🧨🇲🇽 Desde Sinaloa Hasta el Silencio: El Ascenso Mortal del Narco Que Secuestró a Todo un País…

💀🔥 México Bajo Fuego: La Historia del Narco Que el Gobierno Nunca Quiso Que Supieras…

La historia del narcotráfico en México no nació con cárteles modernos ni con capos como Joaquín “El Chapo” Guzmán.

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Su origen se remonta a los años 40, cuando campesinos del norte comenzaron a cultivar marihuana y amapola para abastecer la creciente demanda de drogas en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial.

Aquello que empezó como un negocio pequeño y casi invisible, con el tiempo se transformó en una red despiadada y sofisticada que ahora controla rutas, vidas y gobiernos enteros.

Durante décadas, las autoridades mexicanas jugaron un papel doble.

Mientras públicamente condenaban el narcotráfico, muchos de sus altos mandos negociaban con los jefes de plaza.

Los primeros indicios de esta corrupción estructural quedaron al descubierto en los años 70, cuando el gobierno creó la famosa “Operación Cóndor” en Sinaloa.

Aunque oficialmente era un esfuerzo para erradicar cultivos, en realidad sirvió para reacomodar los poderes del narco, eliminando a los más débiles y consolidando a los futuros monstruos del crimen.

Fue en los 80 cuando todo estalló.

El narcotráfico mexicano dejó de ser sólo productor y se convirtió en distribuidor.

La Historia Real del Narco en MÉXICO – Parte 1

Con el debilitamiento de los cárteles colombianos tras la caída de Pablo Escobar, México heredó las rutas más valiosas del continente.

El Cártel de Guadalajara, liderado por Miguel Ángel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo, fue el primero en establecer alianzas directas con Colombia.

Pero el secuestro y asesinato del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena, cambiaría el juego para siempre.

Ese crimen detonó una cacería sin precedentes por parte de Estados Unidos y fracturó el Cártel de Guadalajara, dando lugar a nuevas estructuras de poder: Cártel de Sinaloa, Cártel de Juárez, Cártel del Golfo, entre otros.

La guerra por el control territorial comenzó, y con ella, la violencia desbordada.

Mientras tanto, la policía, el ejército y los políticos jugaban sucio, vendiendo protección al mejor postor y dejando que la sangre corriera por las calles.

Los años 2000 marcaron una nueva era.

Con la llegada de Vicente Fox y luego Felipe Calderón, el discurso oficial fue de “guerra total contra el narco”.

La historia del narco mexicano se escribe en los juzgados de Estados Unidos  | EL PAÍS México

Pero esa guerra no se libró contra el crimen organizado, sino contra sus enemigos.

El gobierno se convirtió en una pieza más del ajedrez.

Se protegía a ciertos cárteles y se perseguía a otros.

Así nació la figura del “narco oficial”, aquel que gozaba de inmunidad mientras eliminaba a sus rivales con apoyo táctico y militar.

La violencia se multiplicó de forma brutal.

Más de 350,000 muertos y 100,000 desaparecidos en los últimos 15 años.

Pueblos fantasmas, masacres, cuerpos colgados en puentes, periodistas ejecutados y fosas clandestinas convertidas en cementerios sin nombre.

El narcotráfico ya no era sólo un negocio.

Era un estado paralelo, con su propio sistema de justicia, su ejército y su ley: la del terror.

Cárteles como el de Sinaloa, Los Zetas, CJNG y La Familia Michoacana comenzaron a diversificarse.

Ya no sólo vendían drogas: extorsionaban, secuestraban, traficaban personas, combustible, armas y hasta minerales.

Se infiltraron en elecciones, en municipios, en empresas legales.

Controlaban todo desde las sombras.

Incluso, algunos capos llegaron a ser vistos como benefactores locales, financiando obras públicas, repartiendo despensas y comprando voluntades.

Lo más aterrador es que hoy, en pleno 2025, el narcotráfico en México sigue más vivo que nunca.

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Los golpes a líderes visibles como “El Chapo” o “El Mencho” no han debilitado la estructura.

Al contrario: el sistema se ha fragmentado en células más violentas, menos controladas y más sanguinarias.

Cada arresto de un capo genera una guerra interna que deja a su paso decenas de muertos.

El narco se ha convertido en un cáncer con metástasis.

El pueblo mexicano, atrapado en medio, sufre en silencio.

La justicia es una palabra hueca.

Las madres buscan a sus hijos en fosas con palas, no con abogados.

Los periodistas que se atreven a hablar son silenciados con balas.

Y la sociedad, anestesiada por el miedo, ha aprendido a convivir con el horror como parte de lo cotidiano.

Esta es la historia real del narco en México.

Una historia escrita con sangre, corrupción y mentiras.

Una historia donde el enemigo no siempre lleva pasamontañas… a veces usa traje y corbata.

Y lo más inquietante: es una historia que aún no termina.

 

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