Charles Bronson fue considerado en su tiempo una de las mayores estrellas del cine de acción en Hollywood, famoso por interpretar personajes duros, silenciosos y llenos de determinación.
Sus películas conquistaron a millones de espectadores en todo el mundo, pero detrás de esa imagen imponente se escondía una vida llena de altibajos, dificultades y un final marcado por la enfermedad y el olvido.
Esta es la historia de Charles Dennis Buchinsky, el hombre detrás del mito, desde sus humildes orígenes hasta su triste despedida.
Charles Bronson nació como Charles Dennis Buchinsky el 3 de noviembre de 1921 en Ehrenfeld, Pennsylvania.
Fue el undécimo de quince hijos en una familia de ascendencia lituana.
Su padre, Walter Buchinsky, emigró a Estados Unidos y cambió su apellido para que sonara más americano.
La familia vivía en condiciones muy precarias en una ciudad minera de carbón llamada Tamaqua.
La infancia de Charles fue dura.
A veces tenía que usar ropa de su hermana para ir a la escuela y comenzó a fumar desde los nueve años, quizás como una forma de sobrellevar las dificultades.
Cuando tenía apenas diez años, su padre falleció inesperadamente, lo que sumió a la familia en una crisis aún mayor.
Charles cometió pequeños robos y llegó a ser arrestado por un breve período.
En casa, todos hablaban lituano y ruso, y Charles solo aprendió inglés en su adolescencia.
A los 16 años abandonó la escuela para trabajar en las minas junto a sus hermanos, ganando un dólar por cada tonelada de carbón extraída.
Esta etapa de su vida fue dura, pero también le enseñó la perseverancia que marcaría su carrera futura.
En 1943, Charles fue llamado al servicio militar y asignado al Cuerpo Aéreo, donde sirvió como artillero en la cola de un bombardero B-29.
Participó en 25 misiones y fue condecorado por su valentía.
Tras la Segunda Guerra Mundial, se unió a un grupo de teatro en Filadelfia y comenzó a trabajar en pequeños trabajos artísticos.
Su sueño era actuar en Broadway, por lo que se mudó a Nueva York, pero fue en la década de 1950 cuando empezó a abrirse camino en el cine con papeles pequeños.
Su primer papel fue como marinero en la película “You’re in the Navy Now” (1951).
También hizo apariciones en varias series de televisión.
En 1954, adoptó el nombre artístico Charles Bronson, sugerido por un amigo, para sonar más americano y facilitar su carrera en Hollywood.
Durante los años 60, Bronson comenzó a destacar por su imagen de hombre duro y vengador solitario.
Trabajó en Europa, donde alcanzó gran popularidad y colaboró con estrellas como Alain Delon en la película “Adiós amigo” (1968).
En esa época, ya había terminado su primer matrimonio con Aileen Tender, con quien tuvo dos hijos: Tony y Susan.
En 1968 se casó con la actriz Jill Ireland, con quien tuvo una hija, Zuleika, y adoptaron a Katrina.
Permanecieron juntos hasta la muerte de Jill en 1990.
Aunque Bronson ya era una estrella reconocida en Europa y Asia, fue en los años 70 cuando alcanzó la fama definitiva en Hollywood.
Su imagen de hombre rudo y silencioso encajaba perfectamente con el auge de las películas de acción.
Su primer gran éxito en esta etapa fue “The Mechanic” (1972), donde interpretó a Arthur Bishop, un asesino profesional, papel que años después sería retomado por Jason Statham en un remake.
Pero sin duda, el papel que lo consagró fue el de Paul Kersey en “Deseo de Matar” (1974).
En esta película, Bronson interpretó a un arquitecto pacífico de Nueva York cuya esposa es asesinada y su hija agredida, lo que lo lleva a convertirse en un vigilante nocturno que persigue a los criminales.
La película fue un éxito rotundo y generó cuatro secuelas entre 1982 y 1994, consolidando a Bronson como una leyenda del cine de acción.
Como muchas estrellas, Charles Bronson tenía sus manías.
Una de las más conocidas era que no estrechaba la mano de extraños por miedo a los gérmenes, lo que decepcionaba a sus fans.
En 1991 inició una relación con la actriz Kim Weeks, con quien se casó en 1998.
Ese mismo año se sometió a una cirugía de reemplazo de cadera, lo que marcó el fin de su carrera activa, ya que ya no podía realizar las exigentes secuencias de acción que lo habían hecho famoso.
Su última película fue “Queima Roupa 3” (1998), donde actuó junto a su esposa Kim Weeks.
Lo que no se sabía en ese momento era que durante la filmación de “Queima Roupa 3”, Charles comenzaba a mostrar síntomas iniciales del Mal de Alzheimer.
Su salud se fue deteriorando progresivamente, y en el año 2000 fue diagnosticado oficialmente con esta enfermedad.
Su esposa Kim notó cómo Charles pasó de ser un hombre ágil y astuto a alguien confundido y lento.
En 2001, la familia hizo pública su condición, explicando que ya no podía salir solo de casa y que recibía tratamientos tanto convencionales como holísticos en Nueva York y Los Ángeles.
Su hermana Catherine Pidone declaró que la familia ya había sospechado que algo andaba mal un año antes, pues Charles hablaba despacio y a veces arrastraba las palabras.
Sin embargo, aún reconocía a su familia, y pudieron pasar juntos la Navidad.
Al final de su vida, Charles Bronson ya no recordaba ni su brillante carrera ni el sufrimiento de su infancia.
Tras varias semanas hospitalizado, falleció el 30 de agosto de 2003 en el Cedars-Sinai Medical Center en Los Ángeles, a los 81 años.
Fue enterrado en el Cementerio de Brownsville en West Windsor, Vermont, ciudad donde vivió por 30 años, a los pies del Monte Ascutney.
Dejó una considerable herencia que incluía propiedades valoradas en decenas de millones de dólares: una casa en Malibu valuada en 8 millones, una propiedad de 48 millones en Vermont y un rancho de casi 5 millones.
Tuvo siete hijos, entre biológicos y adoptados, aunque uno de ellos, Jason, falleció en 1989.
Charles Bronson dejó una huella imborrable en el cine de acción, siendo un ícono de los personajes duros y solitarios que luchan contra la injusticia.
Su vida, desde los difíciles comienzos hasta la fama y el triste final, es un reflejo de la lucha constante y la perseverancia.
Sus películas siguen siendo recordadas y disfrutadas por nuevas generaciones, y su nombre permanece como sinónimo de valentía y resistencia en la pantalla grande.
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