¿Maternidad o polémica? Ana Obregón responde a los ataques sobre su hija adoptiva y no se guarda nada
Desde que Ana Obregón anunció al mundo que había adoptado una bebé en Estados Unidos, las reacciones no se hicieron esperar.
Lo que debía ser una noticia llena de alegría y esperanza pronto se convirtió en el epicentro de una intensa polémica mediática.
¿Madre a los 68 años? ¿Gestación subrogada? ¿Hija o nieta? La prensa, la opinión pública y hasta algunos rostros del espectáculo no tardaron en alzar la voz, opinando, juzgando y especulando sin piedad.
Pero ahora, tras meses de silencios y medias palabras, Ana rompe el silencio de forma contundente y deja claro que no va a permitir que nadie cuestione su maternidad ni el amor que siente por su hija adoptiva.
En una entrevista exclusiva para una conocida revista, Ana Obregón se muestra firme, emocionada y sin miedo a hablar.
Acompañada de su hija, Ana Sandra Lequio Obregón, la actriz y bióloga abre su corazón como pocas veces lo ha hecho.
“La gente habla sin saber. Sin conocer mi historia, sin entender mi dolor, y sin mirar más allá del escándalo”, comienza diciendo con una serenidad que solo puede provenir de alguien que ha tenido que reinventarse después de tocar fondo.
Y es que nadie olvida el inmenso dolor que Ana sufrió tras la muerte de su hijo, Álex Lequio, en 2020.
Su pérdida fue devastadora, y el luto de Ana fue compartido por millones de personas que siguieron cada una de sus publicaciones llenas de amor, recuerdos y sufrimiento.
Fue precisamente en ese contexto, como ella misma explica, donde nació la idea de la maternidad postrera.
“No quería morir vacía. No quería que la historia de Álex terminara en tragedia. Quería transformar el dolor en amor.”
En su relato, Ana explica que el proceso para convertirse en madre a través de gestación subrogada fue largo, emocional y profundamente reflexivo.
“Esto no fue un capricho ni una locura de última hora. Fue una decisión meditada, legal, ética y llena de significado. Yo no le robé nada a nadie. Yo le di vida a un legado que merecía continuar.”
Sin embargo, las críticas no tardaron en llegar. Desde tertulianos que cuestionaron la legalidad del proceso hasta figuras públicas que calificaron la decisión de “egoísta” o “antinatural”.
Otros se centraron en la edad de Ana, argumentando que criar a una niña siendo una mujer de casi 70 años no era “responsable”.
A todos ellos, Ana responde con contundencia: “Ser madre no tiene edad cuando el amor es auténtico. Nadie cuestiona a los hombres de 70 años que tienen hijos. ¿Por qué a mí sí?”
Además, aclara uno de los temas que más confusión generó: la relación genética entre Ana Sandra y Álex Lequio. “Sí, es su hija biológica. Y eso la hace aún más especial.
Es parte de él, de su sangre, de su historia. Cuando la miro, siento que una parte de mi hijo sigue viva. ¿Cómo no iba a hacer todo lo posible por traerla al mundo?”
En la entrevista, Ana no solo se defiende, también agradece. A sus abogados, al equipo médico, a su familia más cercana, y sobre todo, al pueblo español que, a pesar de las críticas, le ha enviado miles de mensajes de apoyo y cariño.
“He recibido cartas de mujeres que me dicen: ‘Gracias por atreverte’, ‘Gracias por mostrar que el amor de madre nunca muere’. Es por ellas que hablo ahora.”
Además, la actriz aprovecha para lanzar una crítica directa a ciertos sectores de la prensa que, según ella, han lucrado con su dolor y su proceso.
“Hay quienes viven de inventar titulares sin tener la mínima empatía. Yo no necesito vender mi maternidad. La vivo en carne y hueso todos los días, a las cuatro de la mañana cuando me despierto a darle el biberón, cuando me emociono con su primera sonrisa, cuando siento que tengo una razón para seguir viviendo.”
Lejos de buscar aprobación, Ana Obregón quiere dejar claro que su decisión no necesita ser comprendida por todos, solo respetada.
“No estoy pidiendo permiso. Estoy contando mi verdad. Y esa verdad es que esta niña ha salvado mi vida. Me devolvió el alma, las ganas, la luz. Y no permitiré que nadie ensucie algo tan puro.”
La entrevista termina con una imagen poderosa: Ana, abrazando a su hija, con lágrimas en los ojos pero una sonrisa firme en los labios.
“Lo que digan los demás no importa. Lo único que me importa es que ella crezca sabiendo que fue deseada, amada, y protegida desde el primer segundo.”
Así, con estas palabras claras y sin adornos, Ana Obregón no solo responde a sus críticos: reivindica su derecho a amar, a ser madre, y a encontrar esperanza en medio del dolor.
Porque detrás del escándalo, hay una mujer que ha luchado contra la oscuridad y ha encontrado en su hija una nueva razón para vivir.
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