La Vida y Muerte de Javier Solís: El Rey del Bolero Ranchero

Javier Solís, cuyo nombre real fue Gabriel Siria Levario, nació el 4 de septiembre de 1931 en Ciudad de México.

Su irrupción en la escena musical mexicana a finales de los años 50 marcó un antes y un después en la música ranchera, transformando un género que hasta entonces se había mantenido en las temáticas rurales y tradicionales, para hacerlo más urbano y accesible a un público masivo.

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Su voz única, su carisma y su capacidad para fusionar el bolero con la música ranchera lo convirtieron en uno de los ídolos más queridos de México y Latinoamérica.

 

Javier Solís tuvo un inicio de vida lleno de dificultades. Fue hijo de Francisco Siria Mora, un obrero, y Juana Levario Plata.

Sin embargo, a los siete meses de nacido, su madre lo entregó a sus tíos Valentín y Ángela, quienes lo criaron como propio.

Solís siempre reconoció que sus verdaderos padres fueron sus tíos, quienes hicieron todo lo posible para darle una infancia digna, a pesar de las estrecheces económicas.

Creció en el barrio de Tacubaya, en la Ciudad de México, un lugar que siempre recordó con cariño y que fue fundamental en su formación personal y artística.

 

A los ocho años perdió a su madre adoptiva, un golpe que lo obligó a trabajar desde muy pequeño para ayudar en la economía familiar.

Realizó diversos trabajos, entre ellos recolector de botellas, lavador de vehículos, cargador de mercancías y, sobre todo, carnicero.

De hecho, Solís se sentía orgulloso de haber sido carnicero durante varios años, un oficio que desempeñó con dedicación antes de dedicarse plenamente a la música.

 

La carrera musical de Javier Solís comenzó casi por necesidad.

Javier Solís: La Voz Inolvidable de México Mariachis en valencia
En 1948, mientras trabajaba en la carnicería La Providencia en la colonia Condesa, fue descubierto por el dueño del lugar, quien le pagó sus primeras clases de canto con el maestro Noé Quintero, quien también había sido maestro de Pedro Infante, su gran ídolo.

Solís empezó cantando en restaurantes y bares, formando parte inicialmente del Dúo Guadalajara y luego del Trío Flamingo, rebautizado después como Trío México.

 

Sus primeros ingresos como cantante eran modestos, pero su talento pronto llamó la atención.

Una visita a la Plaza Garibaldi, lugar emblemático para los mariachis y la música ranchera, fue decisiva.

Allí, en la noche, logró ganar hasta 40 pesos, una suma considerable para la época, lo que le motivó a seguir impulsando su carrera musical.

 

En 1955, después de trabajar durante años en distintos locales nocturnos, Solís firmó su primer contrato discográfico con Discos Columbia México.

Fue en este momento cuando adoptó el nombre artístico de Javier Solís, inspirado en que el público lo llamaba “el solista”.

Su amigo Manuel Garay le sugirió este cambio para que fuera más comercial y fácil de recordar.

 

Su primer sencillo, con las canciones “¿Qué te importa?” y “Por qué negar”, fue muy bien recibido, especialmente en el interior del país.

En 1957, tras la trágica muerte de Pedro Infante, Solís rindió homenaje cantando en su entierro, lo que marcó un momento emotivo y trascendental en su carrera.

Javier Solís, el cantante mexicano al que Frank Sinatra admiraba - Infobae

Durante los siguientes años, su fama creció de manera meteórica.

Grabó decenas de discos y se convirtió en el “Rey del Bolero Ranchero”, un título que reflejaba su capacidad para combinar la sensibilidad del bolero con la fuerza de la música ranchera.

Su voz, cálida y profunda, conquistó a millones de seguidores en México y Latinoamérica.

 

Javier Solís fue un innovador dentro del género ranchero. Abandonó las temáticas estrictamente rurales para introducir letras urbanas y adaptaciones de canciones latinoamericanas, lo que renovó el interés por la música nacional.

Su álbum “Llorarás, Llorarás” de 1959 fue un parteaguas que mostró su estilo propio, alejándose de la imitación de Pedro Infante, y consolidando su identidad artística.

 

Además, realizó grabaciones en Estados Unidos con acompañamiento de bandas sinfónicas, un experimento poco común para la época en la música ranchera.

Estos álbumes, aunque no siempre tuvieron éxito comercial inmediato, demostraron su versatilidad y su deseo de explorar nuevos sonidos y formatos.

 

La vida personal de Javier Solís fue compleja y llena de altibajos.

Se le atribuyen al menos nueve hijos de cinco relaciones diferentes, lo que generó conflictos y controversias tanto en vida como después de su muerte.

The Comprehensible Classroom | México lindo y querido - Javier Solís
Varias mujeres reclamaron ser sus esposas legales, presentando actas matrimoniales, lo que dio pie a especulaciones sobre su vida sentimental.

 

Además, existen rumores y teorías conspirativas en torno a su muerte.

Algunas versiones señalan que Solís tuvo un romance con la cantante y actriz Irma Serrano, amante del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, y que fue víctima de una golpiza ordenada por el mandatario, lo que habría agravado sus problemas de salud.

Sin embargo, estas versiones no han sido confirmadas y permanecen como especulaciones.

 

El 13 de abril de 1966, Javier Solís ingresó al Hospital Santa Elena en la Ciudad de México para someterse a una cirugía de extracción de vesícula biliar, debido a problemas de piedras que le causaban dolor intenso.

Inicialmente, la operación parecía exitosa y su recuperación iba bien, pero el 19 de abril su salud se deterioró repentinamente y falleció a causa de un desequilibrio electrolítico que provocó un fallo cardíaco.

 

Se ha especulado que su muerte pudo haberse precipitado por haber ingerido hielo o una jarra de limonada, a pesar de que tenía prohibido tomar líquidos, lo que complicó su estado postoperatorio.

Su fallecimiento conmocionó a México y a toda América Latina, donde era considerado un ídolo popular.

 

El funeral de Javier Solís fue multitudinario y caótico. Miles de personas acudieron para despedir a su ídolo, al punto que la policía tuvo que intervenir para controlar la multitud.

Su cuerpo fue sepultado en el Panteón Jardín de Ciudad de México, donde su tumba se convirtió en un lugar de peregrinación para sus fans.

Javier Solís cantó en “Yo y Tú” hace 50 años

Su último tema grabado, “Amigo Organillero”, fue interpretado en su velatorio y se convirtió en un símbolo de despedida y nostalgia para sus seguidores.

 

A pesar de su corta vida —murió a los 34 años—, Javier Solís dejó un legado imborrable.

Grabó 379 canciones en apenas una década y participó en más de 30 películas, consolidándose como una figura fundamental en la cultura popular mexicana.

 

Javier Solís fue admirado no solo en México sino en toda Latinoamérica. Su música llegó a países como Perú, Venezuela y Argentina, donde su muerte causó gran tristeza y conmoción.

Incluso el cantante estadounidense Frank Sinatra expresó admiración por su voz y estilo, llegando a conocerse en 1965 en Nueva York, donde compartieron momentos de camaradería.

 

La historia de Javier Solís es la de un hombre que, a pesar de las adversidades y la pobreza, logró alcanzar la cima del éxito gracias a su talento y perseverancia.

Su voz inconfundible y su estilo innovador transformaron la música ranchera y el bolero, dejando una huella imborrable en la historia musical de México.

 

Aunque su vida fue breve y su muerte rodeada de misterio, su legado perdura. Sus canciones siguen sonando en radios, teatros y corazones, recordándonos que un verdadero artista nunca muere mientras su arte siga vivo.

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