🔍 Sorpresa en la investigación: hallazgo oculto estremece a los Afanador y deja muchas preguntas 📦🧬
Una semana después de que el informe forense confirmara que Valeria Afanador fue víctima de un asesinato, y no de un accidente, la familia de la joven recibió un inesperado golpe emocional… esta vez, en forma de hallazgo material que no figuraba en el expediente inicial del caso.
Según reportes exclusivos, durante la recolección de pertenencias personales de Valeria en su departamento —un trámite post mortem que la familia solicitó por vía legal—, uno de los hermanos de la víctima encontró una pequeña caja metálica oculta detrás de una repisa empotrada, casi invisible a simple vista.
Dentro de la caja, había algo que hasta ahora nadie había mencionado, ni la fiscalía, ni la policía, ni los forenses: un pendrive negro, sin etiqueta y con contenido explosivo.
El dispositivo fue entregado inmediatamente a los abogados de la familia, quienes se encargaron de abrirlo en un entorno seguro.
Lo que encontraron dejó a todos helados: videos, notas de voz, capturas de pantalla y una carta escrita a mano, aparentemente redactada por la misma Valeria, donde se refería a una serie de amenazas recibidas días antes de su muerte.
En uno de los audios, Valeria dice con voz firme pero temblorosa:
“Si algo me pasa, no fue un accidente.
No estoy loca.
Hay gente poderosa que no quiere que hable”.
Otro archivo contenía una carpeta titulada “PRUEBAS”, dentro de la cual había capturas de conversaciones privadas —algunas desde cuentas anónimas, otras desde perfiles conocidos— donde se le exigía que guardara silencio sobre “ciertas cosas que vio” en una reunión privada.
Lo más perturbador: los mensajes eran recientes.
Algunos, del mismo día en que fue encontrada sin vida.
La carta manuscrita, por su parte, no era una despedida, sino una especie de bitácora personal en la que detallaba momentos de angustia, nombres clave (ocultos en seudónimos), y un párrafo final que pone la piel de gallina:
“Tengo miedo, pero no voy a callar.
Si algo me pasa, busquen en mi cuarto.
Ahí dejo todo.La familia quedó devastada.
Nadie esperaba que Valeria hubiera documentado su miedo con tanta precisión, y mucho menos que hubiera intentado protegerse dejando pruebas físicas.
Lo más desconcertante es que, al revisar el informe oficial de la policía sobre el levantamiento del lugar del crimen, no se menciona ninguna inspección detallada de esa área donde se encontró el dispositivo.
¿Negligencia o encubrimiento?
Los abogados han solicitado formalmente a la fiscalía que este nuevo material sea incorporado como prueba clave en la investigación.
Además, pidieron la revisión de todos los documentos oficiales del caso, ya que ahora se sospecha que hubo omisiones deliberadas o manipulación en la escena del crimen.
En redes sociales, la noticia del pendrive ya ha explotado.
El hashtag #ValeriaSabía se volvió tendencia en minutos, acompañado de frases como “Ella lo dejó todo antes de irse” y “No murió en silencio, la silenciaron”.
Influencers, periodistas y colectivos feministas han exigido una investigación independiente, señalando que el sistema no puede investigar algo que aparentemente ayudó a encubrir.
Por su parte, la fiscalía ha emitido un comunicado breve confirmando la “existencia de nuevo material probatorio” y anunciando que “se evaluará su autenticidad y pertinencia en el curso de las diligencias ampliadas”.
Sin embargo, el escepticismo ciudadano crece ante la idea de que pruebas tan fundamentales no hayan sido descubiertas por los investigadores oficiales.
La familia Afanador, aunque profundamente afectada, se mantiene firme:
“Valeria habló.
Y ahora, aunque ya no esté, la vamos a escuchar hasta el final.
Esto no se acaba aquí”, declaró su madre ante la prensa.
Con cada nueva revelación, el caso Valeria Afanador deja de ser un simple crimen.
Se convierte en un espejo doloroso de un sistema donde la verdad muchas veces se esconde en un cajón, o en una caja metálica detrás de una repisa.
Pero esta vez, el hallazgo fue real.
Y no hay forma de borrarlo.
