La música latina ha sido testigo de innumerables historias de éxito, sacrificio y amor.
Una de las figuras más emblemáticas de este mundo es **Miriam Cruz**, una de las merengueras más queridas de la industria.
A sus 56 años, Miriam ha decidido romper su silencio y compartir detalles íntimos de su vida personal y profesional que han dejado a sus seguidores con el corazón en la mano.
Desde pequeña, Miriam Cruz soñaba con ser artista.
Su madre, reconociendo su talento, la llevaba a imitar a grandes íconos como **Iris Chacón**.
A los 13 años, Miriam participó en un concurso de canto escolar donde su voz cautivó a todos.
“Recuerdo que lloraba por querer ver a mi mamá”, confesó, recordando su infancia llena de sacrificios y ensayos.
Su talento la llevó a unirse a **Las Chicas del Can**, un grupo que marcaría su carrera.
Miriam recuerda cómo su audición para Las Chicas del Can cambió su vida.
A pesar de su timidez, su voz resonó entre las luces y el público.
“Esa canción, ‘El Negrito del Batey’, no solo fue un éxito, sino que marcó un antes y un después en mi carrera”, afirmó.
Sin embargo, el éxito también trajo consigo un alto costo personal.
La presión de las giras y la responsabilidad de cuidar a sus cinco hermanos tras la muerte de su madre la llevaron a vivir momentos de soledad y angustia.
Miriam lideró Las Chicas del Can durante diez años, pero sentía que su ciclo en el grupo había llegado a su fin.
“Quería algo completamente nuevo”, expresó.
En 1992, decidió dejar el grupo y buscar su propio camino.
“Nació ‘Miriam y Las Chicas’, una renovación con la esencia que me hizo llegar hasta ahí”, explicó.
Sin embargo, su vida personal también estaba llena de complicaciones.
Su matrimonio con **Tuto Taveras** se tornó tóxico, lo que la llevó a tomar la difícil decisión de separarse.
“La soledad había sido mi compañera durante mucho tiempo, pero sabía que tenía que seguir adelante”, compartió.
En medio de la incertidumbre, Miriam conoció a **Engel Landolfi**, quien inicialmente era su manager.
“La vida da giros inesperados y lo dejé entrar en mi corazón”, comentó.
Sin embargo, la relación no fue fácil.
“Hubo momentos complicados, especialmente cuando mi carrera atravesaba una de sus etapas más difíciles”, recordó.
Miriam enfrentó problemas económicos que la llevaron a regresar a la casa de su madre.
“Fue un tiempo aterrador”, admitió.
En 2007, se casó con Engel, quien finalmente aceptó ayudarla a relanzar su carrera artística.
“Decidí ser honesta con él y le pedí que tomara el control de mi carrera”, confesó.
El lanzamiento de su éxito “La Loba” marcó un cambio radical en su carrera.
“Dios me dio un respiro y Engel se enfocó completamente en mí”, dijo.
Las giras internacionales regresaron, y países como Venezuela y Perú la recibieron con los brazos abiertos.
Sin embargo, este nuevo éxito también trajo tensiones con sus antiguas compañeras de Las Chicas del Can, **Teresa y Eunice**.
“Ellas se sintieron menospreciadas por Engel”, explicó Miriam.
A pesar de las dificultades, siempre mantuvo contacto con ellas.
La vida de Miriam no estuvo exenta de tragedias.
La muerte de Eunice en 2014 debido a un cáncer de mama fue un golpe devastador.
“Eunice no solo era una amiga, era como una hermana”, expresó con lágrimas en los ojos.
“No pude estar con ella en sus últimos momentos, y eso es algo que lamento profundamente”.
A lo largo de su carrera, Miriam también ha enfrentado rumores sobre su vida amorosa.
Su amistad con **Eddie Herrera** ha sido objeto de especulación.
“Siempre hemos tenido una amistad de muchos años, pero nunca pasó más allá de un beso”, confesó.
Además, habló sobre su relación con **Fracatira**, quien afirmó haber tenido un romance con ella, aunque Miriam no lo recuerda de la misma manera.
Hoy, Miriam Cruz sigue siendo una figura importante en la música tropical, explorando nuevos géneros pero nunca olvidando sus raíces.
“Siempre he tenido grandes amigos en la industria y sigo siendo una de las figuras más importantes en la música tropical”, afirmó con orgullo.
Su historia es un testimonio de perseverancia, amor y superación.
Miriam ha aprendido a adaptarse y a seguir adelante, y su legado continúa inspirando a nuevas generaciones de artistas.
La vida de Miriam Cruz es un viaje lleno de altibajos, pero su valentía y honestidad han resonado con su público.
A medida que comparte su historia, nos recuerda que detrás de cada artista hay una persona con sueños, sacrificios y un profundo deseo de ser escuchada.
Su legado perdurará, y su música seguirá siendo un faro de esperanza y alegría para todos.
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