🔥 ¡Bomba! Imelda Tuñón Acepta Su Culpa en el Trágico Accidente de Su Esposo y Desata una Tormenta
Imelda Tuñón, viuda del fallecido cantante Julián Figueroa, ha dejado al país entero en shock tras confesar abiertamente su responsabilidad en el accidente que cambió para siempre la historia de su familia.
En una entrevista exclusiva que rápidamente se volvió viral, la joven madre y actriz dejó de lado la cautela y habló con una sinceridad brutal sobre lo ocurrido aquel día oscuro que terminó con la vida de su esposo, hijo del legendario Joan Sebastian y la actriz Maribel Guardia.
Durante meses, Imelda guardó silencio.
Las redes sociales se llenaron de conjeturas: algunos decían que había una tercera persona involucrada, otros aseguraban que Julián conducía bajo efectos de medicamentos, y muchos más apuntaban sin pruebas hacia una supuesta discusión previa con su esposa.
La falta de información concreta alimentó la especulación.
Pero ahora, con una sola frase, Imelda cambió todo: “Sí, fue culpa mía.
No fue intencional, pero fue mi responsabilidad”.
Según su relato, el día del accidente comenzaron con una discusión intensa en casa.
Julián, según dijo, atravesaba una etapa complicada emocionalmente, con altibajos y episodios de ansiedad que afectaban su carácter.
Imelda admitió que, en medio de la pelea, tomó decisiones impulsivas que desencadenaron una serie de eventos desafortunados.
“Le grité cosas que no debía.
Lo presioné para que saliera de la casa cuando claramente no estaba bien.
Me dejé llevar por el enojo.
Nunca pensé que esa pelea sería la última”, expresó entre lágrimas.
Minutos después de abandonar su casa, Julián tuvo el accidente.
Hasta ahora, los detalles habían sido cuidadosamente resguardados por la familia.
No se sabía si fue un accidente automovilístico, una caída o incluso algo más oscuro.
Pero Imelda aclaró que, aunque físicamente no estuvo presente en el lugar del incidente, su papel en lo que ocurrió fue determinante.
“No lo empujé, no lo toqué, pero lo empujé emocionalmente al límite.
Y eso también es una forma de responsabilidad”, declaró.
La confesión ha dividido al público.
Mientras algunos la critican por tardar tanto en decir la verdad, otros han salido a defenderla, asegurando que aceptar una culpa tan profunda no es algo fácil, y que su honestidad merece respeto.
En cualquier caso, la bomba ya fue lanzada, y susondas sísmicas no han dejado a nadie indiferente.
Además, Imelda aprovechó la entrevista para compartir cómo ha sido su vida desde la muerte de Julián.
Reconoció que la culpa la ha consumido día a día, y que durante mucho tiempo pensó en desaparecer del ojo público por completo.
“No podía verme al espejo.
Sabía que no lo maté, pero sentía que lo había empujado al vacío con mis palabras.
Ese peso no se va”, confesó.
También habló sobre su hijo, a quien ahora cría en solitario, y cómo ha intentado explicarle poco a poco lo ocurrido.
“Le digo que su papá era un hombre brillante, pero con demonios internos, y que mamá cometió errores que costaron caro.
No quiero que crezca con mentiras.
Él merece saber la verdad algún día”, dijo visiblemente afectada.
La reacción de la familia Figueroa no se hizo esperar.
Maribel Guardia, madre de Julián, emitió un comunicado breve pero contundente donde pide respeto para el proceso de todos los involucrados.
“Este no es un momento para juzgar, sino para sanar”, escribió.
Sin embargo, en los círculos más cercanos se rumorea que no todos están satisfechos con las palabras de Imelda, especialmente por lo que implican para la imagen pública de Julián.
Pero más allá del escándalo mediático, esta confesión abre una conversación profunda sobre las dinámicas emocionales en las relaciones, el impacto de la salud mental y la delgada línea entre la culpa y la tragedia.
Imelda no buscó excusas.
No intentó justificar sus actos.
Solo ofreció una verdad cruda que, aunque tardía, sirve como un cierre – o tal vez una nueva apertura – para una historia marcada por el amor, la pasión, el conflicto y el dolor.
Lo que está claro es que el nombre de Imelda Tuñón ya no será recordado solo como “la esposa de Julián Figueroa”, sino como la mujer que se atrevió a decir: “Sí, fue mi culpa”.
Una frase tan devastadora como valiente, que quedará grabada en la memoria colectiva por mucho tiempo.