La tranquila mañana del 23 de junio de 2025 en Santo Domingo se convirtió en un torbellino de angustia y misterio cuando Zulinka Pérez, hija mayor del legendario cantante dominicano Ruby Pérez, fue encontrada inconsciente en su habitación.
Lo que al principio parecía un desmayo aislado pronto reveló una historia mucho más profunda, marcada por secretos familiares, documentos ocultos y una verdad forense que estremeció a toda la nación.

Eran las 10:42 de la mañana cuando la empleada doméstica de la familia descubrió a Zulinka sin conocimiento, recostada sobre la cama, con el pulso débil y signos de agotamiento extremo.
Al llegar los paramédicos, el aire del cuarto estaba cargado de una mezcla de perfume y lágrimas secas.
No había rastros de violencia ni medicamentos, solo una vela blanca encendida y un rosario que había pertenecido al propio Ruby Pérez.
Durante el traslado al hospital, la joven murmuraba entre suspiros palabras que dejaron helados a los médicos: “Papá… el forense… la tumba… no es lo que dijeron. ”
Las redes sociales no tardaron en estallar con titulares alarmantes: “Encuentran inconsciente a Zulinka Pérez, hija del merenguero Ruby Pérez”.
Algunos hablaban de estrés, otros de depresión, pero los rumores más persistentes apuntaban a algo mucho más siniestro: la reciente reapertura de la tumba de Ruby Pérez, autorizada por el Ministerio Público para una nueva revisión forense.
Días antes, un informe confidencial había sido entregado a la familia, cuestionando la versión oficial de la muerte del artista.
Dentro de la casa, las autoridades hallaron una nota escrita a mano por Zulinka: “A veces la verdad no nos libera… a veces solo nos rompe. ”
Sus palabras revelaban una carga emocional insoportable, un peso que, según familiares cercanos, había comenzado desde que tuvo acceso completo al nuevo informe forense del cuerpo de su padre.

El documento, según fuentes no oficiales, mencionaba la presencia de una sustancia desconocida y detalles que contradecían la causa original de muerte reportada en abril de 2025.
Aquella filtración provocó que Zulinka entrara en una espiral de ansiedad y silencio.
Nadie imaginaba que esa revelación la llevaría al borde del colapso.
Mientras la joven permanecía internada en el Hospital General Plaza de la Salud, los medios y fanáticos del merenguero encendieron velas frente al edificio, recordando con cariño al cantante que alguna vez dijo: “Zulinka es mi voz cuando yo me quedo sin palabras.
” La relación entre padre e hija siempre había sido especial, marcada por un amor profundo y una complicidad que ahora se convertía en el eje de un drama familiar que conmocionaba al país.
Sin embargo, el caso dio un giro inesperado cuando la hermana menor de Zulinka, al ingresar a la habitación para recoger algunas pertenencias, encontró una carta escrita por Zulinka el día anterior al incidente.
En ella, con letra temblorosa, la joven confesaba: “Papá, tu voz me sigue hablando en cada rincón de esta casa.
El informe que leí… no puedo ni escribirlo.
¿Por qué callaste hasta el final? Sé que tu silencio fue por amor, pero ahora yo soy la que lleva el peso.”

La carta también hacía referencia a una caja fuerte oculta en el estudio de Ruby Pérez.
Al revisar el lugar, la familia descubrió que efectivamente existía una pequeña caja empotrada detrás de una estantería de libros.
El abogado del cantante confirmó que Ruby había modificado su testamento en 2023 para incluir una cláusula sobre “documentos personales de naturaleza privada”.
A pesar de las sospechas, la familia decidió no abrirla hasta que Zulinka se recuperara.
Mientras tanto, la noticia de la carta y de la caja fuerte se filtró a los medios, alimentando teorías sobre una supuesta conspiración o encubrimiento en torno a la muerte del artista.
“Ruby tenía miedo.
Él sabía que alguien lo estaba presionando”, reveló una fuente cercana a la madre de Zulinka.
Algunos periodistas especularon que el merenguero había sido testigo de algo grave que nunca llegó a denunciar.
El informe forense, fechado el 22 de junio, un día antes del colapso de Zulinka, fue firmado por el doctor Eladio Gómez, del Instituto Nacional de Ciencias Forenses.

En él se confirmaba que, aunque la causa oficial de muerte de Ruby Pérez fue el colapso estructural de una discoteca, se hallaron signos de asfixia prolongada y complicaciones pulmonares previas, no un paro cardíaco como se había informado.
Ruby murió luchando por respirar bajo los escombros, y no de forma inmediata como se creía.
Esa revelación devastó a Zulinka.
“No fue un infarto. Fue el tiempo… el aire que no tuvo”, comentó una tía cercana a los medios.
El diagnóstico médico de Zulinka fue colapso emocional por shock traumático, lo que explicaba su desmayo y confusión al leer las palabras del informe.
El 24 de junio, tras recuperarse parcialmente, Zulinka aceptó conceder una entrevista exclusiva a la periodista Carla Mejía para el canal CDN37.
La conversación, grabada en privado, será emitida el 30 de junio bajo el título “Ruby: Lo que no se supo. ”
En ella, Zulinka romperá su silencio con una frase estremecedora: “Mi papá murió pidiendo aire. No fue su corazón. Fue el tiempo que estuvo bajo los escombros.”
El anuncio de la entrevista generó una ola de expectación.
Cadenas nacionales, medios digitales y figuras públicas expresaron su apoyo a la joven, quien pidió que su testimonio no se usara para crear polémica, sino para dar paz a la memoria de su padre.
“Quiero que mi verdad sirva para cerrar heridas, no para abrir nuevas”, dijo en una declaración reciente.
La noche del 30 de junio promete ser histórica.
El canal ha anunciado que transmitirá la entrevista sin cortes ni publicidad, precedida por un minuto de silencio en honor al merenguero.
En varias ciudades dominicanas, los fans planean reunirse en plazas públicas para ver el especial en pantallas gigantes, como si Ruby volviera a presentarse una vez más, esta vez a través de la voz de su hija.
Pero el cierre de esta historia no es solo trágico: también es esperanzador.
Zulinka ha anunciado la creación de la Fundación Musical Ruby Pérez, destinada a apoyar a jóvenes talentos de bajos recursos en República Dominicana.
“Él me enseñó que la música salva —afirmó—. Ahora me toca salvar a otros con lo que él me dejó.”
Así, entre lágrimas, verdad y legado, la familia Pérez intenta transformar el dolor en memoria y la tragedia en propósito.
Ruby Pérez, ícono eterno del merengue, no solo dejó canciones inolvidables, sino una herencia de amor, lucha y dignidad que su hija se ha prometido mantener viva.
En cada nota, en cada respiración, late la promesa de que su voz nunca será silenciada.