😱 ¡Te romperá el corazón! Phil Collins se acerca a los 80 años y su vida actual es más triste de lo que imaginabas
Phil Collins, el hombre que alguna vez llenó estadios en todo el mundo, que vendió más de 150 millones de discos y que marcó generaciones enteras con su voz y su batería, vive hoy una realidad completamente alejada de los reflectores.
Con 73 años cumplidos y acercándose rápidamente a los 80, el artista británico atraviesa una etapa de su vida marcada por el deterioro físico, el aislamiento y una serie de problemas personales que han oscurecido su leyenda.
Los problemas comenzaron a acumularse hace más de una década.
Una serie de intervenciones quirúrgicas en la espalda y en el cuello lo dejaron con movilidad reducida, sin fuerza en las manos y, lo más devastador para un músico de su talla, incapaz de tocar la batería.
Lo que para muchos sería solo una operación más, para Collins fue el inicio de una cadena de eventos que lo llevó a alejarse de los escenarios, de la creación musical y, en gran parte, de la vida pública.
Las imágenes recientes de sus apariciones en conciertos con Genesis, en los que ya no tocaba ni se movía, sino que permanecía sentado en una silla durante toda la presentación, estremecieron a sus fanáticos.
Su aspecto débil, su voz apagada y su evidente fragilidad física mostraban a un hombre que estaba luchando por mantenerse de pie ante su público, pero que ya no era el mismo de antes.
Su cuerpo ya no respondía, pero su espíritu aún intentaba resistir.
Pero los problemas físicos no fueron los únicos que golpearon a Phil.
En los últimos años, su vida privada también se vio envuelta en un drama desgarrador.
Su última separación amorosa terminó en un conflicto legal humillante, en el que su exesposa se negó a abandonar la mansión que compartían en Miami, llevándolo a un proceso judicial que expuso su intimidad ante la prensa internacional.
En medio del juicio, se filtraron detalles humillantes sobre su salud, higiene y estado emocional, pintando un cuadro devastador de cómo estaba viviendo uno de los íconos más grandes del pop.
Como si fuera poco, el distanciamiento con algunos de sus hijos y las acusaciones cruzadas sobre dinero, herencias y decisiones médicas complicaron aún más su panorama.
El hombre que en los 80 era una máquina de éxitos, hoy vive casi recluido, con apenas apariciones públicas, muchas veces apoyado por asistentes o en silla de ruedas.
Phil ha confesado en más de una ocasión que no puede sostener una baqueta, que ya no siente fuerza en las manos, y que vive con dolores constantes.
La batería, su instrumento de toda la vida, es hoy un recuerdo lejano.
Su carrera como solista está técnicamente finalizada, y aunque algunos fanáticos sueñan con un nuevo álbum o una aparición especial, lo más probable es que esos días hayan quedado atrás para siempre.
En varias entrevistas, Collins ha dejado ver su tristeza y resignación.
“Ya no puedo hacer lo que hacía antes.
Me cuesta caminar, y mis días están llenos de limitaciones”, llegó a declarar.
Y aunque trata de mostrarse agradecido por su legado y el amor de sus fans, la realidad es que la soledad y la fragilidad se han vuelto parte de su día a día.
Muchos se preguntan cómo puede ser que alguien con tanto éxito, dinero y fama haya terminado así.
La respuesta está en una combinación brutal de problemas de salud, malas decisiones sentimentales y el inevitable paso del tiempo que no perdona ni a los más grandes.
Su fortuna, aunque enorme, no ha sido capaz de devolverle la salud ni la paz que tanto necesita.
La historia de Phil Collins en sus últimos años es una tragedia silenciosa.
El mundo lo aplaudió durante décadas, pero hoy son pocos los que lo acompañan realmente.
Vive en la sombra de su propia leyenda, rodeado de recuerdos gloriosos, pero con un presente que dista mucho del ídolo que fue.
Su cuerpo ya no le responde, su familia está dividida y su carrera, salvo milagro, ha llegado a su fin.
Y aunque su música seguirá siendo eterna, el hombre detrás del micrófono y la batería vive hoy una realidad profundamente triste.
A veces, ni la fama ni el dinero alcanzan para evitar que el tiempo y la soledad terminen por arrebatarlo todo.
Phil Collins nos enseñó a sentir con cada canción… y ahora, su propia vida se ha convertido en una melodía melancólica que duele escuchar.