El Rey, el Gobierno y los Silencios: ¿Una Relación Irreconciliable?

¿Tensión en La Zarzuela y La Moncloa? Los Secretos No Contados del Choque entre el Rey Felipe y Pedro Sánchez

Los momentos más destacados del desfile del 12 de octubre

Las relaciones entre la Casa Real y el Gobierno de Pedro Sánchez atraviesan momentos de gran tensión, aunque ninguno de los dos bandos se atreve a confirmarlo ni desmentirlo abiertamente.

Sin embargo, las evidencias hablan por sí solas, y en el aire flotan señales claras de incomodidad y fricciones entre ambas instituciones.

A lo largo de los años, la figura del presidente del Gobierno ha mostrado ciertos gestos de desdén hacia la figura del Rey, una actitud que, si bien no es explícitamente republicana, sí refleja una distorsionada percepción del equilibrio de poder que marca la Constitución española.

Pedro Sánchez, desde el inicio de su mandato, ha dado muestras de que no está del todo dispuesto a aceptar la primacía constitucional de la Corona.

A pesar de su respeto formal por las leyes del país, hay quienes sugieren que sus convicciones republicanas influyen en su trato con Felipe VI.

Sin embargo, a lo largo de la historia democrática de España, numerosos dirigentes, incluidos figuras del PSOE como Felipe González, se han declarado públicamente republicanos sin que ello les impidiera reconocer el rol fundamental de la monarquía en el sistema constitucional del país.

El Rey, como máximo representante de la nación, debe sancionar todas las leyes aprobadas por las Cortes, sin poder oponerse a ellas, aunque esto no signifique que tenga el poder de influir en su contenido.

Sin embargo, en la práctica, parece que el presidente del Gobierno no siempre ve con buenos ojos la prominencia del monarca.

Las tensiones han sido palpables desde episodios como la negativa del Gobierno a que el Rey presidiera en Barcelona la ceremonia de entrega de títulos a los nuevos jueces, o el maltrato protocolario sufrido por Felipe VI en la inauguración de la Cumbre del Clima en Madrid en 2019, donde el protagonismo fue cedido a Sánchez, relegando al Rey a una participación secundaria.

 

 

Sánchez hace esperar a los Reyes y otros seis momentos del desfile

Pero, más allá de gestos protocolarios, lo que realmente parece alimentar la distancia entre ambos es una cuestión de estilo y de respeto mutuo.

Pedro Sánchez ha incurrido en actitudes que muchos califican de descortesía, como adelantar su entrada en un recinto sin esperar al monarca o llegar tarde a eventos importantes, como el desfile de la Fiesta Nacional, obligando a los Reyes a esperar en su coche oficial.

La ausencia de los Reyes en la reapertura de Notre Dame también ha sido moEstos incidentes, aunque superficiales, son reflejo de una tensión más profunda que no se limita a la política, sino que involucra la convivencia de dos instituciones que, aunque constitucionalmente separadas, comparten el liderazgo del Estado.

Recientemente, dos episodios han reavivado la rumorología sobre esta relación tensa: la visita de los Reyes a Paiporta, tras el trágico paso de la DANA por Valencia, y la ausencia de la familia real en la reapertura de la catedral de Notre Dame en París.

En el primer caso, aunque la visita estaba originalmente prevista para apoyar a los afectados por la tragedia, se decidió aplazarla por cuestiones logísticas y de seguridad, lo que no evitó que el viaje coincidiera con la presencia de Sánchez, cuyo encuentro con la gente resultó en una serie de incidentes desafortunados, como el rechazo popular y la agresión con un palo, que dañaron significativamente la imagen del presidente.tivo de controversia.

Aunque desde Zarzuela se argumentó que la decisión de no asistir estaba relacionada con la preparación de un viaje de Estado a Italia, muchos se sintieron decepcionados por la falta de presencia de los monarcas en un acto de tal relevancia cultural y simbólica.

La fotografía de jefes de Estado y líderes internacionales de diversas religiones y culturas que asistieron al evento contrastó con la ausencia de la Casa Real española, lo que avivó aún más las críticas al Gobierno y la Casa Real.

 

 

Fricciones entre Moncloa y Zarzuela por el despliegue del Ejército ante la  DANA de Valencia | Vozpópuli

Aunque la relación entre Pedro Sánchez y Felipe VI está marcada por estas tensiones, la realidad es que ambos están obligados a trabajar juntos por el bien del país, cada uno en el marco de sus competencias constitucionales.

Sin embargo, queda la sensación de que, por más que se intente disimular, el presidente no termina de aceptar la figura del monarca como la máxima autoridad del Estado, lo que genera roces constantes en la convivencia institucional.

Felipe VI, por su parte, ha demostrado una y otra vez que su lealtad está firmemente anclada en el respeto a la Constitución, sin apartarse ni un milímetro de sus deberes constitucionales.

A lo largo de sus viajes al extranjero, ha dejado claro su compromiso con la unidad de España y con la memoria histórica, destacando la importancia de la paz y la lucha contra el terrorismo, mensajes que resuenan con fuerza en un contexto internacional convulso.

Sin embargo, las fricciones entre la Casa Real y el Gobierno de Sánchez seguirán siendo una constante, aunque sin alcanzar nunca un nivel de enfrentamiento abierto.

En todo caso, la imagen de un rey comprometido con la unidad del país y un presidente que, a pesar de ejercer el poder ejecutivo, parece tener dificultades para aceptar el rol simbólico y constitucional de la Corona, se mantendrá en el centro del debate político y social en España.

Las próximas semanas y meses podrían deparar nuevos episodios que, aunque a menudo invisibles en los medios, tienen un impacto profundo en la percepción pública de ambos líderes y en la estabilidad de las instituciones del Estado.

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