😱 “Ya no puedo callarlo más”: El representante de Rubby Pérez confiesa la dura realidad que cambió todo
En una entrevista cargada de tensión y emociones contenidas, el mánager de Rubby Pérez, cuyo nombre ha estado durante décadas tras bambalinas, decidió hablar.
Y lo que dijo dejó helados a los presentes.
“Guardé esta verdad por más de treinta años.
Fui cómplice del silencio, pero también víctima del sistema que nos obligaba a fingir.
Hoy ya no puedo más”, declaró con la voz quebrada.
Con 62 años y un historial envidiable en la industria del espectáculo, su testimonio no solo sacudió al mundo del merengue, sino que encendió una tormenta mediática sin precedentes.
Lo que reveló fue una verdad dolorosa: durante años, Rubby Pérez no solo luchó contra la discriminación por su discapacidad visual, sino también fue manipulado, censurado y explotado por empresarios y productores que vieron en él un “producto rentable” más que un artista humano.
“Lo empujaron al límite, muchas veces en condiciones inhumanas.
Nadie sabe lo que vivió detrás del escenario.
Y yo, su mánager, fui testigo directo de todo”, confesó.
Según su relato, hubo giras en las que Rubby Pérez actuó con fiebre, sin descanso, apenas alimentado, solo porque había cláusulas que no permitían cancelaciones.
“Nos amenazaban con demandas millonarias si no subía al escenario.
A veces lloraba antes de cantar.
Nadie lo veía, pero yo sí”, recordó con impotencia.
Contó también que hubo momentos en los que el cantante fue obligado a cantar después de desmayos, bajo la presión de cumplir con contratos abusivos firmados en condiciones cuestionables.
Pero eso no fue lo más fuerte.
El mánager aseguró que hubo una campaña sistemática de silenciamiento.
“Cada vez que Rubby quería alzar la voz, lo detenían.
Le decían que no podía verse débil, que debía mantener la imagen de ‘hombre fuerte del merengue’.
Pero por dentro, él estaba roto.
” Las lágrimas no tardaron en aparecer mientras relataba cómo, en más de una ocasión, el cantante pensó en retirarse definitivamente, sintiéndose solo y atrapado por un sistema cruel que lo celebraba en público pero lo aplastaba en privado.
Una de las revelaciones más impactantes fue la manipulación económica.
“Durante años, Rubby trabajó sin saber con exactitud cuánto cobraba por show.
Se le ocultaban cifras, se firmaban acuerdos sin su conocimiento, y muchas veces no vio ni la mitad de lo que generaba”, afirmó.
Esta denuncia, aunque hasta ahora sin respaldo documental público, ha encendido las alarmas en la industria, con excolaboradores comenzando a respaldar estas declaraciones en redes sociales.
El mánager, visiblemente afectado, aseguró que su intención no es destruir la carrera de Rubby Pérez, sino dignificar su historia.
“Es un hombre valiente, un artista extraordinario que merecía respeto, no explotación.
Mi silencio fue un error, y esta es mi manera de pedir perdón”, expresó entre sollozos.
También afirmó que el cantante desconocía muchas de las irregularidades que ocurrían a sus espaldas, y que su fortaleza se debía, en gran parte, a su deseo de no defraudar a su público.
La reacción del público no se hizo esperar.
Miles de fans han manifestado apoyo absoluto al artista, lamentando que haya tenido que pasar por tantas injusticias.
Algunos han exigido una revisión completa de los contratos firmados en el pasado y la apertura de una investigación para determinar si hubo delitos financieros o laborales involucrados.
Hasta el momento, Rubby Pérez no ha emitido un comunicado oficial sobre las declaraciones de su exmánager, pero se espera que en las próximas horas rompa el silencio.
Mientras tanto, la industria del merengue, sacudida por esta confesión, comienza a revisar sus propias prácticas con lupa.
¿Cuántos otros artistas fueron explotados en silencio? ¿Cuántas verdades están aún por salir?
A los 62 años, este mánager ha elegido hablar cuando nadie lo esperaba.
Su testimonio no solo expone una realidad cruel, sino que también pone en tela de juicio el glamour aparente del mundo musical.
Y aunque el precio del silencio fue alto, su verdad hoy retumba más fuerte que nunca.
Porque detrás de los aplausos, también hay dolor.
Y esta vez, ha salido a la luz.