Papa Francisco ha muerto: todo lo que no sabías sobre el hombre que transformó la Iglesia desde el sur del mundo

Murió el Papa Francisco: la verdad detrás de sus últimos días y el legado que estremeció al mundo entero

El día que murió el Papa Francisco, el mundo entero pareció detenerse para rendir homenaje al hombre que durante más de una década llevó las riendas de la Iglesia Católica con humildad, cercanía y una visión profundamente humana.

Jorge Mario Bergoglio, nacido en Buenos Aires, Argentina, no solo fue el primer pontífice latinoamericano de la historia, sino también una figura transformadora que supo conectar con millones, dentro y fuera del ámbito religioso.

Su muerte fue confirmada en la madrugada por el Vaticano mediante un comunicado escueto, pero profundamente sentido.

Francisco falleció a los 88 años, después de varios meses de salud delicada que habían encendido las alarmas dentro del Estado pontificio.

A pesar de ello, su deceso generó un impacto inesperado por la intensidad del duelo colectivo, como si el mundo hubiera perdido no solo a un líder religioso, sino a un referente espiritual, político y social.

En Roma, la Plaza de San Pedro se llenó en cuestión de horas.

Gente de todas las edades, nacionalidades y credos acudió espontáneamente al Vaticano, algunos con flores, otros con rosarios en la mano, muchos simplemente con lágrimas en los ojos.

Las campanas de la basílica repicaron de forma solemne mientras cientos de cámaras captaban los rostros emocionados de quienes se acercaban a rendir tributo.

La bandera del Vaticano ondeaba a media asta y en todo el territorio italiano se declaró luto oficial.

Francis, the Pope who came from the ends of the earth | International | EL PAÍS English

En Argentina, su país natal, la conmoción fue igual de intensa.

En Buenos Aires, miles se congregaron frente a la Catedral Metropolitana, donde Jorge Bergoglio ofició misa durante años antes de ser elegido Papa.

Allí, entre velas y tangos tristes, los porteños lloraban al “cura del barrio” que un día fue elevado al trono de Pedro.

“Siempre fue uno de nosotros.

Nunca se olvidó de sus raíces, ni de los pobres, ni de las villas”, dijo una mujer mayor mientras abrazaba una imagen del Papa.

Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en el barrio de Flores, en una familia de origen italiano.

Desde joven mostró una gran sensibilidad por lo social y una vocación religiosa firme.

Se ordenó sacerdote en 1969 y, tras una carrera marcada por la austeridad y el servicio, fue nombrado arzobispo de Buenos Aires en 1998.

Pope Francis, Latin America's first pontiff, dies at 88 - Chicago Sun-Times

En 2001, San Juan Pablo II lo hizo cardenal, y en 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI, fue elegido Papa, tomando el nombre de Francisco en honor a San Francisco de Asís, símbolo de humildad y amor por los pobres.

Su elección fue histórica por muchas razones.

No solo fue el primer Papa latinoamericano, sino también el primero jesuita y el primero en elegir un nombre tan profundamente simbólico.

Desde el inicio de su pontificado, marcó un estilo distinto: rechazó los lujos del palacio apostólico, prefirió vivir en la residencia de Santa Marta, y renunció a muchos protocolos papales en favor de una cercanía más genuina con la gente.

Durante su papado, Francisco abordó con valentía los grandes desafíos de la Iglesia y del mundo contemporáneo.

Promovió una reforma interna que buscó mayor transparencia en las finanzas del Vaticano, denunció con fuerza los abusos dentro de la Iglesia, pidió perdón por ellos y llamó a la responsabilidad colectiva.

A very different pope – DW – 03/13/2014

Publicó encíclicas como Laudato Si’ y Fratelli Tutti, que se convirtieron en referencias internacionales sobre ecología, fraternidad y justicia social.

Pero más allá de los documentos, fueron sus gestos los que más calaron en el pueblo.

Abrazó a enfermos, visitó cárceles, habló con refugiados, lavó los pies a migrantes musulmanes en Jueves Santo, y nunca dejó de denunciar las injusticias sociales.

En cada viaje apostólico —desde Brasil hasta Irak— llevó un mensaje de esperanza, de diálogo y de paz.

No estuvo exento de críticas.

Su apertura a ciertos temas, como la acogida pastoral de personas LGBTQ+, su diálogo con otras religiones y su estilo menos doctrinario generaron tensiones dentro de los sectores más conservadores de la Iglesia.

Sin embargo, nunca cedió en su visión de una Iglesia “pobre para los pobres”, más comprometida con el sufrimiento humano que con la rigidez institucional.

En sus últimos años, la fragilidad física fue más evidente, aunque nunca dejó de trabajar.

Continuó recibiendo líderes, presidiendo celebraciones y enviando mensajes al mundo.

Ten years in, a look at some of Pope Francis's top soundbites | Crux

En varias ocasiones habló de su posible renuncia, al estilo de su predecesor Benedicto XVI, pero finalmente permaneció en el cargo hasta el final.

Su muerte ha desatado una oleada de homenajes en todos los continentes.

Líderes mundiales, religiosos de distintas confesiones, activistas, artistas y ciudadanos comunes expresaron su pesar.

El presidente de Argentina decretó tres días de duelo nacional, mientras que las principales catedrales del mundo ofrecieron misas en su memoria.

Las redes sociales se llenaron de mensajes emotivos, fotos, citas y oraciones.

“No era solo el Papa, era nuestra voz, nuestro consuelo”, escribió un joven desde Filipinas.

El funeral de Francisco se celebrará en Roma con la presencia de delegaciones de todos los países.

Su cuerpo será velado en la Basílica de San Pedro durante varios días antes de ser sepultado en las grutas vaticanas.

El mundo asistirá en silencio a la despedida de un líder cuya figura ya es parte de la historia.

El legado de Jorge Bergoglio va más allá de lo religioso.

Fue un Papa que incomodó a los poderosos, abrazó a los olvidados, y recordó a todos que la fe no se proclama desde el púlpito, sino desde el gesto cotidiano, la palabra sencilla, y el amor sin condiciones.

El día que murió el Papa Francisco no solo marcó el fin de un pontificado; fue el cierre de un capítulo luminoso en la vida de millones de personas.

Y aunque su silla quede vacía, su voz —la del pastor que no temía decir la verdad— resonará por mucho tiempo en los corazones de quienes lo escucharon, lo amaron y lo seguirán recordando.

 

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