La agrupación musical mexicana Los Alegres del Barranco se encuentra en el centro de una creciente polémica tras proyectar, por segunda ocasión consecutiva, imágenes de Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), durante un concierto en Uruapan, Michoacán.
Este acto, ocurrido el 30 de marzo en la plaza de toros ‘La Macarena’, ha intensificado las críticas y ha llevado a la Fiscalía General del Estado de Michoacán a iniciar una investigación en su contra.
Apenas un día antes, el 29 de marzo, durante una presentación en el Auditorio Telmex de Zapopan, Jalisco, la banda había realizado el mismo homenaje al proyectar imágenes de “El Mencho” mientras interpretaban corridos alusivos al narcotráfico.
Este primer incidente generó una ola de críticas y llevó a la Fiscalía de Jalisco a abrir una carpeta de investigación por presunta apología del delito.
Lejos de mostrar arrepentimiento o tomar en cuenta las repercusiones legales y sociales de su acción inicial, Los Alegres del Barranco repitieron el controvertido acto en Michoacán.
Esta reincidencia ha sido interpretada por muchos como una provocación deliberada y una falta de respeto hacia las autoridades y la sociedad en general.
La Fiscalía General del Estado de Michoacán, bajo la dirección de Adrián López Solís, ha iniciado una investigación para recabar datos y determinar si las acciones de la banda constituyen un delito.
Aunque el Código Penal de Michoacán no contempla específicamente la apología del delito, las autoridades buscan establecer si hubo alguna infracción legal en la conducta del grupo.
Por su parte, la Fiscalía de Jalisco continúa con su propia investigación relacionada con el concierto en Zapopan.
El gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, ha sido enfático en su condena, ordenando el veto a cualquier presentación pública que haga apología del delito y prohibiendo la participación de artistas que glorifiquen acciones criminales o a sus autores.
Las acciones de Los Alegres del Barranco no solo han tenido repercusiones a nivel nacional.
El Departamento de Estado de Estados Unidos ha revocado las visas de trabajo y turismo de los integrantes de la banda.
El subsecretario de Estado, Christopher Landau, declaró que, aunque se respeta la libertad de expresión, esta conlleva consecuencias, especialmente cuando se glorifica a criminales y terroristas.
Landau enfatizó que Estados Unidos no dará la bienvenida a quienes ensalzan a delincuentes.
Este incidente ha reavivado el debate sobre la narcocultura en México y el papel de los artistas en la sociedad.
Expertos señalan que la glorificación de figuras del narcotráfico en la música popular refleja la profunda influencia de estas organizaciones en la cultura y plantea preguntas sobre la responsabilidad de los músicos en la perpetuación de estos mensajes.
La narcocultura se ha infiltrado en diversos aspectos de la vida cotidiana en México, desde la música hasta la moda, y su normalización preocupa a sectores de la sociedad que ven en ella una apología de la violencia y el crimen organizado.
La repetición de estos homenajes por parte de Los Alegres del Barranco es vista por muchos como una contribución a esta problemática.
De acuerdo con el artículo 142 del Código Penal del Estado de Jalisco, se impondrán de uno a seis meses de prisión a quien provoque públicamente a cometer un delito o haga apología del mismo.
Si el delito se lleva a cabo, el provocador enfrentará las sanciones correspondientes por su participación.
Además de las investigaciones legales, la banda enfrenta cancelaciones de conciertos y una creciente presión pública.
Autoridades en Querétaro y Jalisco han cancelado futuras presentaciones de la banda, reconocida por interpretar narcocorridos relacionados con capos mexicanos.
La decisión de Los Alegres del Barranco de repetir la proyección de imágenes de “El Mencho” en sus conciertos ha sido interpretada como una provocación deliberada que desafía a las autoridades y a la sociedad mexicana.
Este acto ha intensificado las investigaciones en su contra y ha generado un debate más amplio sobre la responsabilidad de los artistas en la promoción de la narcocultura.
Mientras las autoridades continúan con las indagaciones, la banda enfrenta consecuencias tanto legales como en su carrera profesional, reflejando las crecientes tensiones en torno a la glorificación del crimen organizado en la cultura popular mexicana.
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