😱 A 10 años de su muerte, resurgen las impactantes revelaciones de Ninón Sevilla sobre Joaquín Pardavé
Ninón Sevilla, la reina indiscutible del rumbero mexicano, fue una mujer que rompió moldes, incendió pantallas y conquistó corazones.
Pero también fue una guardiana de secretos, y uno de ellos tenía un nombre y apellido que marcó la historia del cine mexicano: Joaquín Pardavé.
A una década de su muerte, sigue dando de qué hablar no por su baile, ni por sus películas, sino por la bomba que dejó caer antes de partir.
Durante sus últimos años, Sevilla fue más reservada, rodeada de pocos amigos cercanos, entre ellos periodistas de confianza y colegas veteranos.
En una entrevista nunca publicada completamente en medios tradicionales, pero rescatada por un investigador de cine que documentaba su legado, la actriz dejó entrever una verdad que durante décadas se había mantenido enterrada: Joaquín Pardavé no era quien todos creían.
Según Ninón, detrás del personaje alegre, bonachón y paternalista que mostraba en la pantalla, Pardavé escondía una vida personal marcada por el sufrimiento, las inseguridades y una lucha interna que lo consumía lentamente.
Pero lo más escandaloso vino después: Ninón reveló que Joaquín Pardavé jamás murió “naturalmente” en 1955, como se reportó oficialmente.
La confesión más perturbadora fue que, según Sevilla, Pardavé fue enterrado vivo por error.
“Él no estaba muerto… él sufría de catalepsia”, dijo con voz quebrada.
“Cuando me lo dijeron, sentí que el corazón se me paraba.
Él mismo me lo confesó en vida, que tenía miedo de que eso le pasara.
Y nadie lo escuchó.
Nadie lo creyó”.
Este supuesto secreto, que por años circuló como leyenda urbana, cobró nueva fuerza con la declaración de Sevilla.
Según ella, Pardavé había dejado instrucciones específicas de ser velado por más de 72 horas antes del entierro, por temor a ser diagnosticado erróneamente.
Sin embargo, en medio de la premura, el protocolo fue ignorado.
“Fue una tragedia silenciosa”, dijo Ninón.
“Y lo que más me duele es que lo sabía y no hice nada… tenía miedo de que me tomaran por loca”.
La revelación no solo estremeció a quienes la escucharon, sino que también provocó un debate ético entre investigadores del cine, historiadores y hasta autoridades médicas.
Aunque nunca se exhumó el cuerpo para comprobar nada, la posibilidad de un error tan brutal dejó una marca indeleble en la memoria colectiva.
Ninón también habló del carácter complejo de Pardavé: un hombre brillante, generoso, pero también atormentado.
“Él sufría en silencio.
Siempre tenía una sonrisa, pero sus ojos hablaban de otra cosa.
Nunca superó la muerte de su esposa.
Eso lo destruyó”.
La relación entre Ninón y Joaquín, aunque siempre fue descrita como profesional y respetuosa, escondía una conexión más profunda.
Ella lo admiraba, lo temía y lo entendía como pocos podían.
Lo más impactante de todo es que, según la actriz, más personas sabían la verdad, pero decidieron callar.
“Era más fácil dejarlo así.
Era un ídolo, una leyenda.
¿Para qué remover su memoria?”, comentó con un dejo de resignación.
Pero para ella, callar ese secreto fue una carga que no quiso llevarse a la tumba.
Hoy, a 10 años de su muerte, esa confesión sigue dividiendo opiniones.
Algunos la consideran una fantasía de una mujer ya mayor; otros, una verdad incómoda que nunca se investigó como se debía.
Pero lo cierto es que después de esas palabras, el nombre de Joaquín Pardavé ya no se recuerda igual.
Ninón Sevilla, con su carisma inquebrantable y su voz todavía poderosa incluso en sus últimos días, dejó más que un legado artístico.
Dejó una verdad inquietante que reabre heridas, desafía la historia oficial y lanza una gran pregunta al aire: ¿cuántos secretos más guarda el cine de oro mexicano, esperando a ser contados antes de que sea demasiado tarde?