La Princesa Leonor vive una tradición naval única a bordo del Juan Sebastián Elcano: su bautizo en alta mar, marcado por la ceremonia de Neptuno y una fiesta a bordo.
La Princesa Leonor continúa su formación a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano, donde está viviendo una experiencia única y llena de tradiciones navales.
Desde que comenzó su travesía en enero de 2025, la heredera al trono de España ha seguido un intenso cronograma de maniobras y estudios, navegando por el océano Atlántico hacia América.
Sin embargo, hay un momento que marca un hito especial en esta aventura en el mar: el bautizo que todos los novatos deben pasar cuando el buque cruza la línea del ecuador.
Este es un ritual que ya ha vivido su padre, el Rey Felipe VI, y su abuelo, el Rey Juan Carlos I.
El bautizo naval es una tradición profundamente arraigada en la Marina española.
A bordo del Juan Sebastián Elcano, cuando el barco alcanza el ecuador, todos los “novatos” deben someterse a esta ceremonia simbólica dirigida por el mismísimo Neptuno, el dios del mar.
En la jornada, un miembro de la tripulación se disfraza de Neptuno, se sienta en su trono con tridente en mano, y junto con su comitiva de marineros, guardiamarinas y oficiales, hace de las suyas.
El evento es muy esperado por los tripulantes y, por supuesto, por los nuevos cadetes, incluidos los más ilustres, como la Princesa Leonor.
La ceremonia comienza con un proceso algo caótico, en el que se intercambian los galones entre los diferentes tripulantes.
Así, el cocinero toma el lugar de un oficial, el oficial se convierte en marinero de máquinas, y la Princesa Leonor, como guardiamarina novata, asume la tarea de otro cargo, siguiendo las órdenes de Neptuno.
Durante este periodo, los novatos tienen que hacer las tareas propias del puesto al que se les ha asignado por este curioso intercambio, lo que pone a todos en una situación divertida y llena de risas, pero también de aprendizaje.
Sin embargo, el momento culminante llega cuando se llama a cada uno de los novatos, incluida la Princesa Leonor, para su “bautizo”.
Neptuno y su comitiva rociarán a los novatos con una mezcla de aceite y colorante, lo que les marca como parte del ritual.
Además, cada uno de ellos deberá pagar un tributo muy peculiar: entregar un mechón de su cabello, que un miembro de la comitiva de Neptuno les cortará antes de la ceremonia.
Es un rito lleno de simbolismo y tradición que marca un antes y un después en la formación de los guardiamarinas.
Este ritual, que tiene lugar en medio del océano, también incluye una gran fiesta a bordo para celebrar el paso de la línea ecuatorial.
Se sirve un menú especial a toda la tripulación, que puede incluir desde aperitivos como “meridiana”, hasta platos más elaborados como paella o sardinada.
Los tripulantes disfrutan de este día festivo mientras Neptuno y su corte se despiden, poniendo fin a la celebración y restableciendo el orden en el buque.
La Princesa Leonor, de 19 años, se encuentra actualmente en la etapa más larga de su travesía a bordo del Juan Sebastián Elcano, navegando durante 22 días sin tocar puerto, hasta llegar a Salvador de Bahía el 14 de febrero.
Este es un reto físico y mental para la joven heredera, quien se está adaptando al riguroso ritmo de vida en alta mar.
A pesar de ser la hija de los Reyes de España, la Princesa Leonor no recibe trato de favor alguno.
Está desempeñando su labor como una guardiamarina más, sin privilegios, y cumpliendo con el cronograma de maniobras y estudios de la embarcación.
Esta experiencia es parte de su formación castrense, que continuará después de su regreso a España con su integración en el Ejército del Aire.
La travesía de la Princesa Leonor es una experiencia única que la llevará a recorrer varios países hasta junio, cuando regresará a España.
Sin embargo, a diferencia de sus compañeros de curso, ella no regresará a bordo del Elcano. Se espera que tome un vuelo desde Nueva York para regresar a casa.
Este momento de su formación, además de su intenso trabajo en el mar, también refleja un aspecto importante de su preparación como futura Reina de España.
A través de estas experiencias, la Princesa Leonor está demostrando su capacidad para afrontar retos y llevar una vida austera, en línea con las tradiciones de la familia real española.
El bautizo naval es solo uno de los muchos momentos que forman parte de esta travesía, una experiencia que, sin duda, marcará un hito en la vida de la Princesa Leonor y que le ayudará a forjar su carácter y su preparación para los retos que le esperan en su futuro como heredera al trono.
La combinación de tradición, diversión y aprendizaje en alta mar está dejando huella en la Princesa y en todos los tripulantes que comparten esta aventura con ella.