Don Francisco: La Leyenda que Trasciende la Televisión
Don Francisco, el icónico presentador que marcó la vida de millones de hispanohablantes cada sábado por más de cinco décadas, ha dejado una huella imborrable en la historia del entretenimiento.
Su rostro, que nos hizo reír, llorar y soñar, parece haberse desvanecido en el silencio, pero su legado sigue vivo. ¿Qué pasó realmente con él? ¿Dónde está ahora? Esta es la historia de un hombre que nos enseñó a nunca rendirnos, cuyo adiós dejó un vacío imposible de llenar.
:max_bytes(150000):strip_icc()/df-1962-c8b96a0180984745bcf79b79d05015c5.jpg)
Mario Luis Kreutzberger Blumenfeld, conocido mundialmente como Don Francisco, nació el 28 de diciembre de 1940 en Talca, Chile. Creció en el seno de una familia de inmigrantes judíos alemanes que sobrevivieron al régimen nazi.
Sus padres llegaron a Chile con la esperanza de construir una vida lejos del horror que habían dejado atrás. Este contexto marcó profundamente los valores de Mario, inculcándole la resiliencia, la importancia de la familia y el deseo de aprovechar cada oportunidad que la vida le presentara.

Desde joven, su padre, un talentoso sastre, le enseñó una ética de trabajo inquebrantable, mientras que su madre, amante de las artes, sembró en él el amor por el entretenimiento.
A pesar de que Talca era un lugar pequeño y tranquilo, Mario soñaba con mundos más grandes. Era un niño inquieto, curioso y lleno de imaginación, características que más tarde definirían su carrera.
En sus primeros años, Mario se interesó por el diseño textil, lo que lo llevó a Nueva York. Allí, tuvo su primer contacto con la televisión estadounidense, viendo programas como “The Ed Sullivan Show”.
Este encuentro despertó en él una fascinación que no pudo ignorar. Durante su estancia en Nueva York, se dio cuenta del potencial que tenía la televisión para conectar con las masas, algo que aún no existía en Chile.
Al regresar a su país, Mario se encontró con un panorama televisivo rudimentario. En 1962, con solo 22 años, nació “Sábado Gigante”, un programa que combinaba concursos, entrevistas y presentaciones musicales.
A pesar de enfrentar múltiples obstáculos y la incredulidad de muchos, Mario tenía una visión clara y una determinación inquebrantable. Adoptó el seudónimo de Don Francisco, un nombre que eligió por su cercanía con el público.
El formato de “Sábado Gigante” fue innovador para la época. Mario, como Don Francisco, no solo conducía el programa, sino que también interactuaba directamente con su audiencia. Su estilo irreverente y su capacidad para improvisar lo convirtieron en el alma del show. A medida que el programa ganaba popularidad, se convirtió en un espacio donde la gente podía olvidarse de sus problemas y disfrutar de un momento en familia.
A pesar del éxito, Mario trabajaba incansablemente, dedicando largas horas a cada episodio. Esto afectó su vida personal, especialmente su relación con su esposa Teresa Muchnik y sus hijos. Sin embargo, sentía una responsabilidad enorme hacia su audiencia y su equipo. Con el paso de los años, “Sábado Gigante” trascendió las fronteras de Chile y se convirtió en un fenómeno cultural en América Latina.

En la década de 1980, Don Francisco vio la oportunidad de llevar su programa a Estados Unidos, donde la creciente migración latina generaba demanda de contenidos que representaran su cultura.
En 1986, “Sábado Gigante” comenzó a transmitirse en Univisión, lo que significó un gran desafío para Mario. No solo tenía que adaptarse a un nuevo público, sino que también debía crear un programa que pudiera conectar con diversas culturas hispanas.
El éxito fue inmediato. “Sábado Gigante” se convirtió en un fenómeno cultural entre los latinos en Estados Unidos. Mario no solo era un presentador, sino un puente entre culturas y generaciones.
Su obsesión por la calidad y su perfeccionismo lo llevaban a jornadas interminables, a menudo sacrificando su tiempo personal. El programa evolucionó para satisfacer las demandas de una audiencia cada vez más diversa.
A pesar de los éxitos, la presión era enorme. Mario sabía que estaba construyendo un legado más grande que un simple programa de televisión. Integró causas sociales en “Sábado Gigante”, utilizando su plataforma para generar conciencia sobre temas como la inmigración y la educación.
Un ejemplo claro de su compromiso fue su papel en la Teletón Chile, una campaña anual para recaudar fondos destinados a niños con discapacidades.
El 19 de septiembre de 2015, “Sábado Gigante” llegó a su fin. La noticia fue un balde de agua fría para millones de televidentes que habían crecido viendo el programa.
Para Mario, el final no solo fue el cierre de una etapa profesional, sino un cambio profundo en su vida. Se encontró en el silencio de su hogar, lejos del bullicio que había definido su vida durante décadas.
En los meses siguientes, surgieron rumores sobre su estado de salud y su decisión de retirarse. Las redes sociales se llenaron de mensajes de preocupación y homenajes. Sin embargo, este periodo de retiro le permitió reflexionar sobre su legado y lo que realmente quería para su futuro. En 2016, reapareció en una Teletón en Chile, siendo recibido con una ovación de pie.
En 2021, Mario lanzó “Reflexiones con Don Francisco”, un nuevo programa en CNN en Español donde aborda temas profundos. Este proyecto marcó un cambio significativo en su carrera, mostrando a un Don Francisco más introspectivo y vulnerable. Su historia es un recordatorio de que incluso las leyendas necesitan detenerse, reflexionar y redescubrirse.
Aunque las luces de “Sábado Gigante” se apagaron, Mario Kreutzberger sigue vivo en el corazón de quienes lo admiran. Su legado es un testimonio de que, incluso cuando las cámaras dejan de grabar, el impacto de una vida vivida con pasión y propósito nunca desaparece.