La Princesa Leonor comienza una travesía de 22 días en el Juan Sebastián Elcano rumbo a Brasil, enfrentando desafíos y forjando lazos con sus compañeros mientras vive su intensa formación militar.
La Princesa Leonor ha comenzado una nueva etapa en su formación militar, embarcando en el buque escuela Juan Sebastián Elcano rumbo a Salvador de Bahía, Brasil, en una travesía que durará 22 días.
Este viaje, que marca un hito en su aprendizaje dentro de la Armada Española, es solo el comienzo de un largo recorrido por ocho países, donde la heredera al trono y sus compañeros de tripulación enfrentarán intensos retos tanto físicos como emocionales.
Antes de embarcar, la Princesa se despidió de los cientos de curiosos que acudieron al muelle de Las Palmas de Gran Canaria para presenciar su partida, con una actitud cercana y afable, saludando a todos los presentes.
Durante los últimos días en la isla, Leonor tuvo la oportunidad de reunirse con autoridades locales, como la alcaldesa de Las Palmas, Carolina Darias, y el delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, quienes le ofrecieron una cálida bienvenida.
Los momentos previos a su partida reflejaron la complicidad y el espíritu de equipo entre los guardiamarinas, incluyendo a la Princesa, quienes compartieron risas y miradas de apoyo mutuo.
Esta cercanía entre los jóvenes tripulantes es un aspecto clave de la experiencia, según la alférez marino Ida Blanco, quien destacó lo enriquecedor que resulta convivir juntos durante tanto tiempo.
En este contexto, el viaje no solo implica desafíos en la navegación, sino también la oportunidad de forjar fuertes lazos de amistad y aprendizaje.
El objetivo del crucero no es solo la navegación, sino también la formación de la Princesa Leonor en la vida militar, un proceso que comenzó con una fase de “Acogida, Orientación y Adaptación” y que ahora entra en su fase más desafiante, la de “aprendizaje”.
Durante los próximos 22 días, la Princesa y su tripulación se enfrentarán a las intensas pruebas de cruzar el Atlántico, con el objetivo de llegar a Salvador de Bahía el 14 de febrero.
Tras esta parada en Brasil, el Juan Sebastián Elcano continuará su recorrido hacia Montevideo, Punta Arenas, Valparaíso, Lima, Ciudad de Panamá, Cartagena de Indias, Santo Domingo y Nueva York, donde llegará a principios de junio.
Este viaje, que es solo una parte de un proceso de formación que durará varios meses, incluye una serie de actividades que desafían tanto la resistencia física como la capacidad de trabajo en equipo de los jóvenes guardiamarinas.
A medida que avanzan en la travesía, se enfrentan a las inclemencias del tiempo y a las exigencias de la vida en el mar.
Las imágenes más recientes de la Princesa Leonor muestran una pequeña “herida de guerra”: un moratón en su antebrazo, signo de las dificultades físicas que enfrenta durante las maniobras a bordo.
Aunque el origen de este moratón es incierto, se cree que puede ser resultado de alguna de las actividades deportivas que los guardiamarinas realizan a diario, combinadas con el trabajo y las guardias nocturnas.
El día a bordo del Juan Sebastián Elcano es intenso. La jornada comienza temprano, a las 6:45 horas, cuando los guardiamarinas se levantan para poner en orden sus literas, ducharse y desayunar.
Las clases, que abarcan tanto temas militares como académicos, se distribuyen a lo largo de la mañana y la tarde, con un pequeño receso antes del almuerzo.
Además de las clases, todos los días incluyen actividades físicas que son fundamentales para mantener la forma física en el exigente entorno del buque escuela.
El resto del día se organiza en tiempo libre para diversas actividades, como lectura, juegos de mesa o incluso salida a cubierta, donde los jóvenes pueden disfrutar de un momento de relajación.
La comida a bordo es preparada por un equipo especializado, y a las 22:30 horas llega el momento de descansar, a excepción de aquellos que tienen guardia nocturna.
Este intenso régimen de vida a bordo del Juan Sebastián Elcano no solo es una experiencia educativa, sino también una lección de vida para la Princesa Leonor, quien está viviendo una de las etapas más formativas de su vida, preparándose para liderar el futuro de España.
Este viaje, con sus desafíos y momentos de complicidad, está dejando huella en la joven heredera y en los demás miembros de la tripulación, quienes juntos forjarán recuerdos y amistades que perdurarán más allá de los mares que surcan.