Las mejores canciones, dicen, nacen del dolor más profundo.

Y la historia de Martica —la joven artista que conquistó al mundo a finales de los años 80 con un éxito devastador y luego desapareció tan rápido como brilló— parece confirmar esta idea.
Su voz, su presencia escénica y, sobre todo, la intensidad emocional de Toy Soldiers marcaron a toda una generación.
Sin embargo, detrás del fenómeno musical había una historia personal cargada de sensibilidad, presiones, inseguridades y heridas difíciles de sanar.
Hoy, más de tres décadas después, su nombre sigue despertando nostalgia y curiosidad.
¿Quién fue Martica realmente? ¿Por qué su carrera se esfumó prácticamente de un día para otro? ¿Cómo nació la canción que la convirtió en una estrella global? Este es un recorrido profundo por la vida y trayectoria de una artista talentosa, frágil y recordada.
Martica nació como Marta Marrero el 18 de mayo de 1969 en California, hija de padres cubanos que emigraron a Estados Unidos en 1959 tras el triunfo de la Revolución de Fidel Castro.
Desde muy pequeña mostró inclinación por las artes: a los cuatro años ya tomaba clases de danza y canto, y durante su infancia desarrolló disciplina y una presencia escénica que llamaba la atención de profesores y directores.
Su primera gran oportunidad llegó a los 13 años, cuando fue seleccionada como bailarina en la película Annie (1982), dirigida por John Houston.
Gracias a esta participación, Marta fue elegida para el programa Kids Incorporated, donde actuaba, cantaba y compartía escenario con otros jóvenes talentos.
En ese programa conoció a varias amigas, pero una de ellas tendría un papel especial en su historia artística: Stacy Ferguson, quien años después alcanzaría fama mundial como Fergie, la voz femenina de Black Eyed Peas.
Esta curiosidad conecta los inicios humildes de ambas artistas con el éxito global que el destino les tenía preparado.
A pesar de que Marta dedicó buena parte de su infancia y adolescencia a la actuación, un día ocurrió algo que cambiaría su destino para siempre.
En una entrevista, relató que vio a Boy George en televisión y quedó impactada por su estilo, su voz y su energía.
Aquel momento la sacudió: entendió que quería ser cantante pop, que deseaba un escenario, un micrófono y una identidad artística poderosa.
En 1988, cuando tenía 19 años, la discográfica CBS decidió contratarla.
Buscaban una joven morena que pudiera competir con la fuerza y presencia de Madonna, y Marta encajó perfectamente en ese perfil.
Para elegir su nombre artístico, se inspiró en el cariño familiar: en casa la llamaban “Martita”, y de ese diminutivo surgió Martica, un nombre dulce, recordable y distintivo.
El 18 de octubre de 1988 lanzó su álbum debut, Martika, que contenía diez canciones.
Entre ellas había una que cambiaría su vida: Toy Soldiers.
Nadie imaginaba que aquel tema, grabado casi como una balada pop más, se convertiría en número uno de Billboard el 22 de julio de 1989 y se transformaría en un himno generacional.
En los coros participó Fergie, su amiga de infancia, lo que añadió continuidad a las conexiones que la artista había tejido desde pequeña.

Toy Soldiers parecía hablar de desamor, pero su significado era mucho más profundo.
Martica explicó que la escribió inspirada en una amiga muy cercana que sufría una adicción a la cocaína.
Verla deteriorarse la llenaba de angustia, impotencia y dolor.
La letra simboliza cómo las drogas pueden dominar a una persona igual que un niño controla a sus juguetes: una metáfora dura y emotiva.
El público la recibió como una obra de sensibilidad honesta, y tal vez ese fue su mayor atractivo.
Martica no solo cantaba; estaba abriendo una herida real.
El álbum fue un éxito arrasador y vendió más de tres millones de copias.
Además de Toy Soldiers, otros temas como More Than You Know, I Feel the Earth Move y Water tuvieron buena recepción, especialmente en Europa.
Sin embargo, tras el boom, comenzaron los problemas.
Según rumores de la época, Martica se vio sobrepasada por la fama.
Algunos fanáticos la perseguían, la acosaban y la presionaban.
La exposición pública constante la llevó a experimentar episodios fuertes de ansiedad y depresión.
/2018/09/mart.jpg)
Pese a la inestabilidad emocional, Martica lanzó un segundo álbum en 1991 titulado Martika’s Kitchen, cuyo tema principal fue escrito por el legendario Prince, con quien se decía que mantenía una relación romántica.
Aunque logró un recibimiento decente en Reino Unido y el sencillo Love. ..Thy Will Be Done alcanzó el puesto número 10 en Billboard, el disco fue considerado un fracaso comercial en Estados Unidos.
CBS perdió interés y este sería el último álbum de Martica.
Después, la artista comenzó a colaborar en producciones de otros músicos, a grabar para películas y a hacer trabajos aislados.
Una curiosidad poco conocida es que Martica participó en los coros del álbum 20 años de Luis Miguel, así como en el disco Hazme sentir de María Conchita Alonso, lo que demuestra la amplitud de su talento vocal.
Durante los años 90, su presencia pública se fue apagando hasta desaparecer casi por completo.
Años más tarde, en una entrevista en Londres, confesó que haberse alejado de la música fue una decisión que todavía lamenta.
Admitió que no pudo asimilar la presión de la fama, que no se sentía natural en ese mundo y que el ritmo de la industria terminó rompiéndola emocionalmente.
Reconoció también que sentía culpa por haber decepcionado a sus fans.
En lo personal, Martica se casó con el músico estadounidense de origen japonés Nicki Lee (Michael Mozart).
En 2003 crearon una banda llamada Oppera, orientada hacia el pop gótico, pero los proyectos no tuvieron éxito comercial.
Sin embargo, en 2004 su nombre volvió a sonar gracias al rapero Eminem, quien sampleó Toy Soldiers en su canción Like Toy Soldiers.
Martica fue acreditada como coautora, lo que le permitió recibir ingresos y reconocimiento renovado.

A partir de 2010 regresó a los escenarios, participando en giras junto a otros íconos ochenteros como Rick Astley, Samantha Fox, Debbie Gibson y Berlín.
Aunque no volvió al éxito masivo, encontró un equilibrio entre nostalgia, música y tranquilidad personal.
Hoy, Martica tiene 56 años y vive en Dayton, Ohio, junto a su esposo.
Disfruta de una vida tranquila, alejada del ruido, la presión y la sobreexposición que tanto dolor le causaron en su juventud.
Mientras tanto, Toy Soldiers sigue viva, sonando en radios, recopilaciones y plataformas digitales.
Su letra, nacida del sufrimiento, continúa tocando fibras sensibles, recordándonos que las grandes canciones no siempre nacen del glamour, sino de las cicatrices más profundas.