LA BELLA VENGANZA NAZI DE UNA BELLEZA DE 18 AÑOS: Dita Kraus – La chica que escapó dos veces del campo de concentración de Auschwitz, a la que sus enemigos tuvieron que rendirse ante su resiliencia
Dita Kraus, nacida como Edith Polachová el 12 de julio de 1929 en Praga, Checoslovaquia, soportó los horrores inimaginables del Holocausto cuando era una joven judía. Deportada al gueto de Theresienstadt y más tarde a Auschwitz y Bergen-Belsen, enfrentó el hambre, la brutalidad y la pérdida, pero emergió como un símbolo de resiliencia.
Como “bibliotecaria” del bloque infantil en el campo familiar de Theresienstadt en Auschwitz, conservó un destello de esperanza para los niños. Su supervivencia y sus sutiles actos de desafío, que culminaron en una vida reconstruida después de la guerra, reflejan un espíritu perdurable. Este análisis, para entusiastas de la historia, explora el viaje de Dita, su papel en los campos y su silenciosa venganza a través de la supervivencia y el legado.
Dita creció como hija única de Elisabeth y de un padre anónimo en Praga, una ciudad rica en cultura judía.
Su abuelo, Johann Polach, senador socialdemócrata del Parlamento Nacional Checoslovaco, le inculcó un sentido de deber cívico. Sus padres la apodaron “Dita”, nombre que se convirtió en sinónimo de su valentía. Cuando Adolf Hitler fue nombrado canciller alemán el 30 de enero de 1933, Dita tenía sólo tres años y no era consciente de la tormenta que se avecinaba.

A finales del verano de 1938, la anexión de Hitler de los Sudetes, una región defensiva clave de Checoslovaquia, señaló un peligro creciente. La familia Polach consideró la emigración, pero las políticas globales restrictivas limitaron las opciones para los refugiados judíos.
El 15 de marzo de 1939, la Alemania nazi ocupó los territorios checos restantes, estableciendo el Protectorado de Bohemia y Moravia. Rápidamente siguieron leyes antijudías, que despojaron a los judíos de sus derechos y medios de vida. En medio de esta opresión, el centro juvenil Hagibor en Praga, dirigido por Fredy Hirsch, un atleta judío alemán y sionista, ofreció a Dita y a otros niños un refugio para jugar y aprender.
Theresienstadt: un atisbo de esperanza en medio de la desesperación
En noviembre de 1941, Reinhard Heydrich estableció el gueto de Theresienstadt en Terezín, una ciudad fortaleza utilizada como “gueto modelo” propagandístico. Dita y sus padres fueron deportados allí en noviembre de 1942.
El superpoblado gueto carecía de agua, electricidad y privacidad, y hombres y mujeres se alojaban en barracones separados. Dita dormía en el suelo dentro de las murallas, luchando contra las chinches, las pulgas y el hambre.
Los presos de entre 14 y 65 años fueron obligados a trabajar, mientras que los ancianos recibían un 60% menos de alimentos que los trabajadores. Fredy Hirsch, como jefe del Departamento de Infancia y Juventud, organizó actividades para mantener la moral, creando una apariencia de normalidad para niños como Dita.
La vida en Theresienstadt era dura, pero Dita encontró un propósito en los programas de Hirsch, que fomentaban la educación y la comunidad. Sin embargo, el gueto sirvió como estación de paso hacia los campos de exterminio. El 26 de octubre de 1942, el primer transporte de Theresienstadt a Auschwitz transportaba a 1.866 personas; sólo 247 fueron registrados como prisioneros, mientras que 1.619 fueron gaseados a su llegada.
Auschwitz: el bloqueo y el desafío de los niños
En diciembre de 1943, Dita y sus padres fueron deportados al campo familiar Theresienstadt (BIIb) de Auschwitz-Birkenau, establecido el 8 de septiembre de 1943 con fines propagandísticos.
Albergó a unos 18.000 judíos de Terezín entre 1943 y 1944 y permitió que las familias permanecieran juntas, a diferencia de otros campos, pero las condiciones siguieron siendo brutales: hambre, palizas y escasez de agua.
