La sorprendente verdad que Bárbara Rey no contó en su entrevista: ¿Qué escondían sus gestos?

Desglosamos con la ayuda de una experta la comunicación no verbal de Bárbara Rey en su entrevista: “Disfrutaba sentirse más deseada que la Reina Sofía”

Bárbara Rey se derrumba en un momento de la charla con Santi Acosta

La reciente entrevista de Bárbara Rey con Santi Acosta en Telecinco, en la que reveló detalles hasta ahora desconocidos sobre su relación con Juan Carlos I, ha sido el centro de atención de muchos.

En este revelador encuentro, la vedette ofreció una perspectiva inédita sobre su vida privada, confirmando rumores que llevaban años circulando sobre su vínculo con el exmonarca, al tiempo que desvelaba su propia versión de los hechos.

Sin embargo, más allá de sus palabras, la psicóloga y experta en comunicación no verbal, Lara Ferreiro, ha desentrañado lo que Bárbara realmente estaba diciendo con sus gestos, su mirada y su lenguaje corporal.

Desde el inicio de la entrevista, Bárbara Rey mostró una postura defensiva, como si se sintiera acorralada.

Su lenguaje corporal inicial fue contundente, con una actitud agresiva y una postura rígida.

Según Ferreiro, su mirada “felina” y su expresión facial revelaban que la vedette no estaba dispuesta a ceder ante las preguntas del entrevistador.

A lo largo de su discurso, Bárbara utilizaba las manos a la altura del pecho como un “escudo protector”, indicativo de que estaba lista para defenderse.

Sin embargo, esta coraza inicial se fue desmoronando cuando Bárbara comenzó a recordar su infancia en Totana, su lugar de origen.

En esos momentos, su lenguaje corporal pasó de la dureza a la vulnerabilidad, mostrando una profunda tristeza y un sentimiento de desprotección que parecía provenir de su relación con su padre.

Ferreiro señala que, al hablar de su juventud, Bárbara cambió completamente, mostrando una emoción que contrastaba con la fuerza de su inicio.

 

 

Bárbara Rey en Marbella en el año 1998

Al hablar de su relación con Juan Carlos I, la expresión corporal de Bárbara cambia nuevamente, y se nota la pasión en su discurso. “Su cara se torna erótica, y su mirada felina indica que esa relación estaba cargada de una sensualidad palpable”, explica Ferreiro.

Según la experta, Bárbara parecía disfrutar al hablar de la atracción y el deseo que sentía al saber que el Rey la deseaba más que a la Reina Sofía.

Este detalle, que no fue verbalizado explícitamente por la vedette, quedó claro gracias a su lenguaje corporal y su actitud seductora.

Sin embargo, a pesar de la pasión que había en su relación con el monarca, también se percibe que Bárbara no estaba completamente satisfecha.

Ferreiro apunta que la relación no pareció ser un bálsamo para sus heridas emocionales, y su lenguaje corporal reflejaba una mujer marcada por el dolor de experiencias previas.

Aunque se sintió especial al ser deseada por el Rey, las cicatrices de su vida personal, incluida su relación con su exesposo Ángel Cristo, parecían pesar más que cualquier otro logro que pudiera haber alcanzado en su vida profesional.

Bárbara se mostró más vulnerable cuando habló de Ángel Cristo. Ferreiro señala que, al recordar a su exmarido, su lenguaje corporal cambió drásticamente. La vedette dejó ver una profunda tristeza y una sensación de dolor aún no superado.

“Cuando habla de su ex marido, su comunicación verbal cambia completamente, mostrando una sinceridad que no suele ser habitual en ella”, observa Ferreiro.

Este momento de vulnerabilidad también se hace evidente cuando Bárbara habla de su deseo de ser madre, una parte de su vida que no se pudo cumplir como ella lo había soñado.

Sin embargo, cuando la vedette aborda el tema de su infidelidad con el Rey, su comunicación no verbal parece indicar que no estaba siendo completamente honesta.

“Cuando dice que no fue infiel a Ángel Cristo con Juan Carlos I, hay señales claras de que está mintiendo, ya que baja la mirada y realiza microgestos que delatan su falta de sinceridad”, afirma la psicóloga.

 

 

Lo que dice el lenguaje no verbal del reencuentro de los Eméritos: sin afectividad y Sofía reclamando su puesto

La ruptura con el monarca también está marcada por una fuerte carga emocional. Al relatar cómo terminó su relación con Juan Carlos, Bárbara mostró gestos de incomodidad, como torcer la boca y morderse la lengua.

Ferreiro interpreta estos gestos como señales de que Bárbara no quería recordar esos momentos, aunque la situación le resultara dolorosa.

Las pausas largas que hacía al contar cómo Juan Carlos le hablaba de sus otras relaciones, como la que mantenía con Marta Gayà, también son indicativas de una gran incomodidad.

La experta concluye que Bárbara quería comunicar que, aunque su silencio era importante, no todo lo que guardaba era positivo, y que sus palabras, muchas veces, quedaban sin decir para proteger su imagen y su autoestima.

El episodio de las fotografías, en el que se involucran a sus hijos y el Rey, fue otro momento clave en la entrevista.

Según Ferreiro, cuando Bárbara aseguró que no obligó a sus hijos a posar para las fotos, su lenguaje corporal reflejaba cierto arrepentimiento.

Aunque intentaba mantener que su actuación fue correcta, el gesto de culpa visible en su rostro sugería que, en su interior, no estaba completamente convencida de sus propias decisiones como madre.

Al final, la psicóloga concluye que Bárbara Rey, a través de sus gestos y su lenguaje corporal, dejó claro que si pudiera retroceder en el tiempo, no habría elegido la misma relación con Juan Carlos I.

A pesar de que hubo momentos de pasión y deseo, las cicatrices emocionales que dejó esa relación parecen haber sido más profundas de lo que Bárbara pudo admitir verbalmente.

Lo que sus gestos no dijeron, y lo que su lenguaje corporal dejó entrever, da una nueva perspectiva sobre una de las historias más complejas de la realeza española.

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