de sus presentaciones.
A pesar de su talento, Pastor López enfrentó obstáculos, incluyendo la dificultad para leer y escribir, algo que decidió superar inscribiéndose en una escuela sin el consentimiento de su hermano, lo que le ocasionó castigos físicos.
A los 12 años compuso su primera canción, y ya en la década de los años sesenta, comenzó a formar parte de agrupaciones musicales reconocidas, como las de Nelson Henríquez, Aníbal Velázquez, Los Mayorales y Emir Boscán.
Su carrera fue creciendo poco a poco, y en 1972 se trasladó a Barranquilla, Colombia, donde su popularidad comenzó a consolidarse.
En Barranquilla, Pastor López decidió formar su propia agrupación, Pastor López y su Combo, con la cual alcanzó un éxito notable.
Canciones como “Traicionera”, “Golpe con Golpe”, “Lloro mi Corazón” y “El Hijo Ausente” se convirtieron en himnos de la música tropical y bailable en Colombia y otros países latinoamericanos.
Su estilo único y su carisma lo hicieron merecedor de múltiples reconocimientos y el cariño del público.
Aunque Pastor López nació en Venezuela, su corazón y su carrera se dividieron entre este país y Colombia.
Su amor por Colombia creció con el tiempo, especialmente por ciudades como Barranquilla y Pereira, donde su música fue ampliamente aceptada y celebrada.
Esta dualidad cultural enriqueció su obra y le permitió conectar con un público diverso y amplio.
Además de su vida artística, Pastor López tuvo una vida personal marcada por el amor.
Se casó una sola vez con una barranquillera, con quien tuvo dos hijos, aunque reconoció tener en total once hijos.
Su vida familiar, al igual que su carrera, estuvo llena de retos y alegrías.
Pastor López fue un pionero en la música tropical, con un estilo que combinaba la cumbia, el merengue y otros ritmos latinos.
A diferencia de géneros más recientes como el reguetón, su música se caracterizaba por un ritmo alegre y contagioso que invitaba a bailar y a celebrar la vida.
Su producción musical fue prolífica, con más de 60 álbumes lanzados al mercado, llenos de canciones que aún hoy son escuchadas y bailadas, especialmente en la época navideña.
Su legado musical sigue vivo en las fiestas y en los corazones de sus seguidores.
En abril de 2019, a sus 74 años, Pastor López fue ingresado en la Clínica del Norte en Cúcuta, Colombia, debido a un severo compromiso neurológico causado por una enfermedad cerebrovascular isquémica hemorrágica.
A pesar de los esfuerzos médicos, su estado se deterioró rápidamente, llevándolo a la unidad de cuidados intensivos.
El 5 de abril de 2019, Pastor López falleció, dejando un vacío profundo en el mundo de la música tropical.
Su partida fue lamentada por fans, colegas y amantes de la música en general, quienes reconocieron su aporte invaluable y su legado imborrable.
Más allá de su música, Pastor López dejó una enseñanza sobre la perseverancia y la pasión.
Su historia de vida demuestra que, a pesar de las adversidades y los obstáculos, es posible alcanzar el éxito con esfuerzo, talento y fe.
Su música sigue siendo un símbolo de alegría y celebración, especialmente en Colombia y Venezuela, donde su nombre es sinónimo de fiesta y tradición.
Canciones como “La Traicionera” continúan siendo parte del repertorio esencial en las fiestas y reuniones familiares, manteniendo vivo el espíritu del “Indio de Barquisimeto”.
La vida de Pastor López es un ejemplo de cómo la música puede trascender fronteras y unir a diferentes culturas.
Su historia, desde la lucha contra el tifus en su infancia hasta su consagración como uno de los grandes de la música tropical, inspira a nuevas generaciones de artistas y aficionados.
Aunque su voz ya no esté presente en los escenarios, su legado musical perdurará por siempre, recordándonos que la verdadera grandeza radica en la pasión con la que se vive y se comparte el arte.
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