Piero de Benedictis, conocido simplemente como Piero, es una de las voces más emblemáticas y queridas de la música latinoamericana.
Su obra ha sido un refugio de ternura, paz y reflexión para millones de personas a lo largo de más de seis décadas.
Sin embargo, detrás de sus canciones atemporales se oculta una vida marcada por el exilio, el silencio y las dificultades que han moldeado su historia personal y artística.
Hoy, con más de 80 años, Piero continúa enfrentando el peso del tiempo, la memoria y la pérdida, mientras celebra una carrera que ha trascendido fronteras y generaciones.
Piero Antonio Franco de Benedictis nació en Italia, en el seno de una familia modesta pero llena de valores.
Su padre, Don Lino, fue un inmigrante italiano que logró establecer un pequeño negocio vendiendo dispositivos para escuchar música, como tocadiscos y fonógrafos.
La música siempre estuvo presente en su hogar, ya que su madre tenía una hermosa voz, aunque nunca se dedicó profesionalmente al canto.
La infancia de Piero estuvo marcada por un episodio doloroso que cambió el rumbo de su familia.
Un socio de su padre desapareció con todo el dinero y la mercadería, dejando a Don Lino sin recursos y con la responsabilidad de mantener a su esposa y a sus hijos.
Ante esta situación desesperada, la familia decidió emigrar a Argentina, buscando reconstruir su vida lejos de la traición y la incertidumbre.
En Argentina, Piero encontró en la música un refugio y una pasión que lo acompañarían toda su vida.
Aunque inicialmente tuvo que enfrentar la rigidez de una educación musical formal y las dificultades de adaptarse a un nuevo país, su talento natural para la guitarra y el canto se hizo evidente rápidamente.
Durante su adolescencia, Piero se unió al coro del seminario donde estudiaba, sorprendiendo a sus profesores con su habilidad para tocar la guitarra y su voz clara y emotiva.
Fue allí donde comenzó a desarrollar su estilo único, que combinaría la ternura con la profundidad social y política.
La carrera profesional de Piero despegó en la década de 1960, cuando firmó su primer contrato discográfico y comenzó a presentarse en bares y clubes nocturnos de Argentina.
Su colaboración con el escritor José Cherkasky fue fundamental para su éxito.
Juntos crearon canciones que conectaron profundamente con el público, como “Llegando llegaste” y, sobre todo, “Mi viejo”, que se convirtió en un himno para millones y un símbolo de amor filial.
Aunque José Cherkasky no era músico, su sensibilidad para la poesía y la política complementó la música de Piero, dando lugar a un dúo creativo que marcó una época.
Sin embargo, la industria musical y el público a menudo atribuyeron erróneamente todas las composiciones a Piero, una confusión que Cherkasky nunca corrigió, prefiriendo que el reconocimiento quedara en manos del cantante.
Durante los años 70, Argentina vivió un período de intensa agitación política y represión bajo la dictadura militar de Jorge Rafael Videla.
Las canciones de Piero, que hablaban de justicia social, libertad y esperanza, fueron vistas como peligrosas por el régimen.
Su música fue censurada, sus discos retirados y quemados públicamente, y su carrera profesional fue seriamente afectada.
Ante la amenaza de represalias, Piero tomó la dolorosa decisión de exiliarse.
Primero se trasladó a España, donde vivió casi cuatro años en condiciones precarias, trabajando en agricultura para sobrevivir y alejado de los escenarios.
Más tarde, se mudó a Colombia, donde continuó su compromiso social y artístico, incluso participando en tareas de rescate tras una devastadora erupción volcánica.
La vida de Piero ha sido un constante viaje entre países y culturas.
Italiano de nacimiento, argentino por formación, colombiano por adopción y con una carrera que abarca América Latina y Europa, su identidad refleja la complejidad de un artista global.
Su ciudadanía colombiana le permitió trabajar con mayor libertad y reconstruir su vida profesional, mientras mantenía un fuerte vínculo con Argentina y otros países.
A lo largo de su trayectoria, Piero ha grabado más de 30 álbumes y ha explorado diversas facetas artísticas, incluyendo la actuación y la política.
En 2018, regresó a Italia para postularse como candidato a diputado, impulsado por su compromiso social y su deseo de representar a la comunidad latina.
Aunque Piero nunca alcanzó la misma fama masiva que en sus primeros años, su legado artístico y su compromiso social han sido reconocidos a lo largo del tiempo.
En 2023, sufrió una grave crisis de salud que lo llevó a terapia intensiva, pero su recuperación le permitió regresar a los escenarios y continuar su labor musical.
En 2024, celebró seis décadas de carrera con un concierto en Lima, Perú, un evento que simbolizó su regreso y reafirmación como una voz esencial de la música latinoamericana.
Piero sigue convencido de que su mejor música está aún por venir y mantiene una conexión profunda con su público, al que considera su verdadera casa.
Piero es mucho más que el cantante de “Mi viejo”.
Su vida y obra cuentan la historia de un hombre que supo transformar la adversidad en arte, que enfrentó la censura y el exilio con dignidad, y que nunca perdió la fe en el poder de la música para cambiar el mundo.
Su legado es un testimonio de resiliencia, compromiso y amor por la humanidad.
En un mundo donde la música a menudo se comercializa y se olvida rápidamente, Piero representa la autenticidad y la constancia.
Su historia inspira a nuevas generaciones a valorar la ternura, la justicia y la esperanza, recordándonos que la verdadera grandeza reside en la capacidad de seguir adelante, incluso en los momentos más difíciles.
