Armando Hernández es uno de los cantautores más importantes y emblemáticos de la música tropical en Colombia.

Su legado musical ha dejado una huella imborrable en el género tropical, especialmente en la cumbia y los ritmos caribeños que han alegrado a generaciones.
Sin embargo, detrás del éxito y la voz melodiosa de Armando, se esconde una historia llena de esfuerzo, humildad y desafíos que han marcado su vida y carrera artística.
Armando Hernández nació en la hermosa tierra de Magangué, en el departamento de Bolívar, a mediados de la década de los años cuarenta.
Desde niño, mostró una gran inclinación hacia las artes, no solo en la música sino también en la pintura, reflejando un espíritu creativo y lleno de energía.
Siempre fue un estudiante aplicado y amante de la cultura, pero la música tropical comenzó a ocupar un lugar especial en su vida.
Su primer contacto con la música fue a través de su hermano mayor, Juan, quien tenía un acordeón de dos teclados.
Armando, con una tambora en mano, comenzó a tocar y cantar, formando una pequeña agrupación familiar que incluía a otro de sus hermanos tocando la guacharaca.
Desde temprano, Armando se familiarizó con los sonidos tropicales que dominaban la región, aprendiendo canciones de artistas reconocidos como Aníbal Velázquez, el “mago del acordeón”, y otros grandes de la música tropical colombiana.
La habilidad de Armando para cantar y tocar instrumentos lo llevó a integrarse a una orquesta local en Magangué, inicialmente tocando la caja.
Aunque era menor de edad, aceptó tocar siempre y cuando no fuera en bares, mostrando su compromiso y responsabilidad.
La agrupación cambió su nombre de conjunto San José a conjunto Los Caribeños, y fue en este grupo donde Armando comenzó a ganar experiencia y reconocimiento.
A pesar de su talento, Armando decidió independizarse y formar su propio conjunto junto a su hermano Hernán y otros músicos, nombrándolo Conjunto Calamar.
En esta etapa, Armando aún no tocaba el acordeón profesionalmente y tuvo que contratar a un acordeonista para sus presentaciones.
Sin embargo, poco después, su hermano mayor le trajo un acordeón desde Barranquilla, y Armando comenzó a tocarlo, encontrando en este instrumento una fuente de inspiración para componer.
Uno de los primeros grandes éxitos de Armando Hernández fue la canción “Morenita”, un tema que compuso inspirado en una historia de amor y que lanzó al mercado con gran acogida.
Este éxito fue un punto de inflexión en su carrera, que llamó la atención de la importante casa discográfica Discos Fuentes, la cual lo invitó a formar parte de su catálogo de artistas.
Bajo el sello de Discos Fuentes, Armando Hernández grabó numerosos éxitos que se convirtieron en clásicos de la música tropical colombiana, tales como “Tus labios”, “Noches de parranda”, “Caballo viejo”, “Loquito por ti”, y “La Carbonera”.

Su música se volvió indispensable en las festividades colombianas, especialmente en la época de diciembre, cuando las canciones de parranda y alegría llenan los hogares y las calles.
Armando Hernández alcanzó un nivel internacional cuando fue parte de los Originales Corraleros de Majagual, una de las agrupaciones más emblemáticas y reconocidas de la música tropical en Colombia y América Latina.
Durante su tiempo con los Corraleros, Armando pudo internacionalizar su música, llevando los ritmos tropicales colombianos a países como Chile, Panamá, México, Perú, Ecuador y Estados Unidos.
Cuando los Corraleros de Majagual se desintegraron, Armando continuó su carrera colaborando con excompañeros en diferentes orquestas importantes, incluyendo las de Calixto Ochoa, Alfredo Gutiérrez y los Hermanos Zuleta.
Esta experiencia enriqueció su repertorio y le permitió consolidarse como un artista versátil y respetado en la escena tropical.
A pesar de su fama y éxito, Armando Hernández siempre ha mantenido una profunda humildad, un valor que aprendió desde sus inicios y que fue reforzado por don Antonio Fuentes, dueño de Discos Fuentes.
Armando es también un crítico abierto de prácticas injustas en la industria musical, como la llamada “payola”, donde se paga a emisoras para que suenen ciertas canciones, desplazando a artistas talentosos que no tienen recursos para pagar.
Su postura firme y su sencillez lo han hecho un referente no solo musical sino también ético dentro del mundo tropical colombiano.
Con más de medio siglo dedicándose a la música, Armando Hernández se ha convertido en una leyenda viviente de la música tropical colombiana.
Su voz melodiosa y sus composiciones siguen vigentes, alegrando a nuevas generaciones y manteniendo viva la tradición musical de la región Caribe.
Además, su influencia ha trascendido fronteras, siendo invitado a numerosos eventos internacionales donde ha ratificado su talento y el valor cultural de la música tropical colombiana.
La historia de Armando Hernández es un testimonio de pasión, dedicación y humildad.
Desde sus humildes comienzos en Magangué hasta convertirse en una figura icónica de la música tropical, su vida refleja el poder transformador del arte y la música.
Aunque ha enfrentado desafíos y momentos difíciles, su legado sigue siendo un faro de inspiración para músicos y amantes de la música tropical en Colombia y el mundo.
Para muchos, sus canciones son más que melodías; son parte de la identidad cultural, la alegría de las festividades y el alma de un pueblo que celebra la vida a través de la música.