😱 “Lo llevé en silencio toda mi vida”: Alma Muriel revela lo impensable sobre Enrique Lizalde justo antes de morir 🎭🕳️
La cinta fue encontrada por un familiar cercano, escondida dentro de una caja de fotografías en blanco y negro.
En ella, Alma Muriel aparece sentada frente a una cámara casera, visiblemente debilitada, con la voz baja pero clara.
El video, que dura poco más de seis minutos, fue grabado solo unas semanas antes de su fallecimiento en enero de 2014.
Durante ese tiempo, Muriel sabía que su salud se deterioraba rápidamente, y que el momento de partir se acercaba sin piedad.
Pero lo que nadie imaginaba es que, antes de irse, sentía una urgencia feroz por decir algo que había guardado en silencio durante décadas.
“No me quiero ir sin contar esto.
Lo que viví con Enrique no fue lo que todos creen”, comienza diciendo.
El tono de su voz no es rencoroso, pero sí profundamente herido, como si cada palabra le costara un pedazo del alma.
“Siempre dije que fue el amor de mi vida.
Y sí, lo fue.
Pero también fue mi mayor herida.
Porque lo que vivimos.
..no fue amor como todos sueñan.
Fue algo más.Fue obsesión.Fue control.”
Los primeros segundos de la confesión ya bastan para romper la imagen de romance perfecto que muchos creían real.
Según Muriel, Enrique Lizalde —recordado por su porte elegante y galán imponente de las telenovelas— tenía una personalidad mucho más oscura fuera de cámaras.
“Era brillante, sí.
Encantador, magnético.
Pero también tenía sombras.
Sombras que nadie veía, y que yo acepté por amor…por miedo a perderlo.”
En la grabación, Muriel cuenta que su relación con Lizalde estuvo marcada por episodios de manipulación emocional, celos intensos y una dependencia que rayaba en lo tóxico.
“Me alejé de amigos, de trabajos, incluso de mi familia…porque todo tenía que girar en torno a él.
Y yo decía que era por amor, cuando en realidad…era por miedo.
Lo más estremecedor llega casi al final del video, cuando la actriz, con la voz rota pero determinada, revela lo que llama “la verdad que me he callado por más de 30 años”.
Según Muriel, Enrique Lizalde no fue el que terminó la relación, como siempre se creyó.
Fue ella.
Y lo hizo después de un episodio que la dejó marcada para siempre: “Una noche discutimos por algo trivial.
Él me miró con una rabia que nunca había visto en sus ojos.
No me golpeó, no.
Pero ese silencio, esa forma en que me dijo ‘sin mí no eres nada’…me hizo entender que tenía que irme.
O perderme para siempre.”
Tras ese momento, Muriel se distanció sin dar explicaciones públicas.
Mantuvo la versión romántica ante los medios, y Lizalde también.
“Nos protegimos mutuamente, sí.
Porque sabíamos que decir la verdad iba a destruir esa fantasía que todos querían creer.
Pero ahora que me voy… no quiero llevarme esa mentira conmigo.
La familia de Muriel ha decidido hacer público el video como una forma de honrar su último deseo: que se conozca su versión, su verdad, aunque incomode, aunque duela.
Desde que el video se difundió en círculos cercanos del medio artístico, múltiples figuras han salido a opinar.
Algunos expresan sorpresa, otros confirman entre líneas lo que “ya se sabía pero nadie decía”.
Las redes sociales, como era de esperarse, estallaron.
Cientos de fans compartieron el video, dejando comentarios entre la incredulidad, la tristeza y la rabia.
“Nos vendieron un cuento de hadas, cuando en realidad era una jaula dorada”, escribió una usuaria en X.
“Qué valiente Alma.
Hasta el final fue actriz…pero esta vez, interpretó el papel de la verdad.”
Pero quizás lo más sobrecogedor es que, a pesar de todo, Muriel no habla con odio.
Habla con una mezcla de amor agotado y compasión resignada.
“No lo digo para hundirlo.
Ya no está aquí.
Lo digo para liberarme.
Porque yo también merezco descanso.”
Así termina la historia que el público creyó conocer.
No con una canción de amor, ni con una lágrima de reconciliación.
Sino con una verdad silenciada que por fin encontró su voz en la antesala de la muerte.
La imagen de Enrique Lizalde puede no ser la misma después de esto.
Pero la de Alma Muriel, sin duda, ha renacido con la fuerza de quien, al final, se atrevió a hablar.
Y ese eco, como su talento, ya nadie podrá callarlo jamás.