“A sus 71 años, Humberto Zurita conmueve al público con una confesión llena de ternura: tras años de guardar silencio y vivir con el recuerdo de Christian Bach, el actor admite que volvió a abrir su corazón. Habla del proceso que lo llevó a sanar y de la persona que le devolvió la sonrisa.”
Durante décadas, Humberto Zurita ha sido uno de los grandes galanes del cine y la televisión mexicana.
Actor de rostro sereno, voz profunda y mirada introspectiva, ha interpretado a héroes, villanos y hombres complejos.
Pero detrás de los personajes, hubo un hombre marcado por una historia real de amor y pérdida: su vida junto a Christian Bach, con quien compartió más de tres décadas de matrimonio hasta su fallecimiento en 2019.
Durante años, Zurita se refugió en el silencio, el trabajo y la familia. Parecía que el amor ya no tenía lugar en su vida.
Pero ahora, a sus 71 años, el actor ha decidido abrir su corazón y compartir su verdad: volvió a enamorarse.
“No pensé que me volvería a pasar. Creí que el amor ya era una historia cerrada para mí.”
I. La soledad después de Christian Bach
La muerte de Christian Bach, su esposa y compañera de vida, fue un golpe devastador.
Zurita siempre habló de ella con respeto y admiración, y su duelo fue largo y discreto.
“Fue la mujer de mi vida. Nos amamos profundamente, y su partida me dejó un vacío imposible de llenar.”
Durante ese tiempo, el actor se concentró en su trabajo y en sus hijos, Sebastián y Emiliano Zurita, quienes se convirtieron en su principal apoyo.
Pero detrás de la calma aparente, vivía un profundo dolor.
“Aprendes a convivir con la ausencia. No la superas, simplemente la aceptas.”
II. El inicio de una nueva historia
Con el paso del tiempo, el destino quiso darle otra oportunidad.
Zurita conoció a la actriz Stephanie Salas, con quien ya compartía una amistad de años, pero fue apenas hace tres que su vínculo tomó un rumbo diferente.
“Nos reencontramos en un momento de mucha calma, cuando ninguno buscaba nada. Simplemente, la vida nos juntó.”
Lo que empezó como una amistad entre colegas se transformó en algo más profundo.
“Fue algo natural, sin buscarlo. No hubo un plan, ni una intención. Simplemente, cuando estás listo, el corazón se abre solo.”
III. El miedo y la esperanza
Zurita admite que al principio tuvo miedo de amar de nuevo.
“Sentía culpa. Pensaba que estaba traicionando la memoria de Christian. Pero luego entendí que el amor no se reemplaza, se transforma.”
La madurez le dio una nueva perspectiva sobre la vida y los afectos.
“Amar otra vez no borra el pasado. Al contrario, lo honra. Si amas con verdad, también respetas lo que fue.”
Con Stephanie, dice, ha encontrado tranquilidad y compañerismo.
“Ella llegó a mi vida sin ruido, sin presiones. Me acompaña, me escucha, me da paz. Eso, a mi edad, vale más que cualquier cosa.”
IV. La reacción de su familia
Los hijos de Zurita, Sebastián y Emiliano, han sido un pilar fundamental en esta nueva etapa.
Lejos de los prejuicios, ambos han apoyado la relación de su padre.
“Mis hijos me dijeron algo que me hizo llorar: ‘Papá, mamá siempre quiso verte feliz’. Y eso me dio fuerza para seguir adelante.”
Esa bendición familiar fue el impulso que necesitaba para dar el paso y volver a creer en el amor.
V. Un amor maduro y sereno
A diferencia de las pasiones de juventud, Zurita define esta nueva historia como un amor tranquilo, sincero y sin pretensiones.
“A esta edad no buscas llenar vacíos, buscas compartir la vida. Quieres alguien con quien caminar, no alguien que te rescate.”
También reflexiona sobre la importancia de amar sin culpa.
“Los amores no compiten. Cada uno ocupa su lugar. Lo que viví con Christian fue único, y lo que vivo ahora es distinto, pero igualmente valioso.”
VI. La lección del tiempo
El actor asegura que estos años le han enseñado a valorar lo simple: un café compartido, una caminata, una conversación.
“Cuando pierdes tanto, aprendes que la vida no se mide en años, sino en momentos. Y que si alguien llega a darte uno más, ya es ganancia.”
A los 71, Zurita se siente pleno y agradecido.
“He llorado, he reído y he amado. Pero sobre todo, he aprendido a estar en paz. Y esa paz es el mayor amor que uno puede tener.”
VII. Epílogo: volver a amar sin olvidar
La confesión de Humberto Zurita no es una historia de reemplazo, sino de renacimiento.
De cómo, incluso después del dolor más profundo, el corazón puede volver a abrirse.
“La gente cree que cuando amas de nuevo es porque olvidaste. Y no es así. Yo no olvido, pero también merezco seguir viviendo.”
Con serenidad, el actor cierra su reflexión con una frase que resume toda una vida:
“El amor no muere, solo cambia de forma.
Y mientras haya alguien que te mire con ternura, la vida sigue teniendo sentido.”
