¡Descubre los Horrores Ocultos del Necronomicón! Las Entidades que Amenazan Nuestra Realidad

El Necronomicón describe entidades cósmicas y primigenias que desafían la comprensión humana y pueden alterar la realidad.
Seres como Yig, Gatanotoa, Ktulu y Hastur ejercen poderes aterradores que afectan tanto el cuerpo como la mente de quienes los encuentran.

 

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Existe un libro cuyo solo nombre provoca escalofríos entre aquellos que conocen su verdadera naturaleza: El Necronomicón.

Este grimorio maldito, escrito supuestamente por el árabe loco Abdul Alhazred, no se encuentra en bibliotecas públicas ni en librerías convencionales. Aquellos que afirman haberlo leído rara vez permanecen igual después.

En sus páginas, se documentan entidades que existieron mucho antes de que la humanidad caminara sobre la Tierra, seres tan antiguos y incomprensibles que su mera existencia desafía todo lo que creemos saber sobre la realidad.

Pero aquí está la pregunta que pocos se atreven a hacer: ¿Y si el Necronomicón no es solo ficción? ¿Y si, como muchos otros grimorios antiguos, está basado en conocimientos reales que fueron deliberadamente ocultados?

Durante siglos, manuscritos que describen rituales, entidades y dimensiones alternas fueron perseguidos, quemados y enterrados. La iglesia los llamó herejía, y los gobiernos los declararon peligrosos.

Sin embargo, estos textos han sobrevivido, y hoy vamos a adentrarnos en las páginas del Necronomicón para explorar las entidades que describe.

Comencemos con Yig, la serpiente primordial, el padre de las serpientes. Una deidad tan antigua que incluso los textos más viejos lo mencionan con reverencia y terror.

Yig no es como los otros dioses cósmicos. No duerme en ciudades sumergidas ni espera en el vacío entre las estrellas; Yig está despierto.

Nunca olvida una ofensa y su venganza es metódica, persiguiendo a sus víctimas a través de pesadillas vívidas. Las leyendas hablan de civilizaciones enteras borradas del mapa por atreverse a matar serpientes o profanar sus templos sagrados.

 

El Necronomicón

 

Mientras Yig representa un terror lento y calculado, Gatanotoa es algo mucho más inmediato y aterrador. Esta deidad de la muerte viviente tiene el poder de petrificar, pero no de la manera que imaginas.

Su poder paraliza el cuerpo en un estado eterno, donde la mente permanece intacta, atrapada dentro de un cuerpo que no puede moverse ni gritar.

Aquellos que caen víctimas de Gatanotoa son condenados a una existencia de tortura eterna, con su conciencia rogando por una liberación que nunca llega.

En las profundidades del océano, oculto en las fosas más oscuras, duerme Sohomog, una abominación tentaculada cuyo cuerpo desafía la anatomía humana.

Algunos textos antiguos lo describen vagamente como humanoide, pero su forma acuática está cubierta de apéndices retorcidos.

Se dice que fue aprisionado bajo el mar por fuerzas antiguas y que su retorno podría significar el despertar de Ktulu, el más infame de los primigenios.

Hablando de Ktulu, este ser masivo duerme en la ciudad hundida de R’lyeh, oculto dentro de una geometría alienígena que deforma la realidad misma.

Su poder no radica solo en su tamaño, sino en su capacidad para infectar los sueños de aquellos que son sensibles, susurrando a aquellos que están sintonizados con lo invisible.

Cultos enteros se han dedicado a despertar a Ktulu, creyendo que cuando R’lyeh se levante del mar, la humanidad enfrentará su final.

Sin embargo, más allá de los primigenios, existen fuerzas aún más incomprensibles. Los dioses exteriores, entidades tan vastas que hacen que toda comprensión humana carezca de sentido, están más allá de nuestro entendimiento.

Hastur, conocido como el rey de amarillo, es una de estas entidades. Su influencia no es física; proviene de palabras, símbolos e ideas.

Conocer a Hastur es invitarlo a tu realidad. Aquellos que vislumbran sus páginas prohibidas encuentran su percepción de la realidad alterada, y su existencia se convierte en un eco de lo que una vez fue.

 

El Necronomicón y otros grimorios ficticios de la literatura. | by Aglaia  Berlutti | Medium

 

A medida que exploramos más profundamente, encontramos a Shub-Niggurath, la encarnación de la creación interminable. Esta entidad no es un ser singular; es una fuerza, una corrupción del concepto mismo de vida.

Sus rituales son algunos de los más antiguos y perturbadores registrados en el Necronomicón, centrados en sacrificios y ofrendas de sangre. Aquellos que reciben sus bendiciones quedan cambiados para siempre.

Por último, Daolot, un ser que no destruye, sino que revela, abre los ojos de aquellos que se encuentran con él. Sin embargo, este conocimiento viene con un precio, ya que aquellos que ven la realidad tal como es a menudo no pueden soportarlo y pierden su cordura.

En el corazón de toda existencia, más allá de galaxias y dimensiones, se encuentra Asatot, el caos nuclear, cuya mera existencia hace que todo carezca de sentido.

El Necronomicón, aunque es una obra de ficción creada por H.P. Lovecraft, se basa en ideas que han existido durante siglos.

Muchos creen que estos textos antiguos revelan verdades que han sido ocultadas, y la línea entre la ficción y la realidad es mucho más delgada de lo que pensamos.

A medida que exploramos estos horrores, nos damos cuenta de que el conocimiento tiene un precio, y no todo lo que se encuentra estaba destinado a ser descubierto.

Así que, si estás fascinado por estos misterios antiguos y quieres seguir explorando las profundidades del horror cósmico, recuerda que siempre habrá preguntas sin respuesta y aquellos lo suficientemente valientes para buscar las respuestas.

El Necronomicón nos recuerda que, aunque el conocimiento puede ser aterrador, también representa la posibilidad de ser parte de algo más grande, algo que no entendemos completamente, pero que tal vez algún día podríamos.

 

Qué es y de qué trata el Necronomicón? - Ediciones Hispánicas

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