El 8 de abril de 2025 quedará marcado para siempre en la memoria de la República Dominicana como el día en que una tragedia sacudió al mundo del entretenimiento.

Ruby Pérez, uno de los íconos más queridos del merengue, perdió la vida en un colapso estructural ocurrido en la discoteca Headset, en Santo Domingo.

Más de mil personas asistían a su concierto cuando el techo del escenario cedió, desatando el caos y la destrucción.

Ahora, 27 días después, su representante rompe el silencio y revela detalles íntimos y desgarradores de los últimos días del cantante, mientras la nación busca respuestas y justicia.

 

La discoteca Headset estaba llena hasta el tope aquella madrugada.

Más de mil fanáticos vibraban con la música de Ruby Pérez, quien se entregaba en el escenario con una energía y carisma inigualables.

Según testimonios, Ruby estaba eufórico, interactuaba con el público y parecía estar en uno de sus mejores momentos.

Sin embargo, alrededor de las 3:30 a.m., un estruendo seco cortó la música y la alegría se transformó en pánico cuando el techo colapsó.

 

Los asistentes comenzaron a correr y gritar entre el polvo y los escombros.

La escena fue descrita como una película de terror: gritos, caos y desesperación.

El colapso dejó al menos 27 muertos y 160 heridos.

Entre la confusión, el nombre de Ruby resonaba con fuerza, generando un clamor colectivo por su paradero.

 

Fernando Soto, amigo cercano y representante de Ruby durante más de dos décadas, apareció ante las cámaras con la voz entrecortada para contar la verdad detrás de la tragedia.

Reveló que Ruby había sufrido una caída tres días antes del show y se había lesionado gravemente, pero insistió en seguir adelante con la presentación porque no quería defraudar a sus fans ni a su banda.

 

Fernando confesó que intentó detenerlo, pero Ruby estaba decidido.

“Esas personas compraron boletos. La banda necesita el pago. Voy a dejar a todos esperando por un pequeño dolor”, dijo Ruby con firmeza.

Esta decisión, según Fernando, fue el inicio de una cadena de eventos que terminó en la tragedia.

El representante describió la incertidumbre y el horror de buscar a Ruby entre los escombros, sin recibir respuesta.

Durante días, circularon rumores contradictorios sobre si Ruby estaba vivo o muerto, mientras las autoridades mantenían silencio o información confusa.

 

Finalmente, Fernando tuvo que dar la noticia más dolorosa: Ruby Pérez había fallecido.

La confirmación oficial devastó a familiares, amigos y a toda una nación.

Miles de personas se congregaron frente a la discoteca Headset para rendir homenaje, llevando flores, velas y cantando sus canciones en medio de lágrimas.

 

El gobierno decretó tres días de luto oficial y suspendió eventos festivos en señal de respeto.

El presidente Luis Abinader visitó el lugar de la tragedia y los hospitales, acompañando a los afectados y comprometiéndose a buscar justicia.

Las investigaciones preliminares revelaron que el colapso pudo haberse evitado.

La discoteca Headset había recibido varias advertencias sobre fallas en la estructura semanas antes del desastre, pero no se tomaron medidas.

Además, reformas recientes en el lugar, incluyendo la ampliación del área VIP y la instalación de equipos pesados, no fueron inspeccionadas ni autorizadas adecuadamente.

 

Exempleados y técnicos declararon que observaron grietas y problemas en el techo que fueron ignorados por la administración.

Correos electrónicos internos advertían sobre el riesgo de colapso, pero la información fue desestimada.

 

Estas negligencias generaron una ola de indignación pública y política.

El Ministerio Público abrió una investigación formal contra los propietarios, ingenieros y autoridades responsables.

Se buscan responsabilidades por omisión y posibles cargos de homicidio culposo.

En medio de la tragedia, emergieron relatos de valentía y sacrificio.

Rafael Mendoza, guitarrista de la banda y esposo de Sulinka Pérez —hija de Ruby—, protegió a su esposa durante el colapso, sufriendo graves heridas.

Antonio Ramírez, un bombero fuera de servicio, también fue clave para salvar vidas, ayudando a rescatar a Sulinka y otros atrapados.

 

Sulinka, conmovida pero fuerte, prometió seguir adelante y cantar en honor a su padre y a las víctimas.

Su historia representa la esperanza y la resiliencia que brotan incluso en los momentos más oscuros.

 

Ruby Pérez no solo dejó un legado musical imborrable, sino también una lección dolorosa sobre la importancia de la responsabilidad y la seguridad en los espacios públicos.

Su muerte ha impulsado una iniciativa legislativa, conocida como “Ley Ruby Pérez”, que busca fortalecer las inspecciones y sanciones para evitar que tragedias similares vuelvan a ocurrir.

El país sigue de luto, pero unido en el compromiso de honrar la memoria de las víctimas y garantizar que se haga justicia.

La música de Ruby sigue sonando, recordándonos la fragilidad de la vida y la necesidad de protegerla.

 

La historia de Ruby Pérez es un recordatorio trágico de cómo la pasión y el compromiso pueden chocar con la realidad de la negligencia y la imprudencia.

Su representante y su familia han abierto una ventana a la verdad, mostrando que detrás del brillo del espectáculo existen vidas reales con dolores y decisiones difíciles.

 

Mientras el país llora su pérdida, también celebra su vida y su legado, esperando que la justicia y la memoria sean el camino para sanar y evitar que el pasado se repita.

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