😭¡ENTRE APLAUSOS Y CANCIONES! El Teatro Nacional se rinde ante el legado inmortal de Rubby Pérez en su último adiós
Este jueves, el Teatro Nacional Eduardo Brito de la República Dominicana se convirtió en un santuario de emociones, música, recuerdos y lágrimas.
Allí, entre notas de merengue y aplausos ahogados por la tristeza, el pueblo dominicano le dio el último adiós a Rubby Pérez, uno de los íconos más queridos y respetados de la música tropical.
El funeral fue una muestra de lo que representó en vida: un artista del pueblo, con el corazón de una nación latiendo al ritmo de su voz.
Desde las primeras horas de la mañana, decenas de personas comenzaron a congregarse en las afueras del teatro.
Algunos llevaban flores, otros retratos del artista, y muchos simplemente acudieron con el deseo de dar las gracias, de alguna manera, a ese hombre que durante décadas acompañó sus vidas con canciones que se volvieron parte del ADN cultural dominicano.
“Rubby no murió, se volvió eterno”, dijo un fanático mientras alzaba un cartel con su rostro.
El ataúd, cubierto con la bandera dominicana, fue recibido entre aplausos, gritos de “¡gracias Rubby!” y una mezcla palpable de dolor y orgullo.
En su entrada al recinto, el cuerpo fue acompañado por una banda de músicos que interpretaba fragmentos de sus éxitos, en una procesión musical que emocionó hasta a los más fuertes.
No fue un adiós silencioso, fue un homenaje sonoro a la altura de su legado.
Dentro del teatro, el ambiente era solemne pero vibrante.
La escenografía fue cuidadosamente preparada con fotografías emblemáticas del artista, flores blancas y un telón de fondo que mostraba una frase que resonó con fuerza: “Tu voz sigue viva en nosotros”.
Las personas que lograron ingresar, lo hicieron en orden y con respeto absoluto, muchos de ellos vestidos de blanco en señal de paz y celebración de su vida.
Entre los asistentes se encontraban familiares, amigos cercanos, colegas de la industria musical, figuras del espectáculo, políticos y ciudadanos comunes.
La diversidad de rostros reflejaba la amplitud del cariño que Rubby generó en vida.
No era solo un cantante, era un símbolo de lucha, de autenticidad, de identidad dominicana.
Su hija, visiblemente afectada, tomó la palabra por unos minutos.
En un discurso breve pero profundo, agradeció a todos los presentes y dijo que su padre “amaba profundamente a su gente, y que habría estado feliz de ver tanta unión, tanto amor reunido en su honor”.
Sus palabras, seguidas por un prolongado aplauso, fueron uno de los momentos más emotivos de la ceremonia.
La jornada estuvo marcada por varios homenajes musicales.
Cantantes como Sergio Vargas, Miriam Cruz y Eddy Herrera subieron al escenario para interpretar algunas de las canciones más representativas del repertorio de Rubby Pérez.
Cada interpretación arrancó lágrimas y ovaciones, como si cada nota fuera una caricia para el alma del artista y del público.
Uno de los momentos más impactantes fue cuando se interpretó “Volveré”, canción que marcó un antes y un después en la carrera de Rubby.
El teatro entero se puso de pie para cantar al unísono, convirtiendo el lugar en un eco colectivo de emoción pura.
Fue en ese instante que muchos comenzaron a llorar abiertamente, abrazándose unos a otros, recordando cuántos momentos de sus vidas estuvieron marcados por esa voz potente y única.
Afuera, en la explanada del Teatro Nacional, cientos de personas seguían el funeral a través de pantallas gigantes instaladas por las autoridades.
Nadie quería perderse ese último momento.
No importaba el calor ni las horas de espera, porque despedir a Rubby no era una obligación, era un acto de gratitud.
Para muchos, Rubby fue la voz que los acompañó en sus amores, en sus fiestas, en sus días de tristeza y celebración.
La transmisión del funeral también se hizo en vivo a través de múltiples plataformas digitales, permitiendo que dominicanos en el extranjero pudieran ser parte del adiós.
Desde Nueva York, Madrid, Caracas y otros rincones del mundo, miles de mensajes llenaron las redes con palabras como “Gracias, Rubby”, “Nunca te olvidaremos” y “Tu música es inmortal”.
Más allá de los homenajes, lo que se vivió en el Teatro Nacional fue una manifestación colectiva de afecto.
El pueblo habló con su presencia, con su silencio respetuoso, con sus lágrimas compartidas.
Rubby Pérez no era solo una figura del espectáculo, era parte de la historia viva de la República Dominicana.
Su voz, su energía en el escenario, su humildad fuera de él, y su manera de conectar con el alma de la gente, lo convirtieron en una leyenda.
Las autoridades confirmaron que, tras el acto en el teatro, el cuerpo sería trasladado a un cementerio privado donde se realizaría una ceremonia íntima solo para familiares y amigos cercanos.
Sin embargo, se anunció que en los próximos días se organizarán otros eventos conmemorativos en distintos puntos del país, con la finalidad de que todos puedan rendirle tributo de la manera que mejor saben: con música y corazón.
Rubby Pérez se fue físicamente, pero dejó una huella imborrable.
El funeral en el Teatro Nacional fue la prueba de que su voz no solo retumbó en escenarios, sino en la vida de millones.
Y mientras su música siga sonando en radios, fiestas, hogares y corazones, Rubby nunca dejará de estar presente.
Porque hay artistas que cantan hay otros que trascienden.Rubby fue de los que nunca se apagan.Solo cambian de escenario.Y ahora, su escenario es la eternidad.