La tarde en los estudios de Televisa San Ángel estaba llena de una energía especial.
Lucero, la eterna novia de América, se preparaba para una entrevista que marcaría un antes y un después en la percepción pública de su relación con Manuel Mijares.
A sus 55 años, Lucero no solo conserva su carisma y talento, sino también una madurez que le permite hablar con sinceridad y profundidad sobre su vida personal, especialmente sobre el anillo de compromiso que Mijares le regaló hace más de dos décadas.
Durante la entrevista, Lucero contó cómo aquel anillo sencillo pero elegante, de oro blanco con un diamante que “no gritaba riqueza pero hablaba al oído todos los días”, ha permanecido guardado en un pequeño cofre de madera de Olinalá, envuelto en un pañuelo de seda bordado por su abuela.
Este anillo no es solo una joya, sino un símbolo cargado de respeto, amor transformado y familia.
Contrario a lo que muchos podrían pensar, Lucero nunca devolvió el anillo tras su divorcio en 2011.
“No porque lo quiera usar, sino porque representa mucho”, explicó.
Para ella, el anillo dejó de ser un símbolo de promesa romántica para convertirse en un testimonio de la historia que construyeron juntos, una historia que, aunque cambió de forma, sigue siendo valiosa y digna de ser honrada.
Lucero y Mijares se conocieron desde niños actores en los años 80 y, tras años de amistad, su relación se convirtió en un matrimonio que duró 14 años, con dos hijos en común.
A lo largo de ese tiempo compartieron éxitos, giras, novelas y la construcción de una familia.
Sin embargo, como sucede en muchas parejas, el amor evolucionó y ellos decidieron separarse sin dramas ni resentimientos, manteniendo siempre el respeto mutuo.
La cantante reflexionó sobre cómo su relación pasó de ser una pareja a convertirse en una familia que sigue unida, aunque de una manera diferente.
“Nunca dejamos de ser familia”, afirmó con serenidad, recordando que el respeto y la comunicación fueron clave para superar las dificultades y ofrecer a sus hijos un entorno sano y amoroso.
Uno de los aspectos más conmovedores de la entrevista fue la revelación de que Mijares estaba presente tras bambalinas, escuchando cada palabra y compartiendo su perspectiva.
Ambos coincidieron en que la relación que mantienen hoy es un ejemplo de madurez y evolución emocional, donde la amistad y el compañerismo han reemplazado la pasión romántica.
Mijares confesó que hizo grabar una inscripción diminuta en el interior del anillo que Lucero nunca había notado: “Siempre m…”.
Este mensaje simbolizaba su promesa de estar siempre presente, sin importar cómo evolucionara su relación.
Lucero se mostró conmovida por esta revelación, entendiendo que algunas verdades solo se revelan en el momento adecuado.
Lucero compartió que, tras la separación, ambos hicieron un pacto para proteger los recuerdos buenos y evitar que las heridas o el rencor afectaran a sus hijos.
Contó cómo explicaron a José Manuel y Lucerito, aún niños, que aunque ya no vivirían juntos, seguirían siendo una familia unida.
Su historia conjunta trasciende el divorcio: han realizado giras juntos, compartiendo escenario y disfrutando de la música que los unió.
“La magia está en que no fingimos”, explicó Lucero, destacando que su relación actual se basa en la autenticidad y el respeto.
El anillo, más que un objeto material, es un ancla que conecta a Lucero con un capítulo fundamental de su vida.
Ella relató cómo en momentos de nostalgia abre el cofre para recordar que hubo un tiempo en que dos jóvenes soñaron y lograron construir una historia de amor y familia.
Su hijo José Manuel también conoce el significado del anillo.
En una ocasión, antes de comprometerse, le pidió verlo para conectar con esa parte de la historia familiar.
Para Lucerito, la hija menor, el anillo es un símbolo que representa el amor transformado y las experiencias compartidas.
Lucero expresó que guardar el anillo no significa aferrarse al pasado, sino honrarlo.
Explicó que no se trata de un apego romántico sino de dignidad y respeto hacia la historia vivida.
“Uno no entierra un amor así, solo lo transforma”, afirmó con convicción.
Además, destacó que el amor tiene muchas formas y que la sociedad suele valorar solo el amor romántico que termina en “felices para siempre”.
Para ella, hay otros finales igual de hermosos y valiosos, como el que ella y Mijares han construido.
Más allá de su vida personal, Lucero habló sobre su constante reinvención artística.
A sus 55 años, sigue lanzando proyectos musicales, adaptándose a las nuevas tecnologías y plataformas digitales sin perder su esencia.
Su nuevo álbum, dijo, es un reflejo de las diferentes etapas del amor, nutrido por sus experiencias personales.
Su capacidad para evolucionar y mantenerse relevante es un ejemplo para muchas artistas que buscan adaptarse sin perder su identidad.
En un momento de la entrevista, Lucero ofreció un consejo para quienes atraviesan separaciones con hijos en común: recordar por qué se quisieron y mantener el respeto y la comunicación para proteger a los niños del dolor y el rencor.
Reconoció que cada historia es única, pero enfatizó que el rencor solo envenena y que los hijos merecen sentir que, aunque la forma cambió, siguen teniendo una familia.
La entrevista concluyó con un emotivo intercambio entre Lucero y Mijares, quienes reconocieron que su historia de amor sigue viva, aunque transformada.
El anillo y la partitura de “Corazón Salvaje”, canción de su boda, son símbolos que honran su pasado sin quedar atrapados en él.
Ambos coincidieron en que lo valioso no son los objetos, sino las historias y las personas que las recuerdan y honran.
Tras la emisión del programa, las redes sociales se llenaron de comentarios y reflexiones sobre la historia de Lucero y Mijares.
Miles de personas compartieron sus propias experiencias de amor transformado, mostrando que la historia de esta pareja ha tocado fibras sensibles en toda Latinoamérica.
Lucero publicó en Instagram la imagen del pequeño cofre de Olinalá, acompañado de una frase que resume la esencia de su relato: “Algunas historias no necesitan ser contadas para ser verdaderas. Algunas verdades no necesitan ser exhibidas para ser honradas.”
La historia del anillo de compromiso de Lucero y Mijares va más allá de un simple objeto; es una lección sobre la capacidad humana para transformar el amor, para respetar el pasado y construir nuevas formas de relación basadas en la madurez, el respeto y la sinceridad.
En un mundo donde las rupturas suelen ser escandalosas y llenas de resentimientos, su ejemplo ofrece una alternativa esperanzadora: el amor puede evolucionar y encontrar nuevas maneras de existir, sin perder su esencia ni su valor.
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