Finalmente, Suset Quintanilla, hija de Abraham Quintanilla, ha roto el silencio para compartir los detalles más profundos y conmovedores que rodearon la muerte de su padre, el hombre que fue pilar fundamental en la familia Quintanilla y en el legado de la icónica cantante Selena.
Para la familia Quintanilla, el día del fallecimiento de Abraham Quintanilla comenzó como cualquier otro.
El sol brillaba, el cielo estaba despejado y la familia disfrutaba de momentos de tranquilidad y alegría.
Sin embargo, esa calma fue solo una ilusión.
La llamada de su hermano Ave Quintanilla fue el golpe inesperado que marcó el inicio de una tragedia que cambiaría sus vidas para siempre.
Suset recuerda con dolor cómo la voz quebrada de su hermano le comunicó la noticia devastadora: su padre había fallecido por un infarto fulminante.
La incredulidad y el shock se apoderaron de ella, pues aunque conocía la fragilidad de la salud de su padre, nadie estaba preparado para una despedida tan repentina y silenciosa.
Al llegar a la casa de su padre, Suset encontró un ambiente cargado de tristeza y nostalgia.
La presencia de Selena, la hija que Abraham perdió años atrás, parecía impregnar cada rincón del hogar.
Las fotografías, los objetos personales y los recuerdos hacían más palpable la ausencia de Abraham, quien había sido no solo un padre sino también el guardián del legado de Selena.
La madre de Suset, Marcela, estaba devastada, y la hija se convirtió en su sostén silencioso, compartiendo lágrimas y abrazos que expresaban un dolor profundo e irreparable.
En esos momentos, Suset comprendió que la familia Quintanilla había quedado incompleta, que la pérdida de Abraham era una herida que reabría el duelo por Selena y que la carga emocional era inmensa.

Suset reveló que en los meses previos a la muerte de Abraham, notó un cambio sutil pero significativo en su comportamiento.
Él estaba más callado, sus palabras eran más pausadas y reflexivas, como si se estuviera preparando para un adiós silencioso.
Abraham compartía con ella sueños recurrentes en los que veía a Selena, una señal que ahora Suset interpreta como una preparación para reunirse con su hija en el más allá.
En una de sus últimas conversaciones, Abraham le pidió que cuidara el legado de Selena, que protegiera su memoria y que no permitiera que su nombre fuera utilizado sin respeto.
Estas palabras no fueron simples consejos, sino instrucciones finales que reflejaban su preocupación y amor por la familia y el legado que había construido.
Lo que más dolió a Suset fue la rapidez y el silencio con que Abraham se fue.
No hubo tiempo para una despedida, ni última llamada, ni siquiera un “te quiero” final.
Los médicos confirmaron que el infarto fue fulminante y silencioso, dejando a la familia sin la oportunidad de prepararse para su partida.
Este vacío se ha reflejado también en la ausencia de anuncios oficiales sobre el funeral o velatorio, generando especulaciones y preguntas entre los seguidores y medios de comunicación.
La familia ha optado por mantener un silencio respetuoso, permitiéndose el tiempo necesario para procesar el duelo y encontrar la manera adecuada de despedir al hombre que fue el sostén de su historia.

La muerte de Abraham Quintanilla no solo representa la pérdida de un padre y esposo, sino también la continuación de un duelo que comenzó con la muerte de Selena.
Para Suset, la partida de su padre significa una responsabilidad aún mayor: proteger el legado de Selena y mantener viva su memoria frente a las presiones externas y el paso del tiempo.
El silencio que ahora envuelve a la familia Quintanilla es un reflejo del dolor profundo que sienten.
Las palabras no alcanzan para llenar el vacío que dejó Abraham, y cada miembro de la familia enfrenta la pérdida a su manera, unidos en el sufrimiento pero también en la fortaleza que les dejó su padre.
La historia de Abraham Quintanilla y su familia es una mezcla de amor, lucha, éxito y dolor.
La hija que finalmente habló ha dejado claro que, aunque la muerte ha cerrado un capítulo, el legado de Abraham y Selena sigue vivo en el corazón de quienes los aman.
Suset Quintanilla nos invita a entender que detrás de cada figura pública hay una familia que sufre en silencio, que las despedidas no siempre son fáciles ni claras, y que el amor y la memoria son los verdaderos lazos que mantienen unida a una familia, incluso después de la pérdida.