Su Asombrosa fortuna y Lo que sucedió en el funeral de la estrella de Bonanza, Lorne Greene

Lorne Greene, el patriarca de la icónica serie de televisión *Bonanza*, dejó tras su muerte en 1987 una fortuna que sorprendió no solo a su familia sino también a toda la industria de Hollywood.

Su legado, sin embargo, va mucho más allá del dinero: su vida, su carrera y su despedida están llenas de enseñanzas sobre humildad, generosidad y coherencia.

Lorne Greene – Canada's Walk of Fame

Nacido en Otaga, Canadá, en 1915, Lorne Greene fue hijo de inmigrantes judíos que llegaron con poco más que esperanza.

Su padre, Daniel, era un hombre reservado que enseñaba con silencios, una lección que marcaría profundamente al joven Greene.

Desde pequeño aprendió que el valor no estaba en las palabras, sino en las acciones.

 

Aunque inicialmente estudió ingeniería química, su destino cambió cuando descubrió su talento para la radio.

Durante la Segunda Guerra Mundial, fue la voz oficial de Canadá, informando con calma y autoridad sin caer en el dramatismo.

Más adelante, fundó una academia de locutores en Toronto, aunque tuvo que cerrarla por dificultades económicas.

Sin embargo, nunca renunció a su sueño de usar su voz para algo significativo.

 

A los 44 años, Greene fue descubierto para la actuación y obtuvo el papel de Ben Cartwright en *Bonanza*.

No se conformó con interpretar un personaje autoritario y seco, sino que lo transformó en un hombre que inspiraba respeto, no miedo.

Esta visión cambió la serie y consolidó su éxito mundial.

The Untold Truth Of The Tragic Ending of LORNE GREENE

En su mejor momento, Greene ganaba una fortuna considerable, que invirtió sabiamente en propiedades, causas ambientales y en una réplica del rancho Ponderosa en Arizona, que se convirtió en un santuario para los fans.

Sin embargo, su estilo de vida siguió siendo sencillo y alejado de los lujos ostentosos.

 

La muerte de su compañero Dan Blocker lo hizo reflexionar sobre el destino de su fortuna. Greene siempre pensó que el dinero debía servir para construir y ayudar, no para presumir.

Así, parte de su patrimonio fue destinado discretamente a organizaciones de conservación y programas de becas para jóvenes sin recursos interesados en la comunicación.

 

Su vida siguió marcada por la serenidad y la ética, manteniendo un estilo de vida humilde y dedicando su fama a ayudar sin buscar reconocimiento público.

Su esposa recordaba que lo que más disfrutaba de la fama era poder ayudar en silencio.

 

Cuando Lorne Greene falleció el 11 de septiembre de 1987, a los 72 años, se esperaba un funeral íntimo.

Sin embargo, cientos de admiradores acudieron al Hillside Memorial Park en California, llenando la capilla y el exterior con una multitud que escuchaba la ceremonia a través de altavoces.

Guideposts Classics: Lorne Greene on the Value of Silence - Guideposts

No hubo discursos largos ni homenajes grandilocuentes, solo música suave y un profundo silencio, reflejo de la enseñanza que su padre le había dado en la infancia.

Entre las flores apareció un sobre cerrado con su nombre que decía: “Para quien entienda el silencio”.

Al abrirlo días después, se encontró una copia de un documento legal que confirmaba la creación de un fondo millonario para becas educativas, un gesto que nadie conocía.

 

Oficialmente, la fortuna de Greene fue calculada en varios millones de dólares, pero expertos y rumores sugieren que pudo ser mucho mayor.

Parte estaba invertida en propiedades, acciones y donaciones secretas a causas ambientales y educativas.

 

Su familia mantuvo el silencio sobre muchos detalles, lo que alimentó teorías sobre cuentas bancarias ocultas o tierras compradas bajo nombres de terceros para evitar impuestos.

Sin embargo, lo que realmente importaba para Greene no era acumular riqueza, sino usarla para crear oportunidades duraderas.

 

Lorne Greene representaba una paradoja fascinante: un hombre que ganó millones, pero que vivió con la sencillez de alguien que se contenta con un café caliente y la lectura en silencio.

Nunca buscó el protagonismo ni la ostentación, prefería manejar él mismo y relacionarse con sus vecinos como una persona común.

Lorne Greene – Jeff Arnold's West

Su voz, grave y calmada, fue imitada por muchos, pero nunca igualada.

Para él, la verdadera herencia no estaba en el dinero, sino en las cartas y mensajes que recibía de sus fans, que guardaba cuidadosamente.

Su funeral y su vida reflejaron esa coherencia entre lo que decía y hacía.

 

Tras su muerte, Canadá lo nombró oficial de la orden nacional y su universidad le otorgó un doctorado honorario.

Su imagen apareció en sellos postales y su academia de radio fue reabierta en su nombre por antiguos alumnos.

 

Décadas después, su nombre sigue vivo en la memoria colectiva, no solo por *Bonanza* sino por su ejemplo de integridad y generosidad.

Su filosofía de que el dinero debe circular para ayudar a otros sigue inspirando a nuevas generaciones.

 

Lorne Greene demostró que la verdadera grandeza no se mide en cifras, sino en la huella que dejamos en los demás.

Su fortuna, envuelta en misterio y discreción, fue solo una herramienta para construir un legado que trasciende el tiempo.

 

Su funeral fue el cierre perfecto para una vida que nunca necesitó efectos especiales ni protagonismo.

En el silencio que rodeó su despedida, quedó claro que el hombre que dio voz a la esperanza se había convertido en ella.

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