🔥 ¡ESTALLA LA BOMBA! Músicos humillados con cheles tras show con Zulinka y acusan a Maribel Espaillat sin piedad
Todo estalló tras un evento reciente donde Zulinka, la emergente figura de la música tropical, compartió tarima con la banda de Rubby Pérez.
Lo que prometía ser una noche de fusión artística terminó en indignación, gritos y acusaciones públicas.
Los músicos, veteranos de mil batallas en escenarios nacionales e internacionales, no podían creer lo que estaba ocurriendo: al final del show, recibieron una suma insultante como pago.
Algunos aseguran que no superó los 300 pesos dominicanos por cabeza.
Otros, aún más enfurecidos, afirmaron que ni siquiera alcanzó para el transporte de regreso.
Para músicos que llevan décadas en la industria, este trato fue considerado no solo una falta de respeto, sino una humillación directa.
La bomba no tardó en explotar.
En redes sociales, y especialmente en foros internos del ámbito musical, comenzaron a circular mensajes cargados de rabia y decepción.
Pero el foco de las críticas no fue Zulinka, como muchos habrían pensado, sino Maribel Espaillat.
Según múltiples testimonios, fue ella quien gestionó el acuerdo económico, prometiendo pagos “dignos y justos” a los integrantes de la banda.
Sin embargo, cuando llegó el momento de cumplir, la realidad fue muy diferente.
Algunos músicos afirmaron que ni siquiera recibieron un contrato formal y que todo se manejó “de palabra”, con promesas vagas que jamás se materializaron.
La indignación creció aún más cuando trascendió que la producción del evento había recibido un presupuesto considerable.
“Aquí hubo dinero, y mucho”, declaró uno de los afectados bajo anonimato.
“Pero alguien decidió que los músicos valíamos cheles.
¿Por qué? ¿Quién se quedó con el dinero?”.
Esas preguntas apuntan directamente a Maribel Espaillat, quien hasta ahora no ha ofrecido declaraciones públicas, pese a los múltiples intentos de la prensa por obtener su versión.
Pero la historia se torna aún más compleja.
Zulinka, que ha tratado de limpiar su imagen en medio del caos, emitió un comunicado breve en el que se deslinda de cualquier responsabilidad económica, asegurando que “la logística y los pagos estuvieron a cargo del equipo de producción externa”.
Aunque no mencionó nombres, esa frase fue interpretada por muchos como una alusión directa a Maribel Espaillat, quien habría actuado como enlace entre la producción y los músicos.
Los fans de Rubby Pérez también se pronunciaron, indignados por el trato recibido por su equipo.
“Rubby no se merece esto, y sus músicos tampoco.
Es una falta de respeto a su legado y a la historia del merngue”, escribió un seguidor en Instagram.
Incluso artistas del medio han comenzado a solidarizarse, denunciando prácticas similares que han vivido en eventos recientes y exigiendo mayor regulación en los contratos y pagos dentro de la industria musical dominicana.
Hasta el momento, ni Rubby Pérez ni su equipo han emitido un comunicado oficial, pero fuentes cercanas al cantante aseguran que está “profundamente decepcionado” y que ya se está planteando tomar medidas legales para defender los derechos de sus músicos.
“Rubby es un hombre serio, y esto lo tomó por sorpresa como a todos”, expresó un allegado.
Este escándalo pone en evidencia una vez más las grietas en la gestión y profesionalización del ambiente artístico.
Cuando músicos con décadas de experiencia terminan recibiendo “cheles” por su arte, la pregunta no es solo quién falló, sino cuántas veces más tendrá que repetirse una historia así para que algo cambie.
Y mientras los involucrados guardan silencio, la indignación crece, las redes arden y la reputación de varios nombres importantes pende de un hilo.
Lo cierto es que el merengue, ese ritmo vibrante que ha puesto a bailar al mundo entero, está viviendo uno de sus capítulos más vergonzosos.
Y todo por una traición que, según los afectados, no solo fue económica… sino profundamente personal.
¿Será este el inicio de una limpieza necesaria en la industria, o solo otro escándalo que se olvidará en pocos días? Por ahora, lo único seguro es que los músicos hablaron… y lo hicieron con fuerza.
