El silencio de la Infanta Elena ante el escándalo de su padre, Juan Carlos I, desvela una relación familiar más compleja y oculta de lo que parece.
La reciente explosión mediática causada por las declaraciones de Bárbara Rey ha puesto en el ojo del huracán no solo a Juan Carlos I, sino a toda la familia real española.
La vedette, que hace meses rompió su silencio para contar la historia de su affaire con el rey emérito, ha destapado un escándalo que sigue dando de qué hablar.
En este contexto, la figura de la infanta Elena ha vuelto a ser objeto de atención, pero su actitud, enigmática y distante, ha dejado muchas preguntas sin respuesta.
A punto de celebrar sus 61 años, la infanta Elena ha mantenido siempre una relación compleja con la Casa Real, marcada por un hermetismo absoluto.
Mientras su padre vive en exilio en Abu Dabi y su madre, la reina Sofía, ha pasado por momentos difíciles, Elena se ha mantenido como un pilar de apoyo para ambos, pero lo ha hecho desde la sombra, sin hacer demasiada presencia en los medios ni tomar una postura pública frente a los escándalos que asolan a su familia.
La última polémica, conocida como el ‘Bárbaragate’, resucitó antiguos rumores y secretos del matrimonio entre la reina Sofía y Juan Carlos I, revelando una serie de grabaciones en las que Bárbara Rey hablaba sin tapujos sobre su relación con el monarca.
A pesar de la tormenta mediática que desataron las filtraciones, la infanta Elena ha permanecido en silencio, un silencio que no ha hecho más que alimentar las especulaciones.
Las revelaciones de las fotografías que mostraban a Bárbara Rey junto a Juan Carlos I, acompañadas de audios en los que se mencionaban los nombres de la infanta Elena y su exmarido, Jaime de Marichalar, fueron un golpe bajo para la monarquía.
En esas grabaciones, el propio Juan Carlos I confirmaba lo que muchos ya sospechaban: su hija mayor estaba al tanto de los enredos de su padre, pero parecía preferir mantenerse al margen de la controversia.
Lo que realmente desconcierta a los observadores es el silencio absoluto de la infanta Elena, a pesar de ser una de las figuras clave dentro de la familia real.
Mientras su hermano, el rey Felipe VI, mantiene una postura más reservada y controlada, Elena parece estar en una situación a medio camino, sin estar completamente dentro ni fuera del entorno real.
Fuentes cercanas aseguran que su relación con Felipe VI se ha enfriado con el tiempo, lo que solo ha aumentado el misterio que rodea su papel dentro de la Casa Real.
Aunque su vínculo con Juan Carlos I ha sido siempre cercano, la infanta Elena ha demostrado ser la principal aliada de la reina Sofía en los últimos años.
La periodista Nuria Tiburcio comentó que, desde pequeña, la infanta Elena siempre fue el apoyo emocional de su madre y su padre, quien se encargaba de consolarla cuando se sentía triste por no ser tan destacada académicamente como su hermana Cristina.
Esta cercanía con su padre no ha desaparecido con el tiempo, y se ha visto en varias ocasiones viajando a Abu Dabi para estar junto a él, o en eventos públicos donde su presencia ha sido inconfundible.
El apoyo de la infanta Elena hacia su padre ha sido evidente, incluso cuando se tomaron decisiones difíciles, como su exilio en los Emiratos Árabes.
De hecho, la infanta fue vista en varias ocasiones con su padre en celebraciones privadas, como en su 86º cumpleaños, lo que dejó claro que la relación entre ellos sigue siendo estrecha.
Además, a pesar de las críticas y las tensiones internas de la familia real, Elena ha estado en primera línea de apoyo tanto para su madre como para su padre, mostrando una lealtad que ha sorprendido a algunos.
Sin embargo, la relación de Elena con la Casa Real sigue siendo una incógnita. A pesar de ser una infanta de España, Elena ha sido excluida del organigrama oficial de la monarquía.
Su vida pública, muy alejada de las responsabilidades institucionales que caben a otras figuras de la familia real, ha estado centrada en causas benéficas y en eventos privados.
La periodista Laurence Debray, biógrafa de Juan Carlos I, reveló que Elena vive una situación “extraña”, ya que, aunque sigue siendo parte de la familia real, se encuentra alejada del centro de poder.
Esta división, según Debray, es un reflejo de la jerarquía interna y de los secretos que siguen rodeando a la familia.
El silencio de la infanta Elena ante los escándalos mediáticos y las entrevistas de Bárbara Rey podría explicarse por su conocimiento de la situación.
Elena siempre ha sido consciente de los affaires de su padre, y parece preferir mantenerse al margen, evitando ser arrastrada a las controversias públicas.
Algunos incluso sugieren que la infanta prefiere guardar silencio para proteger la imagen de la familia, a pesar de que esto la ha alejado de la Casa Real.
A pesar de los rumores y las tensiones internas, la infanta Elena sigue siendo una figura importante dentro del círculo cercano de la familia real.
Su vida privada, lejos de los focos, ha sido envidiada por algunos, pero también criticada por otros que aseguran que su posición de lealtad absoluta a su padre la ha convertido en una figura ambigua.
¿Es Elena una aliada leal de su familia, o simplemente una mujer atrapada en un silencio incómodo que no sabe cómo romper? Sólo el tiempo dirá.
Hoy, la infanta Elena celebra sus 61 años sin amores a la vista, rodeada de sus amigos y apoyando incondicionalmente a su padre, Juan Carlos I, en medio de un escándalo que parece no tener fin.
