La promesa que el Che Guevara le hizo a su enfermera antes de morir (La ocultó 50 años)

“El Che Guevara y su última voluntad: El secreto de la enfermera que permaneció oculto por medio siglo”

El 9 de octubre de 1967, el mundo fue testigo del trágico y emblemático final de Ernesto “Che” Guevara, uno de los revolucionarios más icónicos del siglo XX.

50 años de su muerte, 50 frases del 'Che' Guevara

En ese remoto pueblo boliviano, La Higuera, donde el guerrillero cubano fue capturado y finalmente ejecutado por las fuerzas bolivianas con la colaboración de la CIA, su legado ya estaba cimentado como un símbolo de lucha, sacrificio y resistencia.

Sin embargo, lo que muchos no sabían es que en sus últimos momentos, el Che hizo una promesa a una persona cercana, una promesa que permaneció oculta durante más de 50 años.

La figura del Che Guevara ha estado rodeada de mitos, teorías y relatos de su vida y muerte, pero esta historia en particular ha estado oculta hasta que, en 2017, la enfermera que estuvo con él en sus últimos momentos decidió revelar un detalle que había guardado en secreto durante más de medio siglo.

La enfermera, quien estuvo al servicio de Guevara durante su cautiverio en Bolivia, compartió la promesa que él le hizo en sus últimos minutos de vida, un gesto que humaniza al líder revolucionario y lo presenta desde una perspectiva completamente nueva.

Según el relato de la enfermera, cuyo nombre permaneció en el anonimato durante años por temor a represalias, Che Guevara le hizo una promesa crucial antes de su ejecución.

“Antes de morir, el Che me miró a los ojos y me pidió algo muy especial.

Me dijo que si él moría, debía asegurarme de que su cuerpo no fuera utilizado como un trofeo o exhibido como una pieza de propaganda”, contó la enfermera en una entrevista posterior.

“Me pidió que su muerte no fuera manipulada para fines políticos, que su imagen no fuera utilizada para alimentar los mitos, sino que fuera una muerte digna, como la de un hombre que había luchado por sus ideales hasta el final”, relató.

Este gesto, aparentemente pequeño pero profundamente significativo, reflejó un lado más humano y reflexivo del Che, quien, a pesar de su implacable lucha por la revolución, mostró en sus últimos momentos una preocupación por la integridad de su legado.

Dr. Ernesto Guevara de la Serna (Che), médico revolucionario, siempre  PRESENTE - Infomed Santiago

La enfermera, quien estuvo presente en la prisión donde Guevara fue mantenido después de su captura, fue testigo de su valentía, pero también de su vulnerabilidad en ese momento crítico.

Aunque el Che estaba consciente de que su vida estaba por llegar a su fin, su última solicitud no fue por su propia seguridad, sino por el respeto a su memoria.

El hecho de que esta promesa haya permanecido oculta durante más de 50 años es significativo.

La enfermera, que permaneció bajo el radar durante décadas, finalmente decidió compartir la historia debido a su sentimiento de que el tiempo había llegado para revelar un aspecto más íntimo de los últimos días de Guevara.

“Durante todo este tiempo, me mantuve en silencio porque temía las consecuencias, pero ahora, después de tantos años, siento que es necesario contar lo que él me pidió”, explicó.

La revelación de la promesa de Guevara ha causado revuelo en la comunidad histórica y revolucionaria, ya que pone en duda muchas de las versiones que se han divulgado sobre los últimos momentos del líder guerrillero.

Testimonio de la enfermera que lavó el cadáver del Che Guevara

La promesa que Guevara le hizo a su enfermera antes de morir añade una capa de complejidad a su legado.

A lo largo de los años, la imagen de Che Guevara ha sido utilizada y reinterpretada por diversos movimientos políticos y sociales, algunos de los cuales lo han adoptado como un ícono de resistencia y justicia.

Sin embargo, Guevara siempre fue un hombre consciente de las manipulaciones y de la forma en que los símbolos pueden ser distorsionados.

En ese contexto, su petición de que su muerte no fuera utilizada para fines ideológicos, sino como un acto de respeto hacia su lucha, cobra una relevancia histórica que ha permanecido en la sombra por décadas.

Lo más curioso de esta historia es cómo se mantuvo oculta durante tanto tiempo.

La enfermera, aunque cercana al Che en sus últimos momentos, nunca reveló estos detalles por miedo a represalias o a que su testimonio fuera utilizado para fines políticos.

Durante años, ella temió que contar la historia de Guevara pudiera cambiar la visión pública de su figura, y prefería que su legado fuera interpretado según lo que él mismo había expresado.

Además, en ese momento, la situación política en América Latina era tan delicada que cualquier testimonio relacionado con Guevara podría haber sido malinterpretado o utilizado como propaganda en un contexto de fuerte polarización política.

Sin embargo, con el paso del tiempo y la muerte de muchos de los implicados en aquellos hechos, la enfermera decidió finalmente compartir lo que había guardado en su memoria durante tanto tiempo.

“Nunca olvidaré la expresión en sus ojos cuando me dijo aquello.

Fue un hombre convencido de su lucha, pero también un hombre que sabía que no sería recordado por su muerte, sino por lo que hizo en vida”, agregó.

El hecho de que Che Guevara haya solicitado que su cuerpo no fuera utilizado como una herramienta para la propaganda política resalta una de las contradicciones de su figura: un hombre que, aunque completamente inmerso en la lucha revolucionaria, también comprendió el impacto que su imagen tendría en la historia.

La petición de Guevara contrasta con la forma en que su imagen se ha utilizado a lo largo de las décadas.

Desde su muerte, su rostro se ha convertido en un símbolo global, presente en camisetas, carteles y en los corazones de los movimientos sociales de todo el mundo.

La figura del Che ha sido reinterpretada de mil maneras, a veces de acuerdo a los ideales de aquellos que lo veneran, pero también como una figura revolucionaria más allá de la política.

La promesa hecha por Guevara a su enfermera nos ofrece una visión más matizada de la complejidad de su vida y su muerte.

Aunque su imagen sigue siendo un faro para muchos, el Che también entendió que la verdadera revolución no puede ser reducida a símbolos, sino que está en los actos y las luchas de las personas.

La revelación de esta promesa, después de 50 años de silencio, invita a reflexionar sobre el poder de la memoria histórica y sobre cómo los detalles más personales pueden cambiar nuestra percepción de figuras que han marcado la historia.

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