😢El dolor los consume: David Ortíz y su esposa entre llanto y gritos en el funeral de su gran amigo
El ambiente en la funeraria ya era sombrío cuando llegó David Ortíz, acompañado de su esposa Tiffany, ambos vestidos de negro riguroso, con rostros desencajados y ojos rojos por el llanto.
Pero nadie imaginó que la situación emocional iba a escalar hasta niveles tan estremecedores.
Apenas pusieron un pie frente al féretro de Octavio Dotel, algo en ellos se rompió.
David cayó de rodillas, cubriéndose el rostro con ambas manos, mientras su esposa intentaba sostenerlo entre sollozos.
Fue una imagen que paralizó a todos los presentes y que se ha vuelto viral en redes, donde miles de fanáticos y amigos del mundo del deporte intentan procesar esta pérdida brutal.
Testigos describen una escena de absoluto colapso emocional.
Tiffany, tambaleante, tuvo que ser ayudada por familiares cercanos mientras murmuraba entre lágrimas que “esto no puede estar pasando”.
El llanto de David, profundo y visceral, se escuchaba en todo el salón.
Varios exjugadores que estaban presentes, como Pedro Martínez y Vladimir Guerrero, también rompieron en lágrimas al ver el estado en que se encontraba el Big Papi.
Fue el momento más impactante de una jornada marcada por el dolor colectivo.
Lo que pocos sabían es que la relación entre Ortíz y Dotel iba mucho más allá del béisbol.
Eran hermanos de vida.
Compartieron no solo el diamante y los vestidores, sino momentos personales que cimentaron una amistad indestructible.
Dotel fue uno de los pilares emocionales de Ortíz durante los momentos más duros de su carrera, incluyendo aquel atentado que casi le cuesta la vida.
“Si yo estoy aquí, respirando, fue porque él nunca me dejó caer”, dijo una vez David sobre Octavio.
Por eso, su partida lo ha golpeado con una fuerza indescriptible.
Y aunque la familia Dotel pidió privacidad, fue imposible evitar que las imágenes de Ortíz derrumbado circularan por todos los medios.
La presión emocional de la pérdida, sumada a la intensidad del vínculo, hizo que el Big Papi no pudiera mantenerse en pie durante varios minutos.
Incluso fue llevado a una sala privada para intentar calmarse, mientras su esposa seguía llorando desconsoladamente con una fotografía de Dotel en la mano.
Las redes sociales se han llenado de mensajes de apoyo, pero también de teorías sobre lo que realmente pasó con Octavio Dotel.
Aunque las causas de su fallecimiento aún no han sido reveladas públicamente, fuentes extraoficiales hablan de una combinación de problemas de salud agravados por un fuerte episodio emocional.
La familia ha mantenido el hermetismo, pero el dolor evidente de figuras como Ortíz solo alimenta la sospecha de que algo más profundo se esconde tras esta tragedia.
Más allá de las especulaciones, lo cierto es que el béisbol dominicano ha perdido a uno de sus íconos más queridos.
Y David Ortíz, quien tantas veces levantó al país con sus batazos y su sonrisa imbatible, esta vez no pudo ocultar que está roto.
Su llanto, su grito ahogado frente al féretro, fue el grito de todo un país que hoy se siente huérfano.
En un gesto que tocó el corazón de todos, antes de abandonar el lugar, David tomó una pelota de béisbol firmada por ambos y la dejó sobre el ataúd de Octavio.
Fue su último adiós.
Un símbolo de hermandad, de historia compartida y de un amor que ni la muerte podrá borrar.
Porque cuando un gigante cae, los demás tiemblan.
Y hoy, el mundo del deporte tiembla… de dolor.