Sandra Reyes: Una vida dedicada al arte, la naturaleza y el corazón de los colombianos
La noticia del fallecimiento de Sandra Reyes dejó a Colombia profundamente conmovida.
La reconocida actriz bogotana, de 49 años, se destacó por su talento y carisma en las producciones televisivas más queridas del país.
Su carrera comenzó en 1994 con la serie Clase Aparte, marcando el inicio de un camino lleno de éxitos.
Alcanzó la fama con icónicas producciones como Pedro el Escamoso y la reciente serie Rigo.
Sandra falleció tras una larga y reservada lucha contra el cáncer de seno.
Esta enfermedad fue un tema que mantuvo en total privacidad, compartiéndolo solo con su círculo más cercano.
Durante sus últimos meses, su presencia en redes sociales fue limitada, y evitó revelar detalles sobre su vida personal.
Sus publicaciones reflejaban principalmente su conexión con la naturaleza y su amor por el arte.
La última actualización en sus redes sociales fue realizada el pasado 5 de noviembre.
Sandra Reyes nació en Bogotá el 31 de mayo de 1975.
Era madre de un hijo llamado Jerónimo, con quien compartía muchos momentos y pasiones.
En su biografía de redes sociales, se describía como “hippie, recordatriz de bruja y amante del arte”.
Sandra tenía un profundo amor por la pintura, la actuación y la tranquilidad que encontraba en la naturaleza.
Desde sus primeros pasos en la actuación, familiares y amigos destacaron su gusto por la soledad y el silencio.
Sus colegas en la industria la recuerdan como una persona humilde, solidaria y llena de buena energía.
A los 23 años, comenzó a brillar con su participación en el thriller La Mujer del Presidente.
En esta producción, su interpretación fue clave en una trama llena de misterio sobre una desaparición.
Con el tiempo, Sandra recibió múltiples premios y reconocimientos que consagraron su carrera.
Uno de sus papeles más recordados fue como la Doctora Paula Dávila en Pedro el Escamoso.
Este personaje rompió con los estereotipos de las protagonistas de los años 90, gracias a su carácter fuerte y auténtico.
Tras conquistar la televisión y el teatro, Sandra decidió tomarse un descanso de la actuación.
En los últimos años, experimentó una profunda transformación personal y profesional.
Optó por un estilo de vida más espiritual y centrado en su conexión con el entorno natural.
A pesar de su retiro, volvió a las pantallas con producciones como Rigo y Pedro el Escamoso: Más Escamoso que Nunca.
En estas producciones retomó personajes icónicos como Araceli Urán y Paula Dávila, encantando nuevamente al público.
Sus seres queridos la describían como una persona tranquila, sencilla y profundamente conectada con la naturaleza.
Durante la pandemia, Sandra se mudó a una finca ubicada en Ubaté, heredada de sus padres.
Este lugar se convirtió en su refugio, donde pudo vivir en armonía y lejos del caos de la ciudad.
La finca era para ella un espacio perfecto para meditar, respirar aire puro y trabajar en su huerta.
Consumía alimentos cultivados por ella misma, abrazando un estilo de vida sostenible.
En una entrevista con la revista Vea, Sandra expresó su satisfacción al vivir en el campo.
Comentó que no se sentía a gusto en la ciudad y que prefería la tranquilidad de la vida rural.
En Bogotá también poseía un apartamento al norte de la ciudad, donde solía leer libretos y recibir amigos.
Sin embargo, su verdadera felicidad estaba en el campo, rodeada de naturaleza y paz.
En sus últimos días, pocos sabían de la gravedad de su estado de salud.
A pesar de ello, continuó manteniendo un espíritu sereno y enfocado en lo esencial.
Sandra falleció en Bogotá, rodeada de sus familiares y amigos más cercanos.
Su cuerpo será trasladado a su finca en Ubaté, un lugar lleno de significado y recuerdos felices para ella.
Allí, Sandra pasó las mejores vacaciones y celebraciones navideñas de su vida.
El legado de Sandra Reyes en la televisión colombiana es inolvidable.
Sus personajes, su humanidad y su amor por el arte y la naturaleza quedarán grabados en la memoria de los colombianos.
Sandra Reyes vivió una vida auténtica, llena de pasión, creatividad y conexión con lo que realmente amaba.
Su partida deja un vacío, pero también un recuerdo luminoso en el corazón de quienes la conocieron y admiraron.