Los 32 barracones de madera del campo, antiguos establos para caballos, albergaban a 300 prisioneros cada uno, con estrechas aberturas para ventilación. Las comidas consistían en un plato de sopa al mediodía y pan con margarina o mermelada aguada por la noche.
Dita, entonces de 14 años, se convirtió en la “bibliotecaria” del Bloque Infantil (Cuartel 31), dirigido por Fredy Hirsch. Hirsch persuadió a las autoridades del campo para que permitieran el bloqueo, argumentando que mantenía a los niños ocupados mientras los padres trabajaban.
Consiguió comida extra, pasó lista en el interior y calefacción, y aplicó una higiene estricta para combatir los piojos.
Dita gestionaba una pequeña colección de libros de contrabando, ofreciendo a los niños un refugio a través de cuentos y aprendizaje. Este papel, aunque pequeño, fue un acto silencioso de resistencia, para preservar la humanidad en medio de la deshumanización.
En febrero de 1944, la resistencia de Auschwitz descifró “SB6”, que significa “tratamiento especial” o gaseamiento después de seis meses. El 8 de marzo de 1944, 3.800 prisioneros del transporte de septiembre, entre ellos Hirsch, fueron asesinados en las cámaras de gas. Dita, que llegó en diciembre, sabía que su tiempo era limitado. En mayo de 1944, Josef Mengele, el famoso “Ángel de la Muerte”, realizó selecciones para trabajadores. Dita fue elegida para trabajar, salvándola de una muerte inmediata. El campo familiar fue liquidado en julio de 1944 y 7.000 personas fueron gaseadas; Dita y otras 3.000 personas fueron enviadas a campos de trabajo como los subcampos de Stutthof y Neuengamme.
Bergen-Belsen y la liberación
En marzo de 1945, cuando la guerra se acercaba a su fin, los subcampos de Neuengamme fueron evacuados debido a las catastróficas tasas de mortalidad.
Dita y su madre fueron trasladadas a Bergen-Belsen, donde las condiciones eran terribles: hacinamiento, enfermedades y hambre. El 15 de abril de 1945, la 11.ª División Blindada británica liberó el campo y proporcionó comida y ropa. Dita y Elisabeth sobrevivieron, pero Elisabeth murió poco después debido al costo del cautiverio. El padre de Dita había fallecido antes, probablemente en Auschwitz.
La venganza de Dita no fue violenta sino profunda: sobrevivió y recuperó su vida contra el intento de los nazis de destruirla. Al regresar a Praga, conoció a Otto Kraus, un compañero superviviente. Se casaron en 1947, se mudaron a Israel en 1949 y criaron a tres hijos, encontrando la felicidad a pesar de sus cicatrices. Otto falleció en 2000, pero Dita siguió compartiendo su historia, especialmente a través de sus memorias.Una vida retrasada.
Legado de resiliencia
El papel de Dita como “bibliotecaria” y su supervivencia encarnan la resistencia a través de la resistencia y la esperanza. El Bloque de los Niños, bajo el liderazgo de Hirsch, desafió la brutalidad nazi educando mentes jóvenes. Su historia, preservada a través de sus escritos y testimonios, desafía la narrativa del victimismo pasivo, destacando el poder de los pequeños actos en el genocidio.
Los historiadores ven a Dita como un símbolo de la resiliencia juvenil, y su custodia de los libros una metáfora de la salvaguardia de la cultura. Su vida de posguerra (formar una familia y compartir su historia) sirve como un triunfo silencioso sobre la ideología nazi.
El viaje de Dita Kraus desde su infancia en Praga hasta la supervivencia de Auschwitz y Bergen-Belsen refleja una valentía extraordinaria. Su papel en el Bloque Infantil y su supervivencia fueron actos de desafío, su vida después de la guerra un testimonio de la recuperación de la humanidad. Para los entusiastas de la historia, la historia de Dita insta a recordar a las víctimas del Holocausto y celebrar su resiliencia. Su legado nos inspira a preservar la esperanza y la cultura, garantizando que tales atrocidades sean enfrentadas y nunca se repitan.