Patricia Terán, la “Diosa del Vallenato”, murió trágicamente a los 25 años tras un accidente automovilístico en su camino de Barranquilla a Cartagena.
El 19 de enero de 1995, la música vallenata perdió a una de sus voces femeninas más emblemáticas.
Patricia Terán Romero, conocida como la “Diosa del Vallenato”, viajaba en un Mazda 626 azul desde Barranquilla hacia Cartagena junto a su novio Víctor Sierra, su manager Tyrone del Cristo y su jefe de prensa Guillermo Billy Pertus.
El reloj marcaba las 4:30 de la tarde cuando la llanta trasera del vehículo estalló y el auto dio varias volteretas en el sitio Bocatosino, en jurisdicción de Santa Catalina, Bolívar.
“Ese día me calmé cuando ella me dijo ‘estoy bien’”, recordó Billy Pertus, pero minutos después, mientras eran trasladados al Hospital Universitario, escuchó la alarma: “¡Rápido, rápido, Patricia se está ahogando!” A su llegada, se enteró de que Patricia había muerto.
La artista llegó con vida, pero un paro cardiorrespiratorio le ganó la batalla, dejando como últimas palabras: “Cuiden a mi hijo, que no vuelvo a cantar más”. Tenía apenas 25 años.
Nacida el 10 de junio de 1969 en Cartagena, Patricia se abrió paso en un género hasta entonces dominado por hombres. Desde muy joven mostró un interés profundo por la música, deseando integrarse a las orquestas de moda en la ciudad.
Inicialmente no se inclinó por el vallenato, pero su talento y carisma la llevaron a formar parte de Las Musas del Vallenato en 1988, un grupo liderado por la talentosa acordeonera Gabriela Ceballos, conocida como La Chela.
Patricia interpretó canciones del Grupo Vallenato Los Diablitos que rápidamente se convirtieron en éxitos en todo el país.
Sus primeras presentaciones incluyeron eventos importantes como la Universidad de Cartagena en 1989, donde también conoció a Rafael Ricardo, compositor que la apoyó en su primer disco, y al famoso cantante Miguel Morales, quien colaboró en su segunda producción.

Después de seis años con Las Musas del Vallenato y tres discos grabados, Patricia decidió separarse de La Chela en 1993 y formar su propio grupo: Patricia Terán y Las Diosas del Vallenato, junto a Maribel Cortina en el acordeón.
Su visión no solo fue artística, sino también formativa, integrando jóvenes mujeres al conjunto y creando un proyecto musical único en Colombia.
El éxito llegó rápidamente y en 1994 lanzaron su primer LP “Con aroma de mujer”, del cual se desprendió el icónico tema “Tarde lo conocí”, compuesto por Omar Geles.
La canción consolidó a Patricia como la voz femenina del vallenato y le permitió alcanzar su más grande sueño: la fama nacional. Ese mismo año, la agrupación logró ventas tan significativas que recibió un disco de oro.
Patricia se convirtió en un ícono del vallenato, recordada por éxitos como “Me dejaste sin nada”, “Todo daría por ti”, “No me crees”, “Amor de papel” y “Qué desastre, cambiaré y volví a fallar”. Su agrupación fue la más vendida en 1994, y la disquera BMG planeaba incluirla, pero la tragedia truncó esos planes.
En lo personal, 1994 también estuvo marcado por un triángulo amoroso que involucró a Rodrigo Castillo y Víctor Sierra.
Durante su embarazo de su hijo Yuri Alexander Terán Romero, Patricia se enfrentó a una relación tormentosa con Rodrigo Castillo, quien inspiró la letra de “Tarde lo conocí”.
La situación se complicó con la aparición constante de Rodrigo en su vida mientras ya mantenía una relación con Víctor Sierra, generando tensiones que anticipaban la tragedia que estaba por llegar.

Días antes del fatal accidente, ocurrieron advertencias que parecían premonitorias. Dos días antes, el mismo grupo había sufrido un choque menor en Plato, Magdalena, que Billy Pertus recordó como una señal que no entendieron en ese momento.
El 18 de enero, Patricia decidió dejar a su hijo de cuatro meses bajo el cuidado de su timbalera Silvia Carpucilo, decisión que milagrosamente salvó al bebé de la tragedia.
El día siguiente, en el viaje hacia Cartagena, la fatalidad se desató. Víctor Sierra falleció al instante, mientras que Tyrone del Cristo y Guillermo Billy Pertus sobrevivieron, relatando el accidente con detalles escalofriantes.
El legado de Patricia Terán no se limita a su música; su vida y su muerte dejaron una huella imborrable en la historia del vallenato femenino.
Desde sus inicios en el popular barrio Nuevo Bosque de Cartagena, hasta convertirse en un ícono nacional, Patricia rompió barreras y abrió caminos para futuras generaciones de mujeres en la música vallenata.
Su voz, su talento y su coraje siguen siendo recordados, y cada canción resuena como testimonio de una carrera prometedora que fue interrumpida demasiado pronto.
La historia de Patricia Terán es un recordatorio de la fragilidad de la vida y de la fuerza de un espíritu que, a pesar de la adversidad, brilló con intensidad y pasión, dejando un legado que ninguna tragedia pudo opacar.
Su trágica muerte no solo conmovió a Colombia, sino que también marcó un antes y un después en la escena vallenata femenina, consolidándola como un referente inolvidable.
Cada nota que dejó, cada escenario que pisó y cada canción que interpretó son hoy testigos de su talento eterno.
Patricia Terán, la voz que se apagó demasiado pronto, sigue viva en la memoria de quienes aman el vallenato y en el corazón de todos los que alguna vez fueron tocados por su música.
