💔 El Cambio Doloroso de Raúl de Molina a sus 70: Soledad, Problemas de Salud y Alejamiento del Público

Raúl de Molina fue, por años, sinónimo de alegría, carisma y entretenimiento.

Desde el set de “El Gordo y la Flaca”, se convirtió en un ícono de la televisión latina, un presentador que combinaba humor, chismes de celebridades y una chispa única que lo volvió parte de la familia de millones de hogares.

Pero los años han pasado, y el hombre que antes vivía entre alfombras rojas, entrevistas exclusivas y viajes lujosos ahora enfrenta una etapa de su vida que muchos no esperaban.y que pocos conocen.

Cerca de cumplir los 70 años, Raúl ha visto cómo su mundo ha cambiado drásticamente.

Lo que antes era rutina —grabaciones, eventos, prensa, glamour— se ha transformado en largos días silenciosos, fuera del foco mediático, y con una salud que ya no le permite moverse con la misma energía de antes.

Fuentes cercanas aseguran que ha tenido que enfrentar complicaciones médicas derivadas de años de problemas de peso y sedentarismo, incluyendo dolencias articulares, episodios de hipertensión e incluso dificultades para caminar largas distancias.

Quienes lo han visitado recientemente afirman que Raúl vive ahora en una rutina muy diferente a la que mostró durante su época dorada.

Pasa la mayor parte del tiempo en casa, evita salir a lugares concurridos y, según allegados, su círculo social se ha reducido notablemente.

“Ya no quiere ir a premios ni eventos.

Se ha vuelto muy reservado”, declaró un excompañero de Univisión, quien también reveló que el conductor ha rechazado varias ofertas de regreso a la pantalla por no sentirse en condiciones físicas ni emocionales para enfrentarlo.

Aunque todavía conserva su particular sentido del humor, su ánimo ha decaído, en parte por el alejamiento del público y la sensación de haber sido reemplazado mediáticamente.

La nueva generación de figuras televisivas no ha dejado mucho espacio para quienes alguna vez fueron leyendas.

“Siento que el público ya no me necesita”, habría confesado Raúl en una charla privada, según fuentes del medio.

También han surgido rumores sobre conflictos silenciosos con ciertos ejecutivos de televisión que, al parecer, habrían presionado por su salida paulatina de la pantalla para rejuvenecer el formato del programa.

Aunque él nunca ha hablado abiertamente de ello, muchos notaron su ausencia prolongada en la emisión diaria de “El Gordo y la Flaca” en los últimos años, y cada vez eran menos sus apariciones frente a cámara.

Su relación con los medios también ha cambiado.

A diferencia de otros tiempos, ya no publica frecuentemente en redes sociales ni comparte detalles de su vida personal.

Algunos seguidores, preocupados por su ausencia, han enviado mensajes preguntando por su estado de salud, sin recibir respuesta directa.

Lo cierto es que Raúl ha optado por el silencio, alejándose del ruido digital que antes dominaba con soltura.

A nivel familiar, se sabe que su hija Mia ha sido uno de sus principales apoyos en esta etapa.

Muy unida a su padre, ha buscado mantenerlo animado y acompañado, aunque el cambio emocional que ha vivido el presentador es evidente.

“No es fácil pasar de ser el centro del espectáculo a sentirte olvidado”, comentó alguien cercano a su entorno más íntimo.

El contraste entre el Raúl de Molina que todos recuerdan —el de las carcajadas, las bromas, las entrevistas picantes— y el hombre sereno y retraído de hoy, ha generado tristeza entre sus seguidores más fieles.

Muchos de ellos crecieron viéndolo, y ahora ven con nostalgia cómo el tiempo ha cambiado por completo a uno de los personajes más icónicos de la farándula hispana.

Sin embargo, a pesar del panorama sombrío, hay quienes aún creen que no todo está dicho para Raúl.

Algunos productores afirman que le han ofrecido proyectos especiales más ligeros, fuera del ritmo frenético de la televisión diaria, con la esperanza de que acepte reaparecer al menos esporádicamente.

La pregunta que todos se hacen es: ¿volverá? ¿O este es el cierre silencioso de una carrera brillante?

Lo único seguro es que Raúl de Molina marcó una época.

Y aunque hoy su vida esté lejos de las luces y los reflectores, su legado sigue intacto.

A sus casi 70 años, enfrenta la vida desde otro lugar, con más calma, menos ruido… y una historia que, aunque ahora parezca triste, aún no ha terminado de escribirse.