En los últimos meses, la relación entre Maribel Guardia e Imelda Garza Tuñón, viuda de Julián Figueroa los medios de comunicación.
El fallecimiento de Julián Figueroa en abril de 2023, a los 27 años, dejó un vacío en sus seres queridos y desencadenó una serie de eventos que han llevado a una disputa legal y mediática entre su madre y su esposa.
Tras la muerte de Julián, Maribel Guardia y Imelda Garza Tuñón mostraron inicialmente una imagen de unidad en su duelo compartido.
Sin embargo, con el paso del tiempo, surgieron diferencias significativas entre ambas.
En enero de 2025, Maribel Guardia presentó una denuncia por violencia familiar contra Imelda, alegando que la joven madre descuidaba a su hijo, José Julián, de siete años, para salir de fiesta y que, presuntamente, consumía sustancias ilícitas.
Según la denuncia, Imelda regresaba al domicilio en estado de ebriedad y con comportamiento errático, lo que generaba preocupación por el bienestar del menor.
Como resultado de esta denuncia, las autoridades determinaron que José Julián pasaría un periodo de 10 días bajo el cuidado de su abuela mientras se llevaban a cabo las investigaciones pertinentes.
Maribel Guardia enfatizó que su intención no era obtener la custodia permanente de su nieto, sino garantizar su bienestar y seguridad.
“No pretendo suplir a mi hijo, su pérdida es irremediable y su ausencia permanente.
Pero es mi obligación cuidar el interés y salud de mi nieto”, expresó la actriz en un comunicado.
Por su parte, Imelda Garza Tuñón negó rotundamente las acusaciones en su contra, calificándolas de infundadas y parte de una campaña de desprestigio.
Afirmó estar dispuesta a someterse a pruebas toxicológicas para demostrar que no consume drogas y señaló irregularidades en el proceso legal, como la falta de oportunidad para declarar y la ausencia de pruebas que sustenten las acusaciones.
La situación se intensificó cuando se reveló que Maribel Guardia había presentado pruebas en las que supuestamente se mostraba a Imelda llevando a hombres desconocidos a la casa que compartían, y que en una ocasión, la actriz y su esposo, Marco Chacón, se habrían encontrado con uno de estos individuos en la vivienda.
Estas alegaciones añadieron una nueva dimensión al conflicto, generando un debate público sobre la vida privada de las involucradas.
En medio de esta disputa, Tito Frank, padre de Imelda, salió en defensa de su hija, desmintiendo las acusaciones de Maribel Guardia y sugiriendo que la actriz había pagado para ocultar información sobre la verdadera causa de la muerte de Julián Figueroa.
“Cuando Julián tuvo el infarto que acabó con su vida, realmente fue un infarto, pero hay cosas que no se han dicho”, insinuó Tito Frank, avivando rumores y especulaciones en torno al fallecimiento del joven cantante.
Ante estas declaraciones, Imelda Garza Tuñ .
decidió romper el silencio y hablar públicamente sobre la muerte de su esposo, con el objetivo de poner fin a las especulaciones.
Afirmó que el acta de defunción de Julián Figueroa indica claramente que su fallecimiento se debió a un infarto al miocard , desmintiendo cualquier teoría que sugiriera lo contrario.
“Su acta de defunción lo dice claramente: fue por un infarto al miocard .”, aseguró Imelda, buscando cerrar este capítulo doloroso y enfocarse en el bienestar de su hijo.
Este conflicto ha generado una amplia cobertura mediática y ha puesto de relieve las complejidades de las relaciones familiares tras la pérdida de un ser querido.
Mientras Maribel Guardia sostiene que sus acciones están motivadas por el amor y la preocupación por su nieto, Imelda Garza Tuñ .
defiende su papel como madre y busca proteger su integridad y la de su hijo ante lo que considera acusaciones infundadas.
El caso continúa en desarrollo, y se espera que las autoridades correspondientes realicen las investigaciones necesarias para esclarecer los hechos y garantizar el bienestar de José Julián.
Mientras tanto, tanto Maribel Guardia como Imelda Garza Tuñ enfrentan el escrutinio público y el desafío de manejar una situación profundamente personal en el ojo del huracán mediático.
Es fundamental recordar que, más allá de las disputas y acusaciones, el bienestar del menor debe ser la prioridad.
Las diferencias entre los adultos involucrados deben manejarse con la mayor responsabilidad y discreción posible, evitando exponer al niño a situaciones que puedan afectarlo emocionalmente.
La esperanza es que, a través del diálogo y la mediación, se pueda llegar a una solución que beneficie a todas las partes, pero especialmente a José Julián, quien merece crecer en un ambiente de amor y estabilidad.
En momentos como este, es crucial que las figuras públicas recuerden el impacto de sus acciones y declaraciones, no solo en sus vidas personales, sino también en la percepción pública y en la vida de los más vulnerables.
La responsabilidad y la empatía deben guiar cada paso, buscando siempre el bienestar común y la protección de los inocentes.
El desenlace de esta situación aún está por verse, y la opinión pública seguirá atenta a los acontecimientos.
Lo que es indudable es que este caso ha puesto de manifiesto la importancia de la comunicación, la comprensión y el apoyo mutuo en momentos de adversidad, recordándonos a todos la fragilidad e
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
