🕯️👁️🗨️ “Silencio tras el tono: Lo que escuchó Rafa Balderrama del número de Elizalde lo dejó helado”
Todo comenzó como una tarde cualquiera.
Rafa Balderrama, reconocido por su carisma y trayectoria en la televisión mexicana, se encontraba en casa, disfrutando de un momento de descanso cuando su celular comenzó a vibrar.
Hasta aquí, todo normal.
Pero el número que aparecía en la pantalla le erizó la piel: era el antiguo número de Valentín Elizalde.
Sí, ese número que, años atrás, solía marcar en momentos de amistad y colaboración con el cantante.
Pero hoy, ese número debía estar muerto… como su dueño.
Lo primero que hizo Rafa fue congelarse.
Pensó que era una broma de mal gusto o quizás un error del sistema.
Pero algo en su interior le decía que no era una coincidencia cualquiera.
El número coincidía perfectamente.
Era imposible olvidarlo.
Marcado en su memoria con fuego desde la noche en que Valentín fue asesinado en Reynosa, tras un concierto que sería el último.
Han pasado casi dos décadas desde aquella tragedia que estremeció al mundo del regional mexicano, y aún así, el fantasma del “Gallo de Oro” parece negarse a desaparecer.
Decidió contestar.
No supo por qué.
Quizás por curiosidad, por respeto, o simplemente por un impulso imposible de detener.
Al otro lado de la línea… nada.Silencio.
Un silencio que no era común.
Era pesado, denso, como si alguien —o algo— estuviera escuchando, pero se negara a hablar.
Rafa saludó.
Preguntó quién estaba allí.
Esperó.
Pero solo escuchaba una leve interferencia, como un zumbido lejano, acompañado de una respiración apenas perceptible.
Y luego… la llamada se cortó.
La mente de Rafa se nubló.
Intentó racionalizar lo ocurrido.
“Tal vez alguien consiguió el antiguo número, lo reactivaron”, pensó.
Pero una rápida búsqueda en su agenda de contactos mostró que ese número estaba guardado con el nombre de Valentín, tal como lo había dejado desde aquel fatídico 25 de noviembre.
No había actualizado el contacto.
No había vuelto a marcarlo.
El número no debía estar activo.
Intrigado y perturbado, Balderrama intentó devolver la llamada.
Pero lo único que recibió fue una grabación automática que decía: “Este número no está en servicio.
” Lo intentó varias veces más.
Siempre el mismo mensaje.
¿Cómo era posible que ese número lo hubiera llamado minutos antes?
La situación se volvió aún más extraña cuando Rafa compartió lo sucedido con algunos amigos cercanos.
Uno de ellos, músico del regional, le confesó entre susurros que no era el primero.
Que otros también habían recibido llamadas breves, vacías, del número de Valentín.
Nadie se atrevía a hablarlo públicamente, por miedo a ser tildados de locos.
Pero algo estaba pasando.
Algo que escapaba de toda lógica.
Las redes estallaron cuando Rafa finalmente decidió contar la historia en una entrevista informal.
Los fans del “Gallo de Oro” se dividieron entre los que pensaban que era una señal, un mensaje del más allá, y los escépticos que atribuían todo a simples coincidencias tecnológicas.
Pero en el fondo, todos sintieron ese pequeño escalofrío al imaginar sus propios teléfonos vibrando con un número que pertenece al pasado.
Lo más inquietante fue la reacción de Rafa al recordar la llamada.
En lugar de bromear o tomarlo a la ligera, su expresión se tornó sombría.
Confesó que no ha podido dormir bien desde entonces.
Que en varias ocasiones, ha sentido como si alguien lo observara.
Que en sueños, ha escuchado la voz de Valentín, no con palabras claras, sino con un canto lejano, como si aún estuviera entonando aquellas baladas tristes que le dieron fama.
Algunos incluso especulan con teorías más oscuras: ¿Podría tratarse de una advertencia? ¿Un mensaje cifrado? ¿O simplemente el eco de una energía que se niega a desaparecer? Lo cierto es que, desde esa llamada, Rafa ha guardado silencio.
Ya no responde preguntas al respecto.
Ya no menciona el tema.
Como si el simple hecho de hablarlo fuera invocar algo que debe quedarse enterrado.
Y tal vez eso es lo más aterrador de todo.
No lo que se dijo.
Sino lo que no se dijo.
El silencio que queda después de una llamada que jamás debió haber ocurrido.
Porque hay números que deberían estar desconectados para siempre.
Pero hay voces… que nunca se apagan del todo.