Raúl Castro confesó 60 años después: “Yo envié al Che Guevara, y no me arrepiento”
Raúl Castro, una de las figuras más influyentes de la Revolución Cubana y sucesor de su hermano Fidel en el poder, ha sido una figura clave en la historia de Cuba y en los eventos que definieron no solo a la isla, sino también a América Latina en el siglo XX.

Durante décadas, Raúl ha sido conocido por su pragmatismo y su carácter reservado, a menudo manteniendo un perfil bajo en comparación con la figura de su hermano Fidel.
Sin embargo, hace poco, Raúl rompió su silencio sobre uno de los eventos más cruciales de la Revolución Cubana: el envío del Che Guevara a Bolivia, un acto que fue clave en la historia de la revolución, pero que, al mismo tiempo, estuvo marcado por la controversia y la tragedia.
En una confesión sorprendente, Raúl Castro, a los 92 años, finalmente rompió el silencio que había mantenido durante más de seis décadas.
En una entrevista con un medio internacional, el exlíder cubano confesó sin reservas que fue él quien, en 1966, tomó la decisión de enviar a Ernesto “Che” Guevara a Bolivia, donde el guerrillero argentino intentó extender la Revolución Cubana en América Latina, pero terminó siendo capturado y ejecutado por el ejército boliviano en 1967.

“Sí, yo fui quien tomó esa decisión.
Fue una de las más difíciles, pero también una de las que más confiaba en ella”, afirmó Raúl, con la misma calma que siempre lo caracterizó, pero con una mirada que reflejaba la carga de los años y de las decisiones históricas que había tenido que tomar.
La decisión de enviar al Che Guevara a Bolivia fue un punto de inflexión en la Revolución Cubana.
Guevara, quien había sido uno de los más cercanos colaboradores de Fidel y Raúl, dejó Cuba en busca de expandir el foco revolucionario a otros países de América Latina, creyendo firmemente que la lucha armada era la única forma de lograr un cambio social en la región.
Sin embargo, el Che no contó con el apoyo suficiente en Bolivia, y su guerrilla fue rápidamente desarticulada por el ejército boliviano, con la ayuda de la CIA.

Raúl, quien en ese momento era ministro de las Fuerzas Armadas de Cuba, defendió su decisión de haber enviado al Che a Bolivia, a pesar de la trágica derrota y la muerte de Guevara.
“El Che era un hombre de principios.
Sabíamos que su lucha era por un ideal, pero también sabíamos que la situación en Bolivia era complicada.
A pesar de eso, creíamos que era necesario intentarlo.
El Che quería seguir luchando por la liberación de los pueblos, y yo no me arrepiento de haberle dado esa oportunidad”, dijo Raúl en la entrevista, con una mezcla de orgullo y dolor en su voz.
La confesión de Raúl sobre su papel en la muerte del Che Guevara es significativa, ya que a lo largo de los años, la figura de Guevara se convirtió en un símbolo de la lucha revolucionaria no solo en Cuba, sino en el mundo entero.
Sin embargo, su fracaso en Bolivia y su ejecución por el ejército boliviano representaron una de las mayores tragedias para los ideales de la Revolución Cubana, una derrota que muchos en la isla nunca lograron superar.
Raúl, al hablar de este episodio, también abordó las consecuencias de la muerte de Guevara en la Revolución Cubana y en la relación entre Cuba y otros movimientos de liberación en América Latina.
“El Che no solo fue un gran líder, sino también un amigo cercano.
Su muerte fue un golpe muy fuerte para todos nosotros.
Pero, al mismo tiempo, nos enseñó que la lucha no se puede librar solo por ideales.
Necesita un apoyo sólido, organización y condiciones adecuadas.
La muerte del Che nos hizo más conscientes de las dificultades de las luchas armadas”, expresó Raúl, reflexionando sobre las lecciones que la Revolución Cubana extrajo de esa experiencia.
La revelación de Raúl Castro ha generado un gran impacto en Cuba y en todo el mundo.
Si bien muchos ya sabían que el Che Guevara fue enviado a Bolivia por las autoridades cubanas, pocas veces se había escuchado una declaración tan directa y personal de alguien tan cercano al proceso revolucionario.
Raúl, a lo largo de su vida, se ha caracterizado por ser más discreto y pragmático que su hermano Fidel, quien era más público y combativo.
Sin embargo, esta confesión llega en un momento en que Raúl, ya retirado de la política activa, está dispuesto a dejar atrás algunas de las sombras de su pasado y compartir su visión sobre los eventos que marcaron el destino de Cuba y de toda América Latina.
Raúl Castro también recordó la relación profunda que tenía con el Che Guevara, no solo en el ámbito político, sino también en lo personal.
“El Che fue alguien con una visión única.
Lo que más admiraba de él era su dedicación a la lucha por la justicia social.
Siempre fue un hombre íntegro, sin miedo a enfrentarse a lo que fuera necesario para lograr sus ideales”, recordó Raúl con un tono melancólico.
A pesar de que muchos consideran que la muerte del Che representó el fin de una era para la Revolución Cubana, Raúl Castro defiende el legado de Guevara como un símbolo eterno de la lucha por la justicia, incluso si la lucha en Bolivia terminó en fracaso.
“El Che sigue siendo un ejemplo para nosotros, para los jóvenes y para cualquier persona que crea en la lucha por la libertad”, concluyó Raúl.
La confesión de Raúl Castro, 60 años después de los eventos que marcaron la vida del Che Guevara, es un recordatorio de las complejidades que implica la historia de la Revolución Cubana y de cómo las decisiones de los líderes pueden tener repercusiones históricas incalculables.
En la memoria colectiva de Cuba, la figura de Guevara sigue siendo un símbolo de lucha y sacrificio, y, con esta confesión, Raúl Castro ha puesto un punto final a una de las historias más debatidas y conmovedoras del siglo XX.