Pedro Fernández, uno de los artistas más emblemáticos y queridos de México, ha construido una carrera llena de éxitos, sacrificios y grandes aprendizajes.
Desde su infancia en Guadalajara, enfrentando dificultades económicas y sociales, hasta convertirse en un ícono de la música ranchera y la actuación, su historia es un ejemplo de perseverancia y pasión que inspira a generaciones enteras.
En una entrevista exclusiva con Nayo Escobar, Pedro comparte detalles inéditos sobre su vida, sus desafíos, las personas que marcaron su destino y cómo logró reinventarse a través de los años, manteniendo su legado vivo y vigente en el corazón del público.
Pedro Fernández, cuyo nombre real es José Martín Cuevas Cobos, nació el 28 de septiembre de 1969 en Guadalajara, Jalisco.
Desde pequeño, su vida estuvo marcada por la sencillez y las carencias, pero también por un talento natural para la música.
Su infancia fue difícil, con recursos limitados y muchas necesidades, pero su amor por cantar fue siempre su refugio y su motivación principal.
A los seis años, ya mostraba una voz privilegiada, y su primer contacto con el escenario fue en palenques, donde su padre lo llevó para que debutara con música mexicana, específicamente con la famosa canción “La mochila azul”.
Desde muy joven, Pedro fue reconocido por su talento y carisma.
Gracias a su esfuerzo y a la ayuda de su familia, logró captar la atención de importantes figuras del medio, como Vicente Fernández, quien quedó impresionado cuando Pedro, con apenas seis años, le cantó en un palenque en Tlaquepaque.
Este encuentro fue decisivo, ya que poco tiempo después, Vicente Fernández lo invitó a grabar en la disquera CBS, lo que marcó el inicio de su carrera profesional.
Con solo 12 años, Pedro ya había participado en películas y grabado éxitos que lo catapultaron a la fama nacional e internacional.
El éxito de Pedro fue arrollador desde muy temprana edad.
La película “La niña de la mochila azul” y su disco homónimo le dieron reconocimiento en toda América Latina.
Durante su infancia y adolescencia, grabó más de 400 canciones y participó en numerosas películas y telenovelas, consolidándose como una de las figuras más completas del entretenimiento mexicano.
Entre sus temas más conocidos están “Corriente Canelo”, “Canto a la madre” y “Guadalajara”, canciones que aún hoy en día siguen siendo parte del repertorio clásico de la música mexicana.
A pesar de su éxito, Pedro enfrentó dificultades, como el cambio de su voz en la adolescencia, que generó inseguridades y comentarios negativos por parte de personas envidiosas o malintencionadas.
Sin embargo, gracias a su perseverancia y a la ayuda de su familia, especialmente de su abuelo, quien fue su manager y guía, pudo superar esa etapa y seguir creciendo en su carrera.
En los años 80, Pedro decidió explorar nuevos géneros musicales, incursionando en el pop con temas como “Maniquí”, “Coqueta” y “Muñeca Ojos de Miel”.
Esta transición fue difícil, pero también enriquecedora, ya que le permitió diversificar su talento y llegar a públicos más jóvenes.
A los 18 años, grabó en español canciones de grupos internacionales como ABBA y Wham!, y también realizó un disco dedicado a Juan Gabriel, demostrando su versatilidad y capacidad de adaptarse a los cambios del mercado musical.
A lo largo de los años, Pedro Fernández se ha mantenido como uno de los artistas más queridos de México.
Su humildad, talento y entrega en cada presentación le han ganado el respeto y cariño del público.
En su vida personal, ha enfrentado altibajos, incluyendo romances, rupturas y momentos difíciles que ha sabido superar con fortaleza y fe.
Uno de los aspectos más destacados en su historia fue su matrimonio con una mujer que siempre lo apoyó en los momentos más complicados.
Gracias a ella, Pedro pudo salir adelante cuando tocó fondo, vendiendo sus bienes y enfrentando una crisis económica que parecía insuperable.
La llegada de sus hijas y su familia fue un motivo de inspiración para seguir luchando y no rendirse jamás.
Pedro ha tenido la fortuna de compartir escenario y amistad con grandes figuras de la música mexicana, como Juan Gabriel, José José, Lola Beltrán y Vicente Fernández.
Sus anécdotas con estos ídolos son testimonios de una época dorada, donde la fraternidad y el respeto entre artistas eran la norma.
Recuerda con cariño las veces que Juan Gabriel le envió mensajes de apoyo y las experiencias que vivió con José José, a quien considera uno de los mejores cantantes de todos los tiempos.
Su relación con Vicente Fernández, en particular, fue muy especial.
Aunque en algunos momentos hubo rivalidades o malentendidos, Pedro siempre reconoció el talento y la grandeza de “El Charro de Huentitán”, y guarda con cariño los recuerdos de los momentos compartidos en los escenarios y en la vida.
A lo largo de su carrera, Pedro Fernández ha aprendido que la humildad y la constante renovación son clave para mantenerse vigente.
En la entrevista, él mismo confiesa que ha pasado por momentos difíciles, en los que pensó en retirarse o cambiar de profesión, pero la pasión por la música y el apoyo de su familia lo motivaron a seguir adelante.
La creación del espectáculo “Ave Fénix” es un reflejo de esa filosofía: una celebración de su historia, sus éxitos y su capacidad de reinventarse para seguir siendo un ícono en la música mexicana.
Pedro ha dedicado gran parte de su vida a enseñar a las nuevas generaciones que, con esfuerzo, disciplina y amor por lo que uno hace, los sueños pueden hacerse realidad.
Desde niño, su ejemplo ha sido de perseverancia y humildad, y hoy en día continúa siendo un referente para muchos jóvenes artistas que desean triunfar en el mundo del espectáculo.
Su historia, llena de sacrificios y logros, demuestra que no importa el origen ni las dificultades, sino la pasión y la entrega en cada paso del camino.
La historia de Pedro Fernández es, sin duda, un ejemplo vivo de que los sueños sí se cumplen, siempre y cuando se luchan con corazón y perseverancia.
Pedro Fernández es mucho más que un cantante o actor; es un símbolo de la cultura mexicana, un ejemplo de vida y una inspiración para millones de personas.
Desde sus humildes comienzos en Guadalajara hasta su consolidación como ícono de la música ranchera, su historia refleja la fuerza del espíritu humano y la importancia de nunca rendirse ante las adversidades.
En cada canción, en cada película y en cada palabra, Pedro transmite su pasión y amor por México, dejando un legado que perdurará por siempre en la historia del arte y la cultura hispana.
