Mimí Derba fue su madrastra e intento quitarle la vida para quedarse con su herencia

En los rincones más sombríos y olvidados de la historia del cine mexicano, existe una historia que durante décadas fue susurrada con miedo, entre copas de champán y humo de cigarros en las fiestas de la élite de la colonia Roma.

Un relato tan perturbador y escandaloso que muchos prefirieron silenciarlo antes que enfrentarse a sus implicaciones.

Quién era y cómo murió la actriz Mimí Derba?
Se trata de la presunta tragedia que envolvió a la actriz Mimí Derba, una de las figuras pioneras del cine nacional, y su supuesta víctima, la bella e inocente Marta Roth, quien habría sido la niña que la Derba intentó eliminar para quedarse con una cuantiosa herencia.

 

Mimí Derba fue una mujer de presencia imponente, mirada calculadora y una sonrisa encantadora capaz de abrirle las puertas de los más altos círculos sociales.

Durante la época dorada del cine mexicano, su nombre resonaba entre los artistas y productores más poderosos.

Sin embargo, detrás de esa imagen pública de elegancia y sofisticación, se ocultaba —según antiguos rumores— un carácter ambicioso y una obsesión enfermiza por el dinero y el poder.

La historia comienza en 1938, cuando Mimí, ya una actriz madura y con cierta fama, logró casarse con un empresario italiano sumamente adinerado, un hombre reservado y de apellido noble que tenía una hija pequeña de tan solo seis años, la futura actriz Marta Roth.

 

Para la sociedad de la época, aquel matrimonio parecía una unión perfecta: una actriz distinguida y educada junto a un magnate europeo.

Pero tras las puertas de su lujosa mansión, según se cuenta, reinaba la frialdad y la desconfianza.

Mimí Derba veía a la pequeña Marta como un obstáculo entre ella y la fortuna completa de su esposo.

La niña era la heredera legítima, la depositaria del apellido y la fortuna familiar.

Mimí, consumida por la envidia y el resentimiento, no soportaba la idea de compartir el futuro que creía merecer en su totalidad.

El cine de Mimí Derba en la época de la Constitución
Dicen que en público era amable con la niña, que fingía afecto con sonrisas y halagos, pero en la intimidad, su trato era cruel, seco, cargado de desprecio.

Cada gesto hacia Marta llevaba un mensaje silencioso: “tú estorbas”.

 

Con el paso de los años, la tensión en el hogar aumentó.

Para 1941, mientras el mundo sufría las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, en esa casa mexicana se libraba una guerra personal.

Mimí Derba atravesaba problemas financieros debido a su adicción al juego.

Las cartas, las apuestas y las noches de ruleta devoraban su fortuna y minaban su reputación.

Desesperada por recuperar su estabilidad y movida por la codicia, la actriz habría concebido un plan macabro: deshacerse de la pequeña heredera para quedarse con la herencia completa.

 

El momento, según los relatos, llegó durante un almuerzo familiar. Todo parecía en calma.

La mesa estaba impecablemente servida, el ambiente era cordial, y nadie sospechaba del peligro que se cernía sobre la niña.

Mimí, fría y meticulosa, habría vertido veneno en los alimentos de Marta.

Era un veneno silencioso, inodoro y casi elegante en su letalidad. Una cucharada bastaba para acabar con una vida.

La niña comió sin sospechar nada, pero poco después comenzó a sentirse mal: mareos, sudor, palidez. El caos se apoderó de la mansión.

Sirvientas gritaron, el padre corrió desesperado y la pequeña se desplomó entre convulsiones.

Los médicos fueron llamados de inmediato y, tras una carrera contra el tiempo, lograron salvarle la vida.

The Tragic Death of Mimí Derba, her young lover would TAKE her life -  YouTube

La versión oficial hablaba de una reacción alimentaria, un simple accidente doméstico.

Sin embargo, dentro de la casa todos comprendieron la verdad que nadie se atrevió a pronunciar.

El padre, horrorizado, entendió que su esposa había intentado asesinar a su hija.

En lugar de escándalo o denuncias, optó por el silencio y el divorcio inmediato.

Mimí Derba abandonó la casa para no volver jamás, arrastrando consigo una reputación quebrada y una culpa que, según se dice, la acompañó hasta sus últimos días.

 

El episodio marcó el inicio del fin para Mimí.

A pesar de sus intentos por retomar su carrera en el cine, su imagen pública comenzó a desmoronarse.

Se decía que su carácter se volvió más irascible, su salud emocional más frágil y su vida social, cada vez más solitaria.

La actriz, que alguna vez deslumbró en los escenarios y sets de filmación, terminó marginada, envejecida antes de tiempo y atormentada por los fantasmas del pasado.

 

Mientras tanto, Marta Roth creció y se convirtió en una de las jóvenes promesas del cine mexicano.

Su belleza y talento natural la llevaron a trabajar en varias producciones importantes durante las décadas de los cuarenta y cincuenta.

Sin embargo, quienes la conocieron de cerca aseguraban que nunca pudo borrar del todo las cicatrices emocionales de aquel intento de asesinato.

Su relación con el recuerdo de Mimí Derba siempre fue un tema tabú, algo que prefería no mencionar.

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Años más tarde, ya en su lecho de muerte, Mimí Derba habría confesado a sus allegados su arrepentimiento por lo ocurrido.

Entre sus últimas palabras, se dice que admitió haber querido envenenar a Marta movida por la ambición y la desesperación.

“No hay fortuna que valga un alma”, habría dicho antes de morir.

Aunque esta versión nunca fue confirmada oficialmente, el rumor persistió en los círculos del viejo cine mexicano como un secreto a voces, una tragedia que mostraba el lado oscuro de la fama y el poder.

 

Hoy, la historia de Mimí Derba y Marta Roth permanece envuelta en misterio.

Algunos la consideran una leyenda negra, una exageración creada por la prensa amarillista de la época.

Otros, en cambio, creen que detrás del mito hay una verdad perturbadora que la industria prefirió enterrar.

Lo cierto es que este relato, mezcla de glamour, codicia y redención, revela las sombras que pueden esconderse detrás de los rostros más brillantes del espectáculo.

 

La figura de Mimí Derba sigue siendo compleja y fascinante: pionera del cine mexicano, empresaria, actriz y, según los rumores, protagonista de uno de los episodios más oscuros de la farándula nacional.

Entre los murmullos que sobreviven a través del tiempo, su historia sirve como advertencia sobre los peligros de la ambición desmedida y la fragilidad humana.

Y aunque el velo del misterio nunca se levantará por completo, el eco de su nombre continúa resonando, recordándonos que, a veces, la realidad puede ser más trágica y cruel que cualquier película de la Época de Oro.

 

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