Princesa Leonor se despide entre risas y un gesto sorprendente antes de embarcarse en su travesía en Elcano.
La mañana del 11 de enero de 2025 será recordada como el inicio de un gran desafío para la Princesa Leonor.
A las 12 del mediodía, el buque-escuela Juan Sebastián Elcano zarpaba desde el puerto de Cádiz con la heredera al trono y 75 guardamarinas a bordo, emprendiendo un viaje de seis meses que la llevará por varios países, una experiencia que marcará un hito en su formación militar y personal.
Pero antes de que el barco tomara rumbo al Atlántico, Leonor vivió una serie de actos de despedida cargados de emoción, risas y algunos momentos de complicidad con sus compañeros, que mostraron una faceta más cercana y natural de la princesa.
La primera de estas ceremonias tuvo lugar en la iglesia de Santo Domingo, en el centro de Cádiz.
A las nueve de la mañana, Leonor, junto con sus compañeros, se presentó en el templo vestida con el uniforme de gala de la marina, muy seria, fiel a su papel y al protocolo militar que le corresponde.
A su llegada, varios ciudadanos se agruparon en las inmediaciones de la iglesia para ver a la Princesa y, aunque el número de curiosos no fue masivo, no faltaron los vítores de “guapa, guapa” que la joven heredera recibió con una sonrisa y un gesto de cortesía.
Sin embargo, el protocolo marcaba que debía mantenerse en un segundo plano, y así lo hizo.
La misa, cargada de simbolismo, fue una de las actividades clave de esta jornada de despedidas.
Durante la ceremonia, los guardamarinas, entre los que se encontraba Leonor, rindieron homenaje a La Galeona, la imagen de la Virgen del Rosario, que tradicionalmente acompaña a los marinos durante sus travesías.
La Virgen fue portada en procesión hasta el puerto, donde se embarcaría en Elcano.
Los Reyes Felipe VI y Letizia, quienes no podían faltar en este acto tan importante, se desplazaron hasta el puerto para despedir a su hija mayor antes de que emprendiera su largo viaje.
A pesar de la solemnidad del acto, la Princesa Leonor no perdió su carácter cercano y amistoso. Después de la misa, en la salida de la iglesia, se mostró relajada y sonriente, charlando animadamente con sus compañeros.
Fue en ese momento cuando la Princesa demostró una gran complicidad con ellos.
En un gesto espontáneo, Leonor se acercó a uno de sus compañeros, le tocó la espalda y con destreza le sacudió la chaqueta, como si quisiera alisar algún pequeño imperfección.
Este gesto fue recibido con una sonrisa agradecida del joven, y ambos continuaron conversando mientras avanzaban hacia el puerto.
Este tipo de momentos más informales y cercanos, lejos de la rigidez protocolaria, muestran una faceta más natural de la heredera.
A lo largo de su formación en la academia naval, Leonor ha forjado fuertes lazos de amistad con sus compañeros, lo que quedó claro en este tipo de interacciones.
Además, la cercanía que tiene con ellos parece haber sido clave en este proceso de adaptación, y no cabe duda de que su paso por Elcano será un punto de inflexión en su desarrollo personal.
Pero si algo ha destacado en esta despedida, ha sido la actitud relajada de Leonor fuera de los actos oficiales. A pesar de la rigidez de la agenda, la Princesa y sus compañeros se permitieron un momento de distensión antes de embarcarse.
Después de haber cumplido con sus obligaciones a bordo de Elcano, la Princesa disfrutó de una comida en uno de los restaurantes más conocidos de Cádiz, el Muelle, donde se mostró como una joven más de su edad.
Según indicaron los trabajadores del lugar al Diario de Cádiz, Leonor pagó su consumición en efectivo y pasó un rato agradable con sus amigos, sin importar demasiado las cámaras o la presencia de los medios de comunicación.
Esto demuestra, una vez más, su capacidad para encontrar momentos de normalidad en medio de una vida tan pública.
Lo más sorprendente, sin embargo, fue un gesto que desbordó el protocolo. Al salir del restaurante, la Princesa Leonor se encontró con un grupo de jóvenes, aparentemente amigas de uno de los guardamarinas.
De manera completamente natural, Leonor no dudó en saludarles con dos besos y un abrazo cálido, algo que rompió con la rigidez del protocolo real.
Este gesto espontáneo, cargado de cercanía, hizo que muchos se detuvieran a observar, destacando la faceta más humana de la Princesa.
Mientras tanto, sus padres, los Reyes Felipe VI y Letizia, tuvieron que afrontar una despedida emotiva y cargada de simbolismo. Después de varios días de preparativos y ceremonias, el momento de la partida llegó.
Aunque ambos son conscientes de la importancia de esta experiencia para su hija, no pudieron evitar mostrarse algo nostálgicos.
La separación física, aunque temporal, es siempre un desafío para los padres, y en este caso no fue diferente.
Mientras Leonor se prepara para este viaje único, sus padres se enfrentan a la difícil tarea de dejarla ir, sabiendo que su formación y crecimiento como futura reina son una prioridad.
La partida de la Princesa Leonor no solo marca un hito en su vida personal, sino también en la historia de la Casa Real.
Al embarcarse en Elcano, Leonor no solo continúa la tradición familiar, sino que también da un paso más en su preparación para asumir sus futuras responsabilidades.
Este viaje no solo es una prueba de su capacidad de adaptación y resiliencia, sino también una oportunidad para seguir creciendo y aprendiendo en un entorno exigente y desafiante.
En los próximos meses, la Princesa Leonor experimentará una transformación significativa, no solo como persona, sino también como parte de la futura realeza.
Su paso por Elcano, junto a otros jóvenes de la Marina, le brindará lecciones invaluables, tanto en el plano profesional como en el personal.
A medida que surjan nuevos retos y experiencias, su carácter y su liderazgo serán puestos a prueba, pero, sin duda, la Princesa se está forjando como una figura clave en la historia de la monarquía española.
Este viaje también marca el comienzo de una nueva etapa para la Familia Real, que, a pesar de las despedidas y la separación temporal, sigue unida en su apoyo a la Princesa.
Mientras Leonor navega por el océano, su familia permanece a su lado, esperando con ansias las historias que traerá consigo a su regreso.