Maribel Guardia nos enseña su casa en México
En medio de una carrera artística que ha abarcado décadas y conquistado escenarios de toda América Latina, Maribel Guardia sigue siendo una de las figuras más queridas del espectáculo mexicano.
Actriz, cantante, conductora y ex reina de belleza, su energía parece inagotable.
Y ahora, por primera vez en mucho tiempo, ha decidido abrir las puertas de su hogar y mostrarle al público el rincón más íntimo de su vida: su casa en México.
Ubicada en una zona residencial al sur de la Ciudad de México, la casa de Maribel es todo menos común.
Desde que se atraviesa el portón principal, se siente una vibra cálida y familiar.
La fachada, de estilo contemporáneo con toques coloniales, combina el blanco de sus muros con detalles en cantera y madera que remiten a la arquitectura tradicional mexicana.
“Para mí era muy importante que la casa tuviera alma”, confiesa Maribel, mientras nos recibe con una sonrisa que ilumina todo el lugar.
Al entrar, lo primero que llama la atención es la amplitud de los espacios y la luz natural que se cuela por enormes ventanales.
El recibidor, decorado con flores frescas y retratos familiares, da la bienvenida con una mezcla perfecta de elegancia y calidez.
“Cada rincón tiene un pedacito de mi historia”, dice mientras señala una foto con su hijo Julián y su esposo Marco Chacón.
“Mi familia es mi base.Y esta casa está construida con amor para ellos.”
La sala principal es un espacio acogedor donde predominan los tonos tierra, muebles cómodos y una chimenea que aporta ese toque hogareño que tan pocas casas modernas logran conservar.
En una de las paredes cuelga una pintura de gran tamaño, una obra hecha por un artista costarricense —su país natal— que le recuerda sus raíces.
“Aunque México es mi hogar, nunca olvido de dónde vengo.
Costa Rica vive aquí conmigo”, comenta con nostalgia.
Uno de los espacios favoritos de Maribel es la cocina.
Amplia, funcional y con acabados en mármol blanco, la cocina es el corazón de la casa.
Ahí, cuenta, le gusta preparar recetas tradicionales los fines de semana.
“Me encanta cocinar gallo pinto y tamales.
Mi hijo los ama, y me encanta verlo disfrutar lo que hago con mis propias manos.”
También comparte que ha heredado muchas recetas de su madre y que cocina es una forma de mantenerse conectada con su familia.
El comedor, contiguo a la cocina, está presidido por una mesa de madera sólida para diez personas.
Sobre ella, un centro de mesa con flores naturales y velas perfumadas crea una atmósfera íntima.
“Nos gusta sentarnos a comer juntos, sin celulares ni televisión.
Es el momento de compartir, de hablar, de reír”, explica con sencillez.
En el segundo nivel se encuentra la recámara principal, un espacio que mezcla el lujo discreto con lo personal.
El color crema de las paredes y los detalles en dorado dan un aire elegante, pero lo que más destaca es la colección de libros, fotografías y recuerdos de viajes.
Sobre una mesita de noche, reposa una Biblia abierta.
“Mi fe es muy importante para mí.
Empiezo y termino mi día dando gracias”, comenta con los ojos brillantes.
También cuenta con un cuarto especialmente dedicado al ejercicio.
Como amante del fitness, Maribel ha adaptado una habitación para su rutina diaria: tapetes de yoga, pesas, caminadora y espejos de cuerpo completo.
“Cuidarme es una forma de respeto hacia mí misma.
No solo por cómo me veo, sino por cómo me siento”, afirma mientras muestra orgullosa el espacio.
Uno de los rincones más especiales de la casa es el jardín.
Con árboles frutales, plantas aromáticas y una pequeña fuente, es su lugar favorito para meditar y leer.
Hay una pérgola con sillones de mimbre, donde le gusta tomar café por las mañanas.
“Cuando estoy aquí, rodeada de naturaleza, siento que todo está en equilibrio.
Es mi refugio”, confiesa con una serenidad que contagia.
Además, en una esquina del jardín hay un pequeño altar con veladoras y flores frescas, dedicado a su hijo Julián, quien falleció en 2023.
Sin necesidad de palabras, Maribel se queda en silencio unos segundos.
Luego, con una voz suave, dice: “Este lugar es para recordarlo con amor, no con dolor.
Él está en todas partes de esta casa.”La casa también cuenta con un estudio de grabación y una sala de ensayo, donde prepara sus proyectos musicales y televisivos.
“Me gusta tener un espacio para crear sin tener que salir.
Aquí puedo trabajar a mi ritmo, sin presión, con total libertad.”
La decoración incluye discos de oro, premios y reconocimientos que ha acumulado a lo largo de su carrera, aunque ella los menciona con modestia.
“Son bonitos recuerdos, pero no me definen.
Lo que realmente me importa es la persona que soy cuando se apagan las cámaras.”
Durante el recorrido, queda claro que la casa de Maribel no es solo una residencia lujosa, sino un verdadero hogar.
Está llena de detalles que hablan de su identidad, sus valores y su historia.
Más allá de las paredes y los muebles, lo que la hace especial es la energía que se respira en cada habitación.
Una energía de amor, de lucha, de resiliencia.
Al despedirnos, Maribel dice con una sonrisa: “Las casas no se construyen solo con ladrillos, sino con momentos.
Y aquí hemos vivido muchos.Buenos, difíciles, inolvidables.Y todos forman parte de lo que somos.”
Así, la visita a su hogar se convierte en algo más que una simple curiosidad por la vida de una celebridad.
Es una oportunidad para conocer a la mujer detrás del escenario, aquella que ha sabido reinventarse, amar profundamente y mantenerse firme ante cualquier adversidad.
Una mujer que, más allá del glamour, ha encontrado en su casa el lugar donde realmente puede ser ella misma.
