Patricia Rivera está Ahora casi 70 Años y Cómo Vive es Triste

Patricia Rivera fue, durante las décadas de los setenta y ochenta, uno de los rostros más bellos y codiciados del cine mexicano.

Su historia, sin embargo, es mucho más compleja que la de una simple estrella de la pantalla grande.

Detrás del glamour, los reflectores y los romances con figuras icónicas como Vicente Fernández, se esconde una vida marcada por el escándalo, el sacrificio y, finalmente, la soledad.

Patricia Rivera

Nacida en Saltillo, Coahuila, Patricia Rivera llegó a la fama tras participar en el certamen de Miss México en 1976.

Su belleza y carisma le abrieron las puertas del cine, debutando en 1978 junto a Vicente Fernández en la película “Aretes de oro”.

Rápidamente se convirtió en una de las actrices más solicitadas de la época, especialmente en las populares comedias sexis, género que dominó el cine mexicano durante los años ochenta.

 

A lo largo de esa década, Patricia actuó en más de 40 películas, incluyendo títulos como “El tren de la muerte”, “Cabareteras”, “Veranos Salvajes”, “Perro Callejero 2” y “Las siete cucas”.

Además, participó en la exitosa telenovela “Pasión y Poder”, transmitida en 1988, donde compartió créditos con grandes figuras como Diana Bracho y Enrique Rocha.

Su carrera parecía imparable, pero su vida personal pronto tomaría un rumbo inesperado.

Vicente Fernández: qué se sabe sobre el supuesto acuerdo millonario para  que Patricia Rivera no revelara su relación amorosa con “Chente”

El nombre de Patricia Rivera quedó irremediablemente ligado al de Vicente Fernández, el legendario “Charro de Huentitán”.

Su historia de amor comenzó en 1978 durante la filmación de “El Arracadas”.

Aunque Vicente estaba casado con María del Refugio Abarca “Cuquita”, ambos iniciaron un romance secreto que se prolongó por más de una década.

 

Según diversas fuentes, la relación fue cuidadosamente oculta gracias a la ayuda de amigos cercanos de Vicente, quienes incluso actuaron como prestanombres para la compra de un lujoso apartamento donde la pareja podía encontrarse en privado.

De esta relación nació Rodrigo, a quien Patricia siempre afirmó que era hijo de Vicente Fernández.

 

Durante años, Rodrigo vivió en el famoso rancho “Los Tres Potrillos” junto a la familia Fernández, siendo tratado como un hijo más.

Sin embargo, en 2003, bajo presión de la familia de Vicente, Rodrigo se sometió a una prueba de ADN que supuestamente demostró que no era hijo biológico del cantante.

Esta revelación fue devastadora tanto para Patricia como para su hijo, dejando una herida profunda y una fractura definitiva con la familia Fernández.

M. Patricia Rivera Shares Life Lessons as She Takes on Presidency of the  American Thoracic Society | URMC Newsroom

Se dice que Vicente Fernández pagó a Patricia una suma millonaria, estimada en 4 millones de dólares, para cortar todo lazo con Rodrigo y evitar más escándalos.

Tras este episodio, Patricia desapareció del mundo artístico y de la vida pública, sumida en el silencio y la tristeza.

 

A partir de los años noventa, Patricia orientó su carrera hacia el mercado del video hogareño, participando en más de 70 películas de bajo presupuesto que nunca llegaron a las salas de cine.

En total, su filmografía supera los 130 títulos, consolidándose como una de las actrices más prolíficas del cine nacional, aunque cada vez más alejada de los grandes proyectos y del reconocimiento mediático.

 

Su última aparición en televisión fue en la telenovela “Con toda el alma” en 1995.

Desde entonces, Patricia Rivera ha vivido alejada de los reflectores, enfocándose en negocios hoteleros e inmobiliarios en el estado de Morelos y, según algunos rumores, dividiendo su tiempo entre México y San Antonio, Texas.

Rivera Appointed Secretary-Treasurer of the American Thoracic Society,  President in 2023 | Department of Medicine

El romance con Vicente Fernández, lejos de brindarle felicidad duradera, terminó por costarle su carrera y su reputación.

Durante años, Patricia renunció a oportunidades profesionales y sueños personales para acompañar a Vicente en sus giras y adaptarse a sus exigencias.

La relación, llena de secretos y sacrificios, terminó por aislarla tanto del mundo artístico como de su círculo cercano.

 

Incluso después de la ruptura, el nombre de Patricia Rivera sigue generando tensión y controversia en la familia Fernández.

Se le prohibió asistir al funeral de Vicente, y su historia ha sido dramatizada en series como “El último rey”, donde su papel fue interpretado por la actriz Sara Corrales, renovando el interés del público en su vida y en el escándalo que la marcó para siempre.

 

Hoy, con casi 70 años, Patricia Rivera vive una existencia discreta, lejos del bullicio mediático.

Está casada con un hombre que ha preferido mantenerse en el anonimato y se dedica a sus negocios.

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Mantiene una estricta privacidad, evitando entrevistas y la exposición pública.

Su hijo Rodrigo, por su parte, ha intentado incursionar en la música y actualmente la ayuda en la administración del hotel familiar.

 

A pesar de las versiones encontradas sobre su paradero y situación económica, lo cierto es que Patricia Rivera se ha convertido en un misterio: una mujer que alguna vez fue el centro de atención, hoy vive en la sombra, recordada solo cuando los medios reviven los escándalos de Vicente Fernández.

 

La historia de Patricia Rivera es una de belleza, talento, amor y desamor.

Fue una mujer que lo tuvo todo y lo perdió en el intento de amar a un hombre dividido entre el deber y la pasión.

A qué se dedica en la actualidad Patricia Rivera, supuesta amante de  Vicente Fernández? - La Razón de México
Su vida, marcada por el sacrificio y la tristeza, es también un recordatorio de las duras realidades que muchas mujeres enfrentan en el mundo del espectáculo.

 

¿Fue Patricia Rivera la villana de esta historia o simplemente otra víctima de las circunstancias? Su silencio, lejos de ser olvido, es el eco de una vida que, a pesar de todo, sigue fascinando y generando preguntas.

Ahora, a las puertas de sus 70 años, Patricia Rivera permanece como un enigma, un símbolo de una época dorada y de los altos costos que puede tener el amor prohibido.

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