El futbolista Mario Pineida y su pareja Gisela Fernández fueron asesinados a tiros en Guayaquil, generando conmoción en Ecuador y Perú.
En un trágico suceso que ha dejado a la comunidad conmocionada, Gisela Fernández, una empresaria peruana de 39 años, fue asesinada junto a su pareja, el futbolista ecuatoriano Mario Pineida, en un ataque armado en Guayaquil.
La noticia ha causado un revuelo en las redes sociales y en los medios de comunicación, donde amigos y familiares de las víctimas expresan su dolor y buscan respuestas ante esta tragedia.
Gisela, conocida por su carisma y su espíritu emprendedor, había migrado desde Perú a Ecuador hace años, donde había establecido un negocio de venta de celulares.
Se la recordaba como una joven alegre y trabajadora, que siempre estaba dispuesta a ayudar a quienes la rodeaban. “Ella era una madre ejemplar, llena de energía y amor por sus hijos.
Siempre estaba sonriendo y ayudando a los demás”, comenta un vecino que la conocía desde su infancia en Surco, Perú.
La relación entre Gisela y Mario Pineida, lateral del Barcelona SC, era bien conocida. Ambos compartían no solo su amor, sino también momentos de felicidad en familia.
“Ellos estaban juntos desde hace varios años, disfrutando de la vida y de su amor”, relata un amigo cercano. Sin embargo, la felicidad de la pareja se vio truncada de manera brutal cuando dos sicarios atacaron su vehículo en la zona norte de Guayaquil.
Los detalles del ataque son desgarradores. Testigos indican que los disparos resonaron en el aire, y en cuestión de segundos, la vida de Gisela y Mario se apagó. La madre de Gisela, quien reside en Ecuador, está devastada.
“Mi hija no tenía enemigos. No entiendo por qué esto le pasó. Ella solo quería vivir su vida y cuidar de sus hijos”, expresa con lágrimas en los ojos.

En los días previos a su asesinato, Gisela había recibido amenazas anónimas que la mantenían preocupada. “Ella estaba muy amenazada. Se confió, pensó que nada malo le pasaría”, señala un amigo que prefirió mantener el anonimato.
Las autoridades ecuatorianas han comenzado a investigar el crimen y han arrestado a dos sospechosos en relación con el ataque. Sin embargo, aún no se han esclarecido los motivos detrás de este brutal asesinato.
La policía ha revelado que Gisela había figurado como presidenta o gerente en tres empresas desde 2019, lo que podría estar relacionado con el móvil del crimen.
“Las amenazas que recibía podrían haber sido el motivo de este ataque. Estamos trabajando arduamente para esclarecer los hechos”, afirmó un portavoz de la policía.
Mientras tanto, la familia de Gisela se encuentra en medio de un profundo dolor, esperando justicia por la muerte de su hija. “No podemos creer que esto haya pasado.
Solo queremos que se haga justicia y que los responsables paguen por lo que hicieron”, clama su madre, quien aún no puede procesar la pérdida de su hija y de su yerno.
El impacto de este crimen ha resonado más allá de las fronteras de Ecuador y Perú. La comunidad peruana en el extranjero se siente vulnerable y preocupada por la seguridad de sus compatriotas.
“Es aterrador saber que algo así puede pasar. Gisela era una mujer trabajadora y dedicada a su familia. No merecía este destino”, comenta un compatriota en un foro de discusión.

Las redes sociales se han inundado de mensajes de condolencias y solidaridad hacia la familia de Gisela y Mario. Muchos piden justicia y exigen que las autoridades actúen con rapidez para esclarecer el caso.
“No podemos permitir que estos crímenes queden impunes. La vida de Gisela y Mario valía mucho más que esto”, se lee en uno de los muchos comentarios que circulan en las plataformas digitales.
La tragedia de Gisela Fernández y Mario Pineida subraya la necesidad de abordar la creciente violencia en la región.
Especialistas en seguridad advierten que la situación en algunos países de Latinoamérica se ha vuelto insostenible, y es crucial que se implementen medidas efectivas para proteger a los ciudadanos.
“El crimen organizado y la violencia están afectando la vida de muchas personas inocentes. Es hora de que los gobiernos tomen acciones decisivas”, sostiene un analista en un programa de noticias.
Mientras tanto, la comunidad sigue de luto y espera que se haga justicia. “No podemos olvidar a Gisela y Mario. Sus vidas fueron truncadas de manera injusta, y debemos recordarles y luchar por un futuro más seguro para todos”, concluye un amigo de la pareja.
La historia de Gisela y Mario es un recordatorio doloroso de la fragilidad de la vida y de la importancia de cuidar a quienes amamos en un mundo cada vez más violento.